Fotografías captan "los efectos invisibles" de la catástrofe nuclear de Fukushima

"Mis imágenes no son científicas, son puramente visuales", explica el fotógrafo británico Giles Price, quien con su obra intenta abordar temas no tangibles como el estrés y la salud mental de los sobrevivientes de la tragedia del 2011.

El fotógrafo británico Giles Price presentó, en un nuevo libro titulado "Restricted Residence" (Residencia Restringida), una serie de imágenes térmicas tomadas en los años 2017 y 2018 en Namie e Iitate, dos pueblos japoneses localizados en la zona devastada por el mortífero tsunami que provocó el accidente de la central eléctrica nuclear de Fukushima en el 2011.

Después de la tragedia —que se cobró unas 20.000 vidas— el Gobierno nipón, preocupado por posibles efectos de la exposición a la radiación, evacuó a 160.000 personas, estableciendo una zona de exclusión de 30 kilómetros.

Ahora las autoridades estimulan la repoblación de estas áreas: las comunidades más alejadas de la central eléctrica han sido restauradas, los servicios ferroviarios y las carreteras se han reabierto, y, a partir del 2017, las autoridades gubernamentales incentivaron financieramente a los residentes para que regresasen a sus hogares.

Además, durante los Juegos Olímpicos 2020, Fukushima organizará un partido de béisbol y seis juegos de softbol, y el 26 de marzo, el estadio de fútbol J-Village iniciará el relevo de la antorcha olímpica.

Mediante estos eventos, las autoridades niponas esperan ayudar no solo a restablecer la zona económicamente, sino también a superar el estigma que se atribuye a menudo a un lugar afectado por desastre y radiación.

De acuerdo con British Journal of Photography, "fueron estos efectos invisibles de la crisis, como el estigma que rodeaba la radiación, lo que preocupaba" a Price cuando estaba tomando las fotografías para su nuevo libro.

En su obra, el fotógrafo indica que a pesar de las preocupaciones por las consecuencias tras el accidente en la central nuclear, en Fukushima no ha habido muertes directas por la radiación en sí, con la posible excepción de un trabajador de la planta que murió de leucemia poco después de la catástrofe.

De otra parte, unas 60 personas de edad avanzada murieron durante la evacuación de sus hogares y posteriormente en los hospitales. Además, aumentó el número de suicidios como resultado del estrés postraumático.

"Las personas fueron desarraigadas de sus vidas de la noche a la mañana, se perdieron los medios de subsistencia, las familias se dividieron y se trasladaron a otras áreas", dice Price. "Los problemas de salud a largo plazo han resultado estar más relacionados con la salud mental", afirma.

A través de sus fotografías, el artista británico intenta abordar estos temas no tangibles, como el estrés y la salud mental de los sobrevivientes de la tragedia. Esto se relaciona con el trasfondo cultural de la estigmatización asociada con la radiación.

Al principio, Price tenía la intención de producir dípticos: una imagen térmica seguida de una toma 'normal' de la misma escena.

No obstante, durante el proceso de edición, descubrió que había una intensidad en las fotografías térmicas, que se volvieron más atractivas que un enfoque estático. "Mis imágenes no son científicas, son puramente visuales, pero hay un vínculo conceptual", explica el fotógrafo.

En general, las imágenes térmicas se utilizan para detectar ciertas enfermedades y en particular cánceres (que no es el caso). Aquí hay un elemento de anonimato, que este estilo de toma aporta al trabajo.

El libro "Restricted Residence" de Giles Price fue concebido y editado por el estudio de diseño Loose Joints.