El 20 de octubre de 2019, dos días después que iniciara un estallido social en Chile, el presidente de ese país, Sebastián Piñera, hizo una declaración en la que señaló que el país estaba "en guerra".
"Estamos en guerra contra un enemigo poderoso, implacable, que no respeta a nada ni a nadie y que está dispuesto a usar la violencia y la delincuencia sin ningún límite, que está dispuesto a quemar nuestros hospitales, el Metro, los supermercados, con el único propósito de producir el mayor daño posible", expresó entonces el mandatario.
Sus palabras, que manifestó rodeado de militares, generaron un gran impacto porque nunca antes un Jefe de Estado en democracia había hablado de guerra en el país sudamericano.
La aseveración de Piñera se basó en un informe elaborado por la Dirección de Inteligencia Nacional del Ejército (DINE) que, previamente, le había sido entregado por el entonces ministro de Defensa (actualmente fuera del cargo), Alberto Espina, reseña El Mostrador, que brinda detalles del reporte.
El documento ha sido bautizado por los medios y políticos opositores chilenos como el "Plan Zeta de Piñera", para recordar el informe que, con ese mismo nombre, divulgaron los perpetradores del golpe de Estado de 1973 contra Salvador Allende para acusar exmandatario de haber planeado un autogolpe, sin sustento alguno.
Venezuela, Cuba y los 600 agentes clandestinos
En el informe de la DINE se aseguraba que el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (SEBIN) de Venezuela, a las órdenes del G2 (servicio de inteligencia cubana) habían gestado una "ofensiva insurreccional para Chile".
"Contarían para sus operaciones al interior de Chile con un batallón de 600 agentes clandestinos, expertos en guerrilla urbana, quienes ingresaron a Chile como refugiados, muchos de ellos formados en escuelas subversivas cubanas como Punto Cero", señalaba el reporte dado al mandatario.
Además, se indicaba que Pedro Carvajalino, un comunicador colombiano que trabaja en la televisión estatal venezolana, sería uno de los "comandantes" del SEBIN/G2, a cargo de la supuesta ofensiva insurreccional.
A Carvajalino lo señalaron de pertenecer "a la organización chavista gubernamental Zurda Konducta", pese a que se trata, realmente, de un programa de televisión que conduce en la televisión abierta venezolana.
Además, en el informe se incluyó, como prueba de su presunta participación, una fotografía de Carvajalino frente al Palacio de la Moneda, en Chile; imagen que resultó ser un montaje publicado por el propio comunicador en su cuenta en Instagram.
Otra de las 'evidencias' presentadas señalaba a la venezolana Judith Belandria como instigadora de las manifestaciones. Para involucrarla, la DINE presentó un tuit, publicado en marzo de 2019, es decir unos meses antes, en el que ella llamaba presuntamente a protestar en el sector de Paseo Bulnes, en Santiago de Chile.
Con estos datos, Piñera afirmó la noche de ese 20 de octubre de 2019 que el país estaba en guerra "ante un enemigo poderoso e implacable".
Las desmentidas
Ese informe fue desmentido por otro documento presentado por la Agencia Nacional de Inteligencia (ANI). Esta institución señaló, entre otras cosas, según publicó la revista De Frente, que el perfil de Carvajalino no coincidía con el de un agente de inteligencia.
"Este sujeto es tendencia en redes sociales, vocifera y publica todas sus supuestas actuaciones de agitación y organización, situación que probablemente sea una estrategia comunicacional por parte del Gobierno de Nicolás Maduro para exacerbar sus capacidades o adjudicarse acciones que no son generadas por él", menciona el texto de la ANI.
Según la Agencia de Inteligencia, la DINE no solo buscaba un culpable en el exterior a la revuelta popular, sino que intentaba comprobar la hipótesis que vinculaba las protestas con la injerencia de organizaciones de izquierda de la región, principalmente las agrupadas en el Foro de Sao Paulo, pero eso tampoco fue posible comprobarlo.
"Es posible indicar que no existen antecedentes o evidencias suficientes para establecer que desde esta actividad (Foro de Sao Paulo) se organizó o planificó los hechos desarrollados desde el día 19/10/19 en nuestro país, mucho menos afirmar que estos hechos se encuentran articulados y dirigidos desde el gobierno de Nicolás Maduro", agrega el reporte.
Sobre Belandria, el señalamiento de la DINE fue desmentido con facilidad. Además de haber hecho la convocatoria siete meses antes, realmente estaba invitando a la actividad denominada "Una vela por Venezuela", que estaba liderada por Guarequena Gutiérrez, entonces representante del diputado Juan Guaidó en Chile y ferviente opositora al régimen de Maduro.
La semana pasada, el fiscal metropolitano Manuel Guerra afirmó que la acusación de Piñera sobre la intervención extranjera en el estallido social chileno "fue solo humo".
"El delirio del enemigo implacable"
Ante las revelaciones, Carvajalino calificó la situación como "un mal montaje de la inteligencia chilena que dejó en ridículo a Piñera".
En la oposición chilena no han faltado las críticas a Piñera. "Declararon la guerra a todo Chile con las mismas prácticas de la dictadura para desacreditar el legítimo movimiento social del 18 octubre. Estas mentiras permitieron violar derechos humanos, mutilar, torturar y perseguir a chilenas y chilenos", dijo el alcalde de Recoleta, Daniel Jadue.
"Y así Piñera justificó la violencia desatada en contra del pueblo movilizado, no puede quedar impune", opinó, por su parte, el diputado Jorge Brito.
Entretanto, el senador Alejandro Guillier, señaló: "El Plan Zeta de Piñera, el delirio del enemigo implacable, en base (sic) al que se han violado y coartado las libertades y derechos de chilenos y chilenas durante un año. Una indecencia que quedará en los libros de historia. Ese será el legado de Piñera".