Extraña decisión: Medios de EE.UU. desenmascaran 'sin querer' al topo del FBI en la campaña de Trump
Tras dos semanas de crecientes especulaciones sobre la existencia de un supuesto 'topo' del FBI en la campaña de Trump, y a consecuencia de "algunas decisiones muy extrañas" de los mayores medios de comunicación en EE.UU., ha salido a la luz el nombre del informante secreto del Buró, escribe el periodista Glenn Greenwald, de The Intercept.
Se trataría de Stefan Halper, un exoficial de la Casa Blanca y profesor de Cambridge que acumula un largo historial de colaboración con la Inteligencia estadounidense y británica y que estuvo involucrado en un escándalo de espionaje durante la década de 1980.
"El mayor escándalo político de todos los tiempos"
En las últimas semanas, varios republicanos han acusado al FBI de utilizar un informante para vigilar la campaña de Trump durante las elecciones de 2016. El propio presidente se unió al debate el viernes por la mañana, aseverando que, de resultar ciertas estas informaciones, sería "el mayor escándalo político de todos los tiempos".
Reports are there was indeed at least one FBI representative implanted, for political purposes, into my campaign for president. It took place very early on, and long before the phony Russia Hoax became a “hot” Fake News story. If true - all time biggest political scandal!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) 18 мая 2018 г.
En respuesta, portavoces del Departamento de Justicia y del FBI, si bien no negaron la acusación central, advirtieron que desvelar el nombre del informante pondría en peligro su vida y la de los demás, así como la seguridad nacional estadounidense.
La revelación
The New York Times y The Washington Post publicaron el viernes artículos en los que afirmaban que el FBI había utilizado un informante para obtener información de George Papadopoulos y de Carter Page, asesores de Trump en su campaña electoral de 2016.
Aunque ambos medios se remitían a las exigencias del FBI para no nombrar al informante, proporcionaron tantos detalles sobre él que hizo que fuera extremadamente sencillo saber exactamente quién es, señala Greenwald.
Por ejemplo, The New York Times describió al informante del FBI como "un académico estadounidense que enseña en Reino Unido" y que "contactó a fines de aquel verano con" George Papadopoulos y "se reunió repetidamente en los meses siguientes con el otro ayudante, Carter Page". The Washington Post también dijo que era un "profesor estadounidense retirado" que se reunió con Page "en un simposio sobre la carrera por la Casa Blanca celebrado en una universidad británica".
La publicación de esos materiales hizo completamente obvio quién era el informante del FBI, ya que este jueves The Daily Calller publicaba un artículo sobre un veterano agente de la CIA que es ahora profesor de Cambridge y que se reunió varias veces con Papadopoulos y Page. El artículo, en su párrafo inicial, nombró a Stefan Halper y lo describió como "un profesor de la Universidad de Cambridge con contactos con la CIA y el MI6".
Quién es Halper
Stefan Halper sirvió como oficial de la Casa Blanca en las Administraciones de Nixon, Ford y Reagan. El académico mantiene vínculos con la CIA y el MI6 desde hace mucho tiempo y hasta se vio envuelto en un escándalo de espionaje durante la década de los 80 que involucró a dos presidentes.
En concreto, durante las elecciones de 1980 estuvo a cargo de un grupo de agentes de la CIA encargados por la campaña de Reagan para espiar a la Administración Carter. Los espías pasaban información clasificada sobre la política exterior de Carter a los funcionarios de campaña de Reagan y, según los informes, estaban bajo la dirección del exdirector de la CIA, y luego candidato a vicepresidente, George H.W. Bush.
No tan "ultrasecreto"
Por lo tanto, a pesar de las afirmaciones del FBI, el informante utilizado en 2016 para recopilar información sobre la campaña de Trump "no era un activo ultrasecreto previamente desconocido cuya exposición como agente podría poner en peligro vidas", sino todo lo contrario: sus décadas de trabajo para la CIA, incluido su papel "en una operación de espionaje obviamente poco ética o incluso criminal durante la campaña presidencial de 1980", son bastante conocidas públicamente, denuncia Greenwald.
El periodista se pregunta también por qué los dos diarios optaron por proporcionar tantos detalles sobre el informante del FBI mientras "fingían tímidamente que obedecían las exigencias de la agencia de no nombrarlo".
Si estos periódicos creían en las advertencias del FBI de que la vida del informante y la seguridad nacional corría peligro de revelarse su identidad, no deberían haber publicado ningún detalle que pudiera facilitar su exposición. Si, por el contrario, creían que el FBI solo estaba invocando falsas justificaciones de seguridad nacional para ocultar injustamente información al público, deberían haberlo nombrado, opina Greenwald.