El establecimiento de los contactos diplomáticos entre EE.UU. y Corea del Norte, así como la planificación de la próxima reunión entre el presidente estadounidense, Donald Trump, y el líder norcoreano, Kim Jong-un, ha sido posible gracias a los esfuerzos de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), informa el diario The New York Times, citando a fuentes familiarizadas con el tema.
Las negociaciones estuvieron a cargo del exjefe de la CIA, Mike Pompeo, quien esta semana fue designado como nuevo secretario de Estado, en reemplazo de Rex Tillerson. La decisión de la Casa Blanca de usar canales de inteligencia, en lugar de los canales diplomáticos para comunicarse con los norcoreanos refleja la influencia de Pompeo, y la decadencia del Departamento de Estado en la preparación de la "reunión más arriesgada" en muchos años, señala el diario.
Asimismo agrega que el nuevo secretario de Estado mantenía contacto con los representantes de Corea del Norte a través de un canal establecido entre la CIA, su contraparte norcoreana, la Oficina General de Reconocimiento, y el Servicio de Inteligencia Nacional de Corea del Sur.
"Una de las apuestas diplomáticas más audaces"
Esta "profunda participación" de Pompeo ayuda a explicar el momento de la destitución de Tillerson, porque después de haber aceptado la propuesta de una reunión de Kim Jong-un, quería contar con un secretario de Estado que compartiera sus puntos de vista, dijeron las fuentes.
Tillerson fue uno de los primeros defensores de iniciar contacto diplomático con Pionyang, pero a menudo "apresuraba los hechos", lo que molestaba al jefe de la Casa Blanca. "Si bien una reunión entre Trump y Kim sería una de las apuestas diplomáticas más audaces de los últimos años, fue orquestada en gran medida por los servicios de inteligencia de los tres países", aclara The New York Times.
Además señala que no es la primera vez que la CIA ha participado en una misión diplomática "delicada" con Corea del Norte, ya que en el 2014, el director de Inteligencia Nacional, James Clapper, viajó en secreto al país asiático para negociar la liberación de dos ciudadanos estadounidenses.