El asesinato de la joven profesora española Laura Luelmo ha causado una fuerte consternación en su país. Sentimientos de rabia y frustración se mezclan con el horror del crimen y con la inmensa tristeza de una pérdida irreparable. Mientras su perfil de Twitter, aún abierto, se va llenando de condolencias y sentidos mensajes de despedida, diferentes equipos de investigación se coordinan para aclarar lo sucedido. De momento, han procedido a la detención de un sospechoso que ha confesado haber perpetrado ese crimen durante un interrogatorio al que le sometió la Guardia Civil.
El impacto de la noticia ha vuelto a sacudir la conciencia sobre la gravedad de los casos en los que la violencia sobre las mujeres produce tragedias como ésta. El propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, tras expresar su "profundo pesar" a los familiares y amigos de Laura Luengo, se refirió a la violencia machista como "una realidad que ensucia nuestro país". Y bajo el hashtag '#LauraSomosTodas' se agrupan en las redes sociales mensajes diversos, que van desde la protesta indignada contra la violencia machista hasta las palabras de apoyo a los seres queridos.
Laura Luelmo, de 26 años, se había instalado hacía dos semanas en la localidad de Campillo (en la provincia de Huelva, al sur de España), tras incorporarse como profesora sustituta de Plástica al Instituto de Enseñanza Secundaria Vázquez Díaz, en el cercano municipio de Nerva. Era su primer trabajo tras aprobar la oposición.
Intensa búsqueda y triste hallazgo
El pasado miércoles día 12 salió de su casa durante la tarde probablemente para hacer deporte. Cuando se denunció su desaparición, varios agentes de la Guardia Civil registraron su domicilio y comprobaron que faltaba ropa de deporte, unas zapatillas, sus llaves, el teléfono móvil y un pequeño monedero. Un registro de sus llamadas telefónicas establece que a las 16.00 horas de ese mismo día hizo la última, a su pareja.
Tras cinco intensas jornadas de búsqueda infructuosa por parte de las autoridades, fue un vecino de Campillo el que encontró su cuerpo, bocabajo y semidesnudo, en una zona de matorrales, entre jaras altas y arbustos.
Poco después, las investigaciones certificaban la identidad de la víctima y la alcaldesa de la localidad confirmaba ante los medios de comunicación que el cuerpo hallado era efectivamente el de la joven maestra. Por el estado en que se halló el cadáver, los investigadores no tardaron en concluir que su muerte había sido provocada violentamente.
Sospechoso detenido
La Guardia Civil procedió este martes a la detención del primer –y hasta el momento único– sospechoso: Bernardo Montoya, un vecino que vive en la casa situada frente a la de la víctima. Se trata de un hombre de 50 años que cuenta con un amplio historial delictivo.
En diciembre de 1995, Montoya ingresó en prisión para cumplir una condena de 17 años y nueve meses por el asesinato de una anciana. En 2009, quebrantó un permiso penitenciario y al año siguiente reingresó en prisión voluntariamente. Terminó de cumplir su condena en marzo de 2015, pero tan solo tres meses después fue condenado de nuevo a dos años y 10 meses por robo con violencia, por lo que ha estado encarcelado hasta hace unos meses.
En un primer momento, se especuló con la posibilidad de que el autor del crimen fuera el hermano gemelo del ahora detenido, que mató una mujer de 35 años en el año 2000, por lo que pasó 15 años en prisión. Este antecedente y la cercanía de su vivienda con la de la víctima –ya que comparte casa con su hermano– alimentaban las sospechas. Sin embargo, las autoridades confirmaron que se encontraba en prisión en el momento en el que Laura fue asesinada, por lo que se descartó su implicación.
Una maestra con vocación y talento
Laura Luelmo era profesora y enseñaba lo que más le gustaba: artes plásticas. Una dedicación para la que parecía tener un talento natural.
En la primavera de 2016, una serie de "caricaturas cervantinas" dibujadas por ellas figuraron en el Museo de la Biblioteca Nacional Española.
Fue en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Salamanca donde descubrió y desarrolló sus dotes como dibujante, pintora, caricaturista y retratista.
En su perfil de Instagram pueden verse varias de sus obras. Dibujos y pinturas se intercalan con fotografías hechas durante sus frecuentes viajes.
Hoy sus redes sociales se han convertido en un lamento colectivo a su pérdida, impulsado por la rabia de un feminismo combativo del que la propia Laura formaba parte.
Su último mensaje en Twitter, precisamente, era una ilustración elaborada especialmente para las manifestaciones del Día Internacional de la Mujer:
Y uno de sus últimos retuits, de un mensaje de 2015, aparece en su perfil como una triste premonición:
"Te enseñan a no ir sola por sitios oscuros en vez de enseñar a los monstruos a no serlo, ese es el problema", podía leerse en un mensaje que aludía precisamente a la lacra social que finalmente se ha cobrado su vida, sumiendo de nuevo en la tristeza y la rabia a un país entero.
David Romero