Advierten de la creciente congestión del espacio sobre la Tierra, que puede acabar en catástrofe
Peter Beck, el director de la empresa aeroespacial privada Rocket Lab, ha declarado en una reciente entrevista a la CNN que ya se nota el efecto de la congestión del espacio exterior. Beck insiste en que los cohetes con satélites "tienen que abrirse camino" entre constelaciones de satélites que ya están presentes en la órbita, algo que incide en el proceso de lanzamiento. Cita como ejemplo el programa Starlink de SpaceX, que aspira a contar con entre 12.000 y 40.000 satélites, cinco veces más que todos los lanzados desde el comienzo de la exploración espacial.
La NASA y expertos internacionales señalan que las áreas más pobladas del espacio cósmico se encuentran a una altura de entre 700 y 1.000 kilómetros. A pesar de que la constelación de SpaceX orbita a altitudes más bajas, Moriba Jah, astrodinámico de la Universidad de Texas en Austin y experto en tráfico espacial, insiste en que los satélites de Starlink también corren el riesgo de colisionar. El científico creó la base de datos de los movimientos de satélites y un gráfico con puntos, que evidencian el acercamiento de menos de 10 kilómetros entre objetos. Durante el último año el número de estos puntos ha crecido notablemente.
Otro problema son los enjambres de basura espacial, imposibles de eliminar y que dejan de ser un estorbo cuando salen de órbita. Proceso que toma su tiempo.
Al mismo tiempo, se enfatiza que aún no hay reglas actualizadas sobre la regulación del espacio ultraterrestre, dado que el último tratado internacional ampliamente acordado fue firmado hace cinco décadas. Eso ha conducido a que la industria espacial se encuentre en el modo de autorregulación.
Síndrome de Kessler
En 1978, el científico de la NASA, Donald Kessler, advirtió sobre una posible catástrofe en el espacio. Hoy, conocida como 'síndrome de Kessler', la teoría postula que algún día la órbita terrestre llegaría a estar tan contaminada, con satélites y/o chatarra espacial, que será mucho más difícil (si no imposible) continuar las exploraciones.
La situación podría motivar el surgimiento de la "reacción en cadena", cuando, a raíz del impacto de dos objetos a velocidades orbitales (superiores a los 27.000 kilómetros por hora), se producirían muchos nuevos fragmentos de escombros, que, a su vez, golpearían a otros objetos, como satélites, cohetes o incluso la Estación Espacial Internacional, que, a propósito, ya tiene que maniobrar constantemente para evitar la colisión con objetos en el espacio.