La empresa de repartidores Rappi sorprendió con su propuesta para Halloween: un disfraz de repartidor para la Noche de Brujas que vendieron desde su aplicación. Se trata de una multinacional a la que algunos ven como pionera en trabajo desde plataformas y otros, como una máquina de explotar trabajadores a los que no les asegura salario, seguridad social ni resguardo en caso de accidentes.
La polémica estalló en las redes. "Disfrázate el sueldo a fin de mes" o "el traje de la precarización", escribieron algunos.
La compañía es originalmente colombiana pero funciona en Costa Rica, Brasil, Argentina, Ecuador, Uruguay, Chile, Perú, México y Colombia. Fue en varios de esos países en que lanzaron la opción de comprar el disfraz de repartidor a través de la aplicación. En México, por ejemplo, usaron a niños vestidos de mini-trabajadores de publicidad.
"Lo creas o no, el antojo más pedido durante este mes de Octubre ha sido la Chaqueta y la gorra de Rappi. ¿Para qué?, te preguntarás. ¿Acaso ya todos quieren ser Rappitenderos? Esto no estaría nada mal, ni fuera de lo común, pues sí que es un Hit ser uno, pero la razón principal por la cual muchos nos han solicitado este antojo es para la noche de Brujas": así promociona la empresa en su sitio la idea. Y continúa: "¡Sí señores! Para la noche de Brujas. ¿Por qué no se nos había ocurrido antes? ¡El disfraz de Rappitendero para Halloween!"
Nicolás del Caño, el ex candidato a presidente por la Izquierda en Argentina también se pronunció: "el cinismo de un empresa que le parece gracioso 'disfrazarse' con el uniforme de los pibxs que pedalean todos los días precarizados, que si se accidentan o enferman no cobran y hasta mueren atropellados. De terror... y no solo en Halloween", escribió.
Al accidente al que hace referencia es uno que ocurrió en abril. Un trabajador murió durante su jornada laboral en bicicleta. Se trataba de Ramiro Cayola Camacho. Cuando le informaron a la empresa de su fallecimiento en un accidente de tránsito, desde la aplicación respondieron con frialdad y automaticidad: "Gracias por comunicarnos esta triste noticia que será una gran perdida para su familia, reciban de parte del equipo de Rappi nuestras muestras de condolencias por la irreparable perdida de nuestro Rappi en cumplimiento de la labor".
Pero no fue esa la única vez que una de estas empresas que no aseguran a los trabajadores los derechos básicos (ni continuidad, ni seguridad social, ni aseguradora de riesgo de trabajo) fue noticia. En julio, una periodista publicó la conversación entre un repartidor que acababa de tener un accidente y la empresa Glovo. La compañía preguntaba más por el estado del pedido (una pizza) que por la salud del joven.
A principio de mes, en Colombia también hubo escándalo alrededor de una publicidad de Rappi. "No seas el amigo pobre", decía la promoción, que fue acusada en las redes de clasista.
En medio de la crisis del trabajo, la propuesta de las 'economías de plataforma' viene en aumento.
Y al mismo ritmo, los conflictos: en Buenos Aires, un juez prohibió que funcionase durante días y hubo detenciones contra los repartidores; en España pedalearon en contra de la precarización; un repartidor murió en un tiroteo en México; y en Colombia ya han organizado varias protestas.
En países en desarrollo y -sobre todo- en aquellos que atraviesan una crisis económica, muchas veces ese tipo de trabajo es la única opción para muchos y muchas. En Argentina nació el primer sindicato de trabajadores de aplicaciones. Se llama APP (Asociación de Personal de Plataformas), que rechaza las medidas prohibicionistas y exige que se regule la actividad.
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