Rohaní: "Irán está en guerra económica y psicológica con EE.UU y sus aliados"

El presidente de Irán, Hasán Rohaní, ha denunciado que Estados Unidos está librando una "guerra económica y psicológica" contra su país, debido a la negativa de Teherán a seguir mostrándose sumiso ante Washington como solía ocurrir antes de la Revolución Islámica de 1979.

"Hoy estamos nuevamente en una batalla con el firme enemigo de la nación iraní", dijo Rohaní este miércoles durante un discurso. Según el mandatario, el objetivo de Washington es que el país persa vuelva a ser como antes del derrocamiento de la dinastía Pahlaví encabezada por el sah Mohammad Reza Pahleví –al que apoyaban el Reino Unido y EE.UU.– y la instauración de la República islámica actualmente vigente.

VIDEOS, FOTOS: El centro de Teherán se llena para conmemorar el 40.º aniversario de la Revolución Islámica

"Continuaremos en el camino del progreso, la independencia y la libertad", manifestó. "Irán está en guerra económica y psicológica con EE.UU. y sus aliados. Su objetivo es derrocar al gobierno, pero su deseo no se hará realidad", agregó.

En su discurso Hasán Rohaní también dijo que la Administración estadounidense ha manifestado en secreto su voluntad de entrar en negociaciones, si bien el presidente subrayó que esa opción "no es posible", ya que la intención de Washington es "retrasar a Teherán a hace 40", a la era anterior a la Revolución islámica.

Las tensiones entre Teherán y Washington resurgieron después de que el pasado mes de mayo el presidente estadounidense, Donald Trump, retirara a su país del acuerdo nuclear iraní firmado en 2015 entre el Grupo 5+1 (Francia, el Reino Unido, China, Rusia, EE.UU. y Alemania) con Teherán, que estipuló el levantamiento de una serie de sanciones contra Irán a cambio de su compromiso de no desarrollar ni adquirir armas nucleares.

Trump calificó dicho tratado de "horrible y unilateral", porque —dijo— "no ha traído la paz" y "nunca lo hará", razón por la que estableció nuevas sanciones contra la República Islámica. Los demás firmantes del acuerdo —Reino Unido, China, Francia, Rusia y Alemania— condenaron esa medida y se han mantenido fieles a lo estipulado.