Pekín lanzó este miércoles dos misiles balísticos, apodados 'asesinos de portaviones' en el mar de la China Meridional, señala South China Morning Post, citando a una fuente cercana al Ejército del país.
Se trata de los misiles DF-26B y DF-21D, que fueron disparados desde la provincia de Qinghai (noroeste de China) y la provincia de Zhejiang (este), respectivamente, hacia una zona entre la provincia de Hainan y las islas Paracelso.
De acuerdo con la fuente, el lanzamiento de proyectiles representa una "respuesta de China a los riesgos potenciales, generados por el ingreso cada vez frecuente de los aviones de guerra y buques militares de EE.UU. en el mar de la China Meridional". "China no quiere que los países vecinos malinterpreten los objetivos de Pekín", destacó.
El periódico señaló que el misil Dong Feng 21D (DF-21D), cuyo alcance efectivo es de aproximadamente 1.800 kilómetros, se describe en medios estatales como el primer misil balístico antibuque del mundo. Por su parte, el misil Dong Feng 26 (DF-26), con un alcance estimado de 4.000 kilómetros, puede ser usado para ataques nucleares o convencionales contra objetivos en tierra y mar.
Incursión de un dron de EE.UU.
El lanzamiento de misiles se produce un día después de que las autoridades de China denunciaran la incursión de un avión de reconocimiento estadounidense U-2 en el espacio aéreo de su distrito militar norte, cuando las tropas chinas realizaban ejercicios militares en la zona.
Este incidente "ha afectado de manera extremadamente negativa" a las maniobras con municiones de combate de esos soldados chinos, según ha indicado un portavoz del Ministerio de Defensa de China.
La Armada de China realiza estas prácticas frente a las costas norte, este y sur de su territorio y en la parte septentrional se encuentra frente al litoral de Qingdao y Lianyungang del 22 al 26 de agosto.
Los simulacros chinos tienen lugar una semana después de que el portaviones estadounidense USS Reagan entrara en el mar de la China Meridional —cuyas aguas son disputadas por cinco países vecinos, incluida China— para participar en unos ejercicios militares. Un mes antes, el secretario de Defensa de EE.UU., Mark Esper, aseguró que su país desplegaría portaviones en el mar disputado y nadie podría impedirlo.
Por su parte, el embajador chino en Washington, Cui Tiankai, afirmó entonces que el aumento de la presencia militar de EE.UU. en el mar de la China Meridional desestabiliza la situación en la región. Más recientemente, el 21 de agosto, el portavoz de la Cancillería china, Zhao Lijian, advirtió que si Washington sigue actuando con afán de provocación en la zona, Pekín se vería obligado a tomar "las contramedidas necesarias para salvaguardar firmemente sus propios intereses de seguridad".