El diseñador de los trasplantes de cabeza promete una vida eterna (pero a millonarios y astronautas)
El director del Grupo de Neuromodulación Avanzada de Turín, Sergio Canavero, se atribuye parte del éxito de la operación realizada recientemente en China por el equipo del doctor Xiaoping Ren para conectar una cabeza con un cuerpo ajeno. Aunque se estuvo operado a un cadáver (o, propiamente hablando, a dos), el científico considera comprobado que esta clase de operaciones es viable en personas con vida.
El caso chino confirmaría, en su opinión, que cuando el cerebro esté muerto, la conciencia aún puede sobrevivir, mediante una cirugía, durante otros 40 años. El costo de esta clase de operaciones oscila en torno a los 10 millones de euros. Este elevado precio es un tema que suele subrayar en sus conferencias y sus comentarios a los medios. "China financió todo, de la A a la Z", ha confesado ahora en una entrevista con TASS.
Después el primer éxito, los caminos se dividen
"Lo más importante en el trasplante de la cabeza es la conexión de la médula espinal, y esa es mi técnica", ha asegurado el neurofisiólogo. El resto del protocolo quirúrgico en el experimento chino fue completamente diferente de lo que él tenía pensado. En el quirófano se pudo establecer, por ejemplo, la manera de mantener la voz del paciente cuando la cabeza es de una persona, mientras que la garganta proviene de otra.
Canavero ha pronosticado que a continuación los su camino y el de la ciencia china se dividirán. "China busca ayudar a las personas que se encuentran en condición desesperada, sin plantearse el objetivo de desarrollar métodos para alcanzar una vida inmortal", ha explicado.
El italiano, en cambio, sí se plantea esta misión. Por este motivo, está decidido a lanzar un nuevo proyecto, bautizado como BRAVE (siglas de 'Вrain anastomosis venture', en español, 'Proyecto de anastomosis cerebral').
"El problema en el trasplante de cabeza proviene de los riesgos para el sistema inmune, pero el trasplante del cerebro no implica este problema", sostuvo. "Y ello abre la puerta a la vida eterna, porque injertar el cerebro de una persona de edad en un cuerpo joven conllevaría el rejuvenecimiento celular".
Competencia "amistosa" con los rusos
En este sentido, el científico italiano prevé una competencia "amistosa" con los neurofisiólogos rusos, que buscan dotar con un cerebro humano a un cuerpo artificial, mecánico. El denominado proyecto Avatar -anunciado por un magnate mediático ruso- espera hacerlo posible antes del 2025, mientras que Canavero tiene programado implantar un cerebro humano en un cráneo humano dentro de los próximos 5 años.
El científico confiesa algo que ni siquiera había mencionado antes de la operación en China: que su auténtico objetivo era trasplantar el cerebro. "Cualquier neurocirujano diría que es imposible. Y ahora asumo toda la responsabilidad para decir que sí es posible", ha asegurado Canavero prometiendo una próxima serie de publicaciones al respecto.
La 'bomba nuclear' de la cirugía
El italiano reiteró que no descarta definitivamente la posibilidad de dirigir el trasplante de cabeza al paciente ruso con atrofia muscular Valeri Spiridónov, suspendida desde el año pasado. Su condición es que tanto el financiamiento provenga de Rusia como la base legal para encontrar un donante se conforme en este país. Si se efectúa en China, el donante será chino y el paciente, en su opinión, también debería ser chino.
No descarta que la falta de dinero sea el principal obstáculo tanto para injertar cabezas como cerebros y que esta se convierta en una tecnología 'solo para ricos'. "Yo solo soy un experto técnico, hablo sobre qué y cómo se puede hacer, pero, es la sociedad —y no yo— quien debe tomar una decisión: si utilizarla o no", ha asegurado. Ha comparado esta decisión con el tema de energía atómica: "La aprovechas con fines pacíficos o confeccionas una bomba nuclear".
Canavero asegura que el pensamiento de quiénes pueden permitirse esta clase de intervenciones no puede ser parado. También cree que la tecnología que desarrolla puede contribuir a la colonización del espacio.
"Sabemos que existen otros planetas, mientras que la Tierra no es eterna", ha señalado en sus declaraciones a TASS. Los viajes interplanetarios durarían mucho tiempo y "no se puede mandar a una persona que moriría en este viaje". La única receta fiable para un escenario así sería el 'reemplazo' de cuerpos.