Mientras la Audiencia Nacional trata de esclarecer los detalles y depurar las responsabilidades de una supuesta campaña policial y mediática dirigida contra Podemos y Pablo Iglesias desde 2016, aparecen indicios que varias de las operaciones investigadas podrían haber sido articuladas desde el propio Ejecutivo español, en la etapa en la que gobernaba el Partido Popular (PP).
Recientemente, Iglesias ha manifestado además que el Partido Socialista "no puede" acabar con las prácticas ilícitas en la cúpula del Gobierno y ha insistido en que "las cloacas del Estado siguen funcionando para mentir".
Dentro, pero al margen del Estado de derecho
La periodista Patricia López, del diario Público, investiga desde hace años este lugar oscuro y oculto en el entramado de funciones que cumplen las distintas instituciones españolas, instrumentalizadas en distintas ocasiones para favorecer ilícitamente los intereses de ciertos grupos, y perjudicar a otros.
López afirma que este fenómeno "se forjó a finales del franquismo, con la creación de un nuevo modelo económico, político y social" y asegura que "funcionarios del Estado a todos los niveles, desde responsables económicos a abogados y policías", se ven implicados en su funcionamiento.
La periodista explica que lo que se llaman "cloacas del Estado" puede definirse como una red clientelar y de relaciones que actúa dentro del Estado de derecho, pero al margen del Estado de derecho", y dice además que "se está demostrando" que su existencia es lo que ha permitido "que se taparan un montón de casos de corrupción que se han ido sucediendo a lo largo de la historia de España".
"El Partido Popular lo potencia extremadamente"
López explica que el funcionamiento de estos sistemas ocultos existe desde el principio de la democracia, y señala que "el PP lo potencia extremadamente a partir de su llegada al Gobierno".
A este respecto, recuerda algunos hitos, como "cuando la exministra de Defensa y exsecretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, se reúne en la sede nacional del partido con el excomisario José Manuel Villarejo para pedirle que empiece a limpiar la operación Gürtel".
"Luego, dentro del Gobierno –continúa narrando la investigadora–, comenzarán otros encargos, como el que se ha hecho contra Podemos y Pablo Iglesias, con falsos informes del grupo de delincuencia económica de la Policía". López también menciona los informes "que se hicieron contra los independentistas catalanes o contra la familia Pujol, que también fueron falsos".
Una democracia al descubierto, desnuda
La periodista resume el reciente caso de la supuesta campaña contra Podemos y Pablo Iglesias, señalándola como un ejemplo en el que se ve muy fácilmente el funcionamiento de este tipo de estrategias: "Se hace un supuesto informe de la UDEF [Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal, dependiente de la Policía Judicial], pero que en realidad no es un informe policial".
Después, tal como explica López, "se pasa a unos periodistas –que siempre podrán decir que se lo ha dado un policía, aunque ellos saben perfectamente que eso no es un informe de la UDEF–; y una vez publicado, una organización –que en este caso era de ultraderecha, el sindicato Manos Limpias–, pone una denuncia". A continuación, según indica la investigadora, "empieza un circuito difamatorio que los políticos aprovechan para montar una campaña contra sus adversarios".
Para Patricia López, este tipo de procedimientos deja a la democracia "completamente al descubierto, desnuda; deja al Estado de derecho en pañales", ya que, como ella misma argumenta, "los protectores del Estado de Derecho, los que tienen como misión y obligación cuidarlo, ejecutarlo y hacer que se cumpla, lo que hacen es vulnerarlo".
En ese sentido, la investigadora recuerda que "la diferencia que hay entre una organización criminal y la mafia es precisamente esa, que la mafia utiliza las instituciones del Estado".
Implicaciones personales: David contra Goliath
"Al principio no sabía dónde me estaba metiendo", confiesa López, recordando la etapa inicial de sus investigaciones. "He recibido amenazas, querellas y me han intentado detener", asegura la periodista, que sin embargo expresa cierta satisfacción al señalar: "Al hacer balance, veo que el que está en la cárcel es el comisario Villarejo, que yo no he perdido una sola querella, que está imputado el que fue el número dos de la policía junto una decena de comisarios, que está saliendo a la luz también la cloaca periodística… así que el balance no es malo".
No obstante, reconoce que enfrentarse a estos niveles de corrupción con las armas simples de la investigación periodística, se parece al enfrentamiento de "David contra Goliath".