Islas Kuriles, principal escollo para un acuerdo de paz entre Rusia y Japón: Todo sobre la disputa
Este 22 de enero el primer ministro de Japón, Shinzo Abe, se reune en Moscú con el presidente de Rusia, Vladímir Putin. Un día antes de ese encuentro, fuentes gubernamentales niponas han declarado a la agencia japonesa Kyodo que Tokio estudia la posibilidad de firmar un acuerdo de paz con Moscú a cambio de la devolución de la isla de Shikotan y las pequeñas islas de Habomai, porque su petición para que le devuelvan las cuatro islas Kuriles del Sur —incluidas Kunashir e Iturup— no tendría éxito.
¿Es verdad que Rusia planea entregar algunas de las islas Kuriles a Japón? ¿Por qué ambos países quieren controlar esas ínsulas? ¿Siempre han sido rusas? RT contesta a las preguntas básicas sobre esos territorios en disputa y el desarrollo del prolongado conflicto por su soberanía.
¿Dónde están las islas Kuriles y cuántas son?
Las islas Kuriles se encuentran en el mar de Ojotsk, entre la península rusa de Kamchatka y la isla japonesa de Hokkaido. Sus 56 islas e islotes forman parte de la provincia de Sajalín (Lejano Oriente de Rusia) y se estima que acogen a alrededor de 20.000 personas.
Las Kuriles del Sur son las islas de Shikotan, Iturup, Kunashir y Habomai, una veintena de islas e islotes inhabitados. Japón las llama Territorios del Norte y considera que forman parte de la prefectura de Hokkaido, que Rusia habría ocupado de manera ilegal.
¿A qué país pertenecían?
La exploración de las islas Kuriles por rusos y japoneses comenzó a mediados del siglo XVII, cuando aparecieron las primeras constancias escritas sobre su historia. Allí vivían indígenas de la etnia ainu, que también habitaban otras islas japonesas.
Tras su colonización y varios enfrentamientos armados, en 1855 los imperios de Rusia y Japón firmaron un documento que demarcó este territorio por primera vez. En función de aquel tratado, Japón se quedó con las islas sureñas de Shikotan, Iturup, Kunashir y Habomai y las otras, situadas más al norte, se convirtieron en territorio ruso: la isla de Sajalín permaneció como terreno no dividido.
En 1875, ambos países firmaron un nuevo acuerdo: Rusia entregó a Japón todas las islas Kuriles a cambio de Sajalín. Después de la guerra rusojaponesa (1904-1905), los nipones vencieron y se quedaron la parte sur de esa ínsula.
¿Cómo terminaron siendo parte de Rusia?
Tokio se alió con la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial y en la Conferencia de Yalta, celebrada entre los países que luchaban contra Adolf Hitler en febrero de 1945, la Unión Soviética se comprometió a intervenir en la contienda contra Japón a cambio de recuperar las islas Kuriles y la parte sur de Sajalín.
El 8 de agosto de ese año la URSS declaró la guerra contra Japón y al día siguiente emprendió acciones militares. Las tropas soviéticas derrotaron el Ejército japonés y a principios de septiembre controlaron todas las Kuriles. El 2 de septiembre de 1945, Japón firmó la capitulación y aceptó la Declaración de Potsdam, que limitaba la soberanía del imperio de Japón a las islas de Hokkaido, Honshu, Kyushu, Shikoku y las islas menores.
Como así entraron en vigor las decisiones tomadas en Yalta, Rusia considera que es uno de los resultados de la Segunda Guerra Mundial que no son objeto de revisión. Por este motivo, considera ilegal cualquier reclamación japonesa sobre esos territorios.
En 1951, Japón firmó el Tratado de Paz de San Francisco, en el que admitió su pérdida de soberanía en el sur de Sajalín y las Kuriles. El tratado recibió el apoyo de 49 países, pero la URSS lo rechazó porque no reiteraba su derecho a esos territorios.
