Cada 7 de junio, desde 1938, se celebra en Argentina el Día del Periodista. Este año, la jornada encuentra al país sudamericano sumido en una crisis económica que parece no tener freno, con un alza del desempleo y una marcada pérdida del poder adquisitivo de todos los asalariados, deteriorado por el alto nivel de inflación. En ese contexto, los trabajadores de la prensa local denuncian que atraviesan "el peor momento desde la vuelta de la democracia", recuperada en 1983.
"El periodismo es libre o es una farsa" es un lema que suele ser replicado en cada Día del Periodista, no solo en Argentina, sino también en otras partes de Latinoamérica, cuando se trata de homenajear a quienes cuentan la realidad de esta región. Pertenece a Rodolfo Walsh, ícono del oficio y cofundador de la agencia cubana Prensa Latina, quien fue asesinado por la dictadura militar en Buenos Aires el 25 de marzo de 1977. Pero la fecha nada tiene que ver con él. Fue elegida en 1938, durante el primer Congreso de Periodistas realizado en la provincia de Córdoba, en recuerdo de la creación del primer medio de prensa independentista surgido tras la Revolución de Mayo, cuando en 1810 el abogado y político Mariano Moreno creó el periódico la Gazeta de Buenos Ayres (sic).
En este 2019, un año convulsionado políticamente por las elecciones presidenciales, el Sindicato de Prensa de Buenos Aires (Sipreba) acaba de denunciar que el periodismo en esa nación está "en emergencia", debido a que se perdieron en los últimos tres años y medio más de 3.100 puestos de trabajo solo en la Capital Federal, y un total de 4.500 en todo el país. Esto, según la organización sindical, provoca un "cercenamiento de voces críticas", y ocurre de la mano de un "aumento de la concentración mediática en grupos cada vez más poderosos que no cumplen las leyes vigentes".
En diálogo con RT, el secretario general del Sipreba, Fernando 'Tato' Dondero, sostiene que este es "el peor momento desde la vuelta de la democracia" para los trabajadores de prensa de Argentina. Y lo argumenta, por un lado, por la pérdida de puestos de trabajo en estos tres años y medio de gobierno de Mauricio Macri. Por el otro, debido a una política del Ejecutivo que "redujo la pauta publicitaria a un sector de los medios", que entran en una situación de dificultad directa, y que a la vez otorgó "excelente pauta oficial para los medios privados alineados al gobierno, como Clarín, La Nación o América en la televisión".
Para Dondero, esa política tiene un claro objetivo: "Que haya cada vez menos menos medios y, por lo tanto, cada vez menos voces". Según el periodista y exdelegado del diario Página/12, dentro de este panorama los medios comunitarios, alternativos y populares, que suelen llevar una voz distinta a la de la Casa Rosada, también se ven afectados. La razón no difiere de la que atraviesa cualquier ciudadano en tiempos de bolsillos flacos. "Este contexto económico, que obliga a cada argentino a enfrentar los permanentes tarifazos, para una radio, para cualquier medio chico, genera graves problemas para mantenerse", explica el dirigente gremial.
Dondero sostiene que, debido a esta concatenación de factores, la libertad de prensa está "en riesgo". "Mediante estas políticas, el Gobierno aspira a que la población se informe únicamente por los medios hegemónicos, que son los que transmiten su propia voz. No necesita tener medios públicos y por eso los está vaciando", señala.
El dirigente se refiere a la situación que atraviesan los trabajadores de prensa de medios estatales, tanto en la Agencia Télam, como en el canal 7 —la TV Pública— o la Radio Nacional.
En Télam, el año pasado, hubo 357 despidos, de los cuales 241 casos fueron judicializados. Tras 119 días de toma y ocupación de los edificios, los trabajadores y trabajadoras obtuvieron medidas cautelares en primera instancia que ordenaron su reincorporación. Sin embargo, esa medida está en riesgo de caerse. "Estamos esperando la resolución de la Cámara de Apelaciones del Trabajo. Es posible que la justicia revierta buena parte de las reincorporaciones y que tengamos que volver al conflicto sindical", dice a este medio Mariano Suárez, periodista, abogado laboralista y delegado gremial de la agencia.
En canal 7, la Televisión Pública, se dio recientemente una extraña situación: sus trabajadores denunciaron "censura" y la contratación de "comisarios políticos" dentro del canal. Todo surgió a raíz de un pedido de explicaciones a uno de sus conductores porque, durante un informativo, llamó al diputado opositor venezolano Juan Guaidó "presidente autoproclamado". Y desde la comisión interna alertaron sobre una presunta persecución a aquellos periodistas que no siguen un discurso alineado con el Gobierno de Macri.
