Antes de que finalice el mes de abril de 2018, Venezuela tendrá nuevo presidente. Una elección enmarcada en un diálogo gobierno-oposición que, por primera vez desde que gobierna el chavismo (1999), podría terminar en un acuerdo de convivencia política firmado por ambas partes.
Desde inicios de diciembre de 2017, el Gobierno de Venezuela y voceros de los partidos opositores realizan una serie de rondas de negociaciones, en República Dominicana, sobre la base de una agenda de seis temas:
- Soberanía de Venezuela.
- Cronograma electoral y garantías electorales.
- Convivencia pacífica y reconocimiento de la Asamblea Nacional (AN; el Parlamento), de mayoría opositora, y de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), convocada por el presidente Nicolás Maduro y electa por ocho millones de venezolanos.
- Garantías económicas.
- Canal humanitario.
- Liberación de los encarcelados.
Pero más allá de ese diálogo y la negociación, el periodista y escritor Aram Aharoniam considera "al menos extraño" que los acuerdos no proyecten el período 2019-2025, es decir, en el que gobernará el próximo Jefe de Estado de esta nación que posee las mayores riquezas petroleras del planeta.
Gane quien gane, explica el también fundador de Telesur, "el cuadro de equilibrio y la correlación de fuerzas no será alterado sustancialmente", eso quiere decir que las posiciones políticas y sociales que se confrontan en la actualidad, seguirán en conflicto.
Por esa razón, cree que "las elecciones presidenciales no son una solución, sino solo una estación en el camino. Lo necesario es construir un esquema de convivencia y cohabitación para el período 2019-2024, más allá de quien gane las elecciones de este año".
Dilema opositor
En entrevista a este medio, Aharoniam dijo que en cualquier lugar del mundo, un cuadro de hiperinflación, desabastecimiento, crisis económica y social, "presagiaría un escenario favorable a la oposición. Pero no en Venezuela".
Los partidos políticos que adversan al chavismo, señala el periodista, "están descolocados, desestructurados y fracturados", y con ese contexto "debe decidir si participa o no de los comicios. Y desde ya resulta difícil imaginar un llamado unitario que convoque a la abstención".
Por otra parte, detalló que en Venezuela existen franjas muy importantes de la población que no están seguras de romper con la dirigencia gubernamental, "ya que sostienen vínculos estrechos de identificación, atención y compromiso".
Tillerson de gira
El periodista de origen uruguayo opina que otro elemento que complica el escenario político de Venezuela es la injerencia del gobierno de Donald Trump.
De forma particular mencionó las más recientes declaraciones del Secretario de Estado Rex Tillerson, quien antes de su gira por América Latina dijo que esperaba un "cambio pacífico" en el país suramericano y que "muchas veces el Ejército es el agente de cambio".
Caracas reaccionó de inmediato con un pronunciamiento de toda su cúpula militar, en el que "rechaza de manera radical tal deplorables declaraciones" y ratificaba su "apego a la Constitución y lealtad a Maduro".
Aram Aharoniam dijo que para EE.UU. mantener el conflicto con Caracas redunda en mantener la desestabilización hasta el desgaste final del chavismo.
"Por eso habló de la renuncia de Maduro o de un golpe militar. Tillerson no habló de una intervención directa en Venezuela, con tropas propias o de terceros países. Cuidado: Tillerson es un hombre que sí entiende bien, es de negocios petroleros", detalló el escritor.
La región
Consultado sobre los anuncios de gobiernos como los de Colombia y Argentina, que adelantaron que no iban a reconocer los resultados de las presidenciales, Aharoniam observa que estos gobiernos siguen la misma línea discursiva de Washington.
"Una línea que en la región manejan el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, y su posible sucesor, el hoy canciller mexicano Luis Videgaray", indicó el periodista.
Refiriéndose a Colombia, dijo que "hablar de Venezuela le sirve para desviar la atención de su propia crisis política, económica y social", mientras que al Gobierno de Argentina, le funciona para "disputar al gobierno de facto de Brasil el liderazgo subregional, pero su frente interno se va deteriorando muy rápidamente".
¿Firmar o no firmar?
En cuanto a los avances de las negociaciones entre el gobierno y la oposición, el fundador de Telesur aseveró que la existencia de tendencias muy disímiles en la oposición hacen muy cuesta arriba llegar a un acuerdo final.
"Los voceros de la oposición no pueden hablar de un acuerdo, porque precisamente no se han puesto de acuerdo entre ellos. Hay grupos que quieren participar en las elecciones, otros que quieren abstenerse", pero a cualquiera de esos grupos, puntualizó, "les falta un candidato potable, creíble y unitario".
Chavismo o Madurismo
Por último, el periodista Aharoniam apunta que el mayor riesgo que corre el partido de gobierno –Partido Socialista Unido de Venezuela-PSUV– es que no tiene "renovación y menos aún oportunidad de discrepar, debatir".
Además, abordó uno de los temas más espinosos en el debate interno de la izquierda venezolana al señalar que, en su opinión, "el chavismo, estructurado sobre los principios y valores del presidente Hugo Chávez, está siendo invisibilizado, y lo que existe en la actualidad es un madurismo montado sobre el chavismo, tratando de echarle la culpa de la crisis al gobierno anterior".
Ernesto J. Navarro