Años después, la URSS propuso devolver a Japón la isla de Shikotan y las Habomai a cambio de obtener garantías de que no alojaran bases militares de otros países. Al respecto se mostró en contra Estados Unidos, que amenazó con establecer en esos lugares su propia soberanía si Japón aceptaba el dominio soviético en Iturup y Kunashir.
En 1956, Japón y la URSS firmaron una declaración que puso fin al estado de guerra entre ambos países y Moscú aceptó entregar a Tokio Shikotan y Habomai después de la firma de un tratado de paz, algo que a día de hoy aún no se ha hecho realidad.
Aunque Japón ratificó esa declaración, posteriormente abandonó su implementación y reclamó la devolución de las restantes islas Kuriles del Sur —Iturup y Kunashir— antes de la firma del tratado de paz, en función del Tratado Bilateral de Comercio y Fronteras que el país nipón firmó con Rusia en 1855.
¿Por qué Japón sostiene que deben ser suyas y para qué las necesita?
Las autoridades japonesas insisten en que no tomaron las Kuriles del Sur por la fuerza en ningún momento y afirman que, al desatar una guerra contra Japón, la URSS violó el Pacto de Neutralidad que ambas partes firmaron el 13 de abril de 1941 y Tokio mantuvo durante la Segunda Guerra Mundial.
Por este motivo, la postura de los japoneses es que los miembros de la coalición contra Hitler no tenían fundamento para privar a Japón de las Kuriles. Además, Tokio recuerda que la URSS no firmó el Tratado de Paz de San Francisco y, en función de ello, Moscú no debe emplear ese acuerdo para fundamentar la base jurídica de sus reclamaciones.
Las Kuriles desempeñan un gran papel en la política interior de Japón —la cuestión de su devolución llegó a ser parte de su identidad nacional— y, aunque no poseen grandes reservas de petróleo o gas, a su alrededor hay mucha fauna y la pesca es un sector importante de la economía japonesa. Además, científicos rusos indican que en la isla de Iturup hay un yacimiento de renio, un metal raro que se utiliza en la fabricación de dispositivos electrónicos y aeroespaciales.
¿Cuál es la postura de Rusia?
Los rumores de que Rusia puede ceder ante las exigencias de Japón y entregar las Kuriles suelen circular antes de las reuniones de alto nivel entre representantes de ambos países, pero en ningún momento Moscú ha admitido esa posibilidad. El pasado 14 de enero, el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, fue tajante al respecto: "La soberanía de las islas está fuera de discusión, son territorio de Rusia".
"El reconocimiento de los resultados de la Segunda Guerra Mundial no es un ultimátum ni son condiciones previas. Es un factor inevitable e inherente en el sistema internacional moderno. Japón, como miembro de Naciones Unidas, firmó y ratificó la Carta de la ONU, que contiene el Artículo 107, que establece que todos los resultados de la Segunda Guerra Mundial son inquebrantables. Por lo tanto, no exigimos nada; simplemente, pedimos que las acciones prácticas de nuestros vecinos japoneses cumplan con sus obligaciones en virtud de la Carta de las Naciones Unidas, la Declaración de San Francisco y otros documentos", declaró Lavrov durante su rueda de prensa anual dos días después.
Cabe destacar que esa entrega potencial de las Kuriles a Japón por el hecho de que Rusia las adquirió como resultado de la Segunda Guerra Mundial plantearía un precedente peligroso, ya que la URSS adquirió la provincia de Kaliningrado del mismo modo y, en teoría, Alemania también podría reclamar sus derechos sobre ese territorio. Por este motivo, cuando Moscú aborda el tema de las islas solo se refiere a una potencial transferencia, no a su devolución, así que permanecerán bajo jurisdicción rusa en cualquier caso.
A esta situación también se suma el aspecto geopolítico. Algunos analistas opinan que Rusia no quiere el despliegue de buques de EE.UU. en el mar de Ojotsk —donde Moscú posee submarinos estratégicos— o que Washington instale bases militares en las islas entregadas, como sucedió en Europa del Este después de la retirada de las tropas soviéticas.