La escalada de tensión en la frontera entre Siria y Turquía desembocó el pasado martes en el anuncio de una intervención militar turca sobre el enclave kurdo de Afrín, en territorio sirio. "No hay otra opción", sentenció el ministro de Defensa turco, Nurettin Canikli. Este sábado Turquía ha lanzado un nuevo bombardeo contra las milicias kurdas en Siria un día después del ataque realizado en la región de Afrín.
Según la información procedente de la zona a través del canal de televisión Haber Turk, el enfrentamiento se ha producido desde la zona fronteriza, en la provincia turca de Hatay, y las fuerzas kurdas han respondido lanzando varios misiles en dirección al país vecino.
Es el despertar de una batalla que podría dañar indefinidamente las relaciones entre Turquía y EE.UU.
Turquía critica la ambigüedad de EE.UU.
El último aumento de la hostilidad entre ambos países se registró tras el anuncio de EE.UU. de armar y entrenar a 30.000 efectivos pertenecientes a milicias kurdo-sirias para habilitar una nueva fuerza y desplegarla en las fronteras con Turquía e Irak. Poco después, el Gobierno norteamericano negó que su intención fuese construir una fuerza fronteriza y argumentó que se trataba de un malentendido, en un aparente intento de calmar la ira turca. Sin embargo las declaraciones beligerantes de Ankara continuaron hasta materializarse en la operación militar llevada a cabo este viernes.
A este respecto, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, declaró: "Es lamentable que un Estado que es parte de la OTAN y nuestro aliado en las relaciones bilaterales declare a los terroristas como su socio y les proporcione armas, sin preocuparse por nuestra seguridad".
La postura de Rusia en la zona
El enclave kurdo de Afrín se encuentra cerca de la base aérea rusa de Jmeimim, que está protegida por sofisticados sistemas de defensa aérea S-400. La adyacente provincia de Idlib, así como la propia localidad de Afrín, perteneciente a la provincia de Alepo, está ciertamente al alcance de sus misiles tierra-aire.
Por lo general, Moscú ha sido cauteloso con las acciones turcas en el norte de Siria, instando a respetar la integridad territorial del país devastado por la guerra. Pero para mantenerse seguro esta vez, Ankara necesita mantener al Ejército ruso actualizado sobre cada paso que da, y hacer todo lo posible para evitar incidentes peligrosos.