El presidente de Irán, Hasán Rohaní, ha declarado este jueves que Teherán no se rendirá ante la presión de Estados Unidos y no renunciará a sus objetivos incluso en caso de que la República Islámica sea bombardeada. Las palabras del líder iraní se producen en medio de las crecientes tensiones entre los dos países.
"Necesitamos resistencia, para que nuestros enemigos sepan que si bombardean nuestra tierra y nuestros niños son martirizados, heridos o arrestados, no renunciaremos a nuestros objetivos por la independencia de nuestro país y nuestro orgullo", cita al mandatario la agencia estatal de noticias IRNA.
Este discurso del presidente iraní sigue la línea de sus declaraciones anteriores, en las cuales aseguró estar a favor de las "conversaciones y la diplomacia" con EE.UU., pero no en las "condiciones actuales". "La situación actual no es la adecuada para las conversaciones y nuestra elección es solo la resistencia", afirmaba el pasado lunes.
Este 23 de mayo transcendió que el Departamento de Defensa de EE.UU. presentará a la Casa Blanca planes para enviar hasta 10.000 tropas adicionales a Oriente Medio con el fin de reforzar sus fuerzas en la región ante potenciales amenazas provenientes de Irán.
En un discurso transmitido por la televisión estatal la misma jornada, el jefe del Estado Mayor de Irán, Mohammad Bagheri, comparó la confrontación con EE.UU. con la yihad —la guerra santa de los musulmanes— y afirmó que las Fuerzas Armadas de la República Islámica deben ser apoyadas por todos los iraníes.
Tensión en aumento
El 10 de mayo, Washington había aprobado el despliegue en la región de una batería Patriot y del buque de transporte anfibio USS Arlington. La semana pasada, los destructores de misiles guiados USS McFaul y USS Gonzalez accedieron al golfo Pérsico.
La tensión entre los dos países ha ido en aumento desde que EE.UU. decidió a inicio de mes reforzar su contingente militar en esas aguas con el grupo de combate del portaviones USS Abraham Lincoln, así como con un grupo operativo de bombarderos.
El país norteamericano justificó entonces sus acciones afirmando que sus intereses y los de sus aliados enfrentan una "amenaza creíble" proveniente de Irán, una percepción que la República Islámica ha negado en reiteradas ocasiones.
El lunes, el presidente estadounidense, Donald Trump, advirtió que Teherán se enfrentará a una "gran fuerza" si intenta dar cualquier paso en falso, pero reconoció que EE.UU. no tiene "ningún indicio de que algo haya sucedido o vaya suceder" en cuanto a provocaciones iraníes.