"Es una cosa inédita en la televisión pública —analiza Dondero—. Abrieron tres sumarios porque no les gustó cómo se dio una información. Incluso tomaron gente para ejercer una especie de control editorial por encima de la jefatura del noticiero. Eso es común en un medio privado, pero no en un medio público, donde a la gente se la contrata por concursos, no puede entrar por la ventana".
En cuanto a Radio Nacional, Dondero explicó que, al tratarse de una radio federal, debería tener emisoras en todo el país, pero muchas de ellas, sometidas a recortes presupuestarios, se han convertido en simples repetidoras. "Eso genera que una persona que vive en el norte argentino, supongamos que en Misiones, escucha la radio y solo se entera de lo que está pasando en el microcentro porteño", ejemplifica el representante sindical.
Pero la problemática no atañe únicamente a los medios estatales, sino también a los privados. Ante un panorama donde abundan los despidos, retiros 'voluntarios' y el cierre de medios, Mariano Suárez sostiene que la actualidad laboral de los periodistas argentinos tiene una resonancia en los contenidos y en la pluralidad informativa.
"En el caso de Télam —explica—, despidieron al 41 % de la redacción. En cuanto al 59 % que no fue despedido, podemos imaginar cuál es el ámbito de libertad y la posibilidad de discusión que tienen cuando cualquier tensión o diferencia se paga con el despido. Inexorablemente, en situaciones de precarización y de ajuste, especialmente de esta magnitud, se generan tanto conductas de autocensura como también facilitan los procedimientos de la censura directa, porque es más difícil establecer resistencia".
En el diario Clarín, parte del conglomerado de medios más grande y poderoso del país (Grupo Clarín), se despidieron 65 empleados, muchos de los cuales fueron informados de la noticia frente a una valla rodeada por un fuerte despliegue policial. La misma situación vivieron los trabajadores de Editorial Atlántida, aunque con menos repercusión. Y así se reduce la visibilidad de cada conflicto de acuerdo al alcance que tenga el medio. Además de despidos, hay pujas por salarios atrasados —o abonados en cómodas cuotas— en Diario Popular, el canal C5N, Página/12, Minuto Uno, la agencia NA o Radio del Plata, eso sin contar los medios del interior del país.
Acaso como una ironía del oficio periodístico, los trabajadores de prensa no suelen tener cobertura de sus propios conflictos en medios masivos. Es decir, en las radios, en los diarios o en los medios digitales, difícilmente se encuentre información relacionada a los padecimientos que atraviesa este sector.
"Hace dos meses se dio el conflicto del diario Clarín, y tanto en Página/12 como en Canal 7, las comisiones internas hemos denunciado a nuestras patronales por haber vuelto invisible un conflicto de esa magnitud en un diario de semejante relevancia. Afortunadamente, gracias a las redes sociales y los medios alternativos podemos tener una difusión mayor a la que teníamos hace unos años", reconoce Dondero.
De hecho, gracias a una suerte de 'resistencia viral' en internet se dieron a conocer una serie de episodios violentos registrados en los últimos meses contra los trabajadores de prensa, que sufrieron represión policial y hasta detenciones arbitrarias.
"Por un lado hemos tenido represión directa sobre movilizaciones nuestras, como cuando nos tiraron gas pimienta y nos apalearon en una protesta pacífica por los despidos en Télam. Por otro lado, en manifestaciones de otros sectores de trabajadores, como suelen ocurrir frente al Congreso, compañeros que estaban ejerciendo el oficio, como reporteros gráficos o camarógrafos, fueron directamente un blanco para las fuerzas de seguridad. Veían claramente que estaban tomando fotos y los iban a reprimir. Este año también hubo detenidos. Sabemos que estamos siempre en la línea de fuego", dice el secretario general del Sipreba.
Por último, pone el foco en una cuestión fundamental: los periodistas también son trabajadores. "Es un contexto muy difícil para todos y nosotros no somos una isla. Somos parte de los padecimientos de la sociedad, con las particularidades específicas que nos atañen", señala. El dirigente sindical aclara que el 7 de junio no es un día festivo, pero celebra la organización gremial. "Uno se pregunta qué hubiera pasado si no tuviéramos a nuestro sindicato en estos tres años y medio. Esta capacidad de organización la reivindicamos plenamente".
Emmanuel Gentile