Las autoridades ecuatorianas han inventado quejas sobre el supuesto "mal comportamiento" de Julian Assange mientras se encontraba asilado en la Embajada de Ecuador en Londres como pretexto para entregar al fundador de WikiLeaks a la Policía británica, ha declarado su abogada, Jennifer Robinson, a Sky News el domingo.
La letrada aseveró que Quito presentó estas "escandalosas acusaciones" para desviar la atención pública y "justificar el acto ilícito y extraordinario de permitir que la Policía ingrese a una embajada".
El día de la detención del periodista australiano, la ministra del Interior ecuatoriana, María Paula Romo, se quejó de que el personal de la Embajada en Londres tuvo que tolerar "cosas como que el señor Assange ponga heces fecales en las paredes de la Embajada y otro tipo de comportamiento de esta naturaleza que está largamente alejado del respeto mínimo que un huésped puede tener".
Además, transcendió que supuestamente habría dejado la ropa interior sucia en el lavabo y no limpiaba los platos. Anteriormente, el personal de la Embajada se había quejado de que el fundador de WikiLeaks escuchaba música a todo volumen y paseaba en monopatín por la noche en el salón de la legación diplomática.
Robinson afirmó que todas esas acusaciones "no son verdad" y agregó que la actitud de Ecuador hacia Assange cambió drásticamente a peor después de que Lenín Moreno se convirtiera en presidente.
El gobierno de Moreno se ocupó de que la vida de Assange fuera más difícil en sus últimos dos años en la Embajada, ya que estaba privado de acceso a Internet y no se le permitieron visitas personales por un tiempo. A principios de esta semana, el presidente ecuatoriano también revocó su asilo, abriendo el camino para la detención del activista.
Huyendo de la "injusticia estadounidense"
Assange nunca se quedaría en la Embajada sin una buena razón, explicó Robinson y agregó que el informante vivió allí durante tanto tiempo "debido a un temor real y legítimo por la extradición a Estados Unidos que, como vimos el jueves, demostró ser un temor justificable".
Washington ya en marzo del 2018 acusó a Assange de "participar en una conspiración" con la analista de inteligencia del Ejército de EE.UU., Chelsea Manning, por piratear una red informática del Gobierno estadounidense que almacena material clasificado. Sin embargo, la existencia de este acto judicial no se conoció hasta el día de la detención del fundador de WikiLeaks.
Al mismo tiempo, Robinson negó que el ciberactivista intentara esconderse de la justicia sueca después de que fuera acusado de violación y otros delitos sexuales contra dos mujeres que datan del 2010, denuncias que Assange niega con vehemencia.
"Esto no se trataba y no se trata de evitar enfrentarse a la Justicia sueca. Se trata de evitar la injusticia de Estados Unidos", ha subrayado la letrada al detallar que Assange "ha cooperado con la investigación sueca". "Los fiscales suecos vinieron a la Embajada para escuchar su testimonio. Después de eso, cerraron el caso", ha sostenido.
Esto no se trataba y no se trata de evitar enfrentarse a la Justicia sueca. Se trata de evitar la injusticia de Estados Unidos
Con ello, la denuncia de violación que enfrenta el periodista, de 47 años, tiene un período de vigencia que expira en agosto del 2020. Por ello y teniendo en cuenta los últimos acontecimientos, la abogada Robinson ha indicado que si se reabre la investigación en Suecia "nos ocuparemos de ello".
Apenas unas horas después de su arresto por la Policía británica la mañana del jueves, Assange fue declarado culpable de evadir a la Justicia, a pesar de que el activista clamó su inocencia, y fue encarcelado en la prisión de Belmarsh, la llamada 'Guantánamo británica', al sudeste de Londres.