El presidente de EE.UU., Joe Biden, defendió su decisión de renunciar a cualquier castigo para el príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohamed bin Salmán, por el asesinato del periodista Jamal Khashoggi en 2018, alegando que actuar en contra de un jefe de Estado no habría tenido precedentes diplomáticos en la historia norteamericana, según declaró en una entrevista con ABC News.
La inteligencia estadounidense, en un informe publicado el 26 de febrero, concluyó que el príncipe heredero aprobó personalmente "la operación en Estambul, Turquía, para capturar o asesinar al periodista saudita Jamal Khashoggi".
"Hicimos responsables a todas las personas de esa organización, pero no al príncipe heredero, porque nunca, que yo sepa, cuando tenemos una alianza con un país, hemos ido por el jefe de Estado en funciones, nunca hemos castigado a esa persona y nunca lo hemos condenado al ostracismo", aseveró Biden durante el diálogo.
Cuando el presentador George Stephanopoulos cuestionó al mandatario sobre por qué Bin Salmán no fue castigado después de que ese reporte se hiciera público, Biden respondió: "Soy el tipo que publicó el informe", refiriéndose al hecho de que el documento no fue revelado por la Administración de Trump, sino por el nuevo Gobierno de EE.UU.
Además, el presidente aseguró que le había "dejado claro" al rey de Arabia Saudita "que las cosas iban a cambiar". Agregó que "revisó la lista de las cosas que esperábamos que hicieran los saudíes", incluyendo que deberían "poner fin a la guerra en Yemen, terminar con la hambruna allí".
Un cambio radical
Sin embargo, Biden está exagerando la relación de Estados Unidos con Arabia Saudita, reseña AP. Washington no tiene ningún tratado vinculante con Riad, y el reino no es uno de los países árabes designados como aliado importante fuera de la OTAN. A menudo, EE.UU. se refiere a Arabia Saudita como un socio estratégico debido a su producción de petróleo, su rol de contraparte regional frente a Irán y su cooperación antiterrorista.
El mes pasado, la Administración de Biden publicó el informe de inteligencia de EE.UU. que confirmaba la autorización del príncipe sobre el asesinato de Khashoggi, quien en el momento de su muerte residía en Estados Unidos y escribía para The Washington Post sobre los abusos de los derechos por parte de Bin Salmán mientras consolidaba el poder.
Tras la publicación del reporte, Washington impuso restricciones de visa y sanciones a los agentes saudíes que mataron y desmembraron a Khashoggi dentro del consulado saudita en Estambul. La Casa Blanca justificó la falta de sanciones contra el propio Bin Salmán, destacando que históricamente no penalizan a líderes de gobiernos aliados.
La inacción del mandatario contra el príncipe heredero supuso un cambio radical en su campaña. Como candidato presidencial, Biden había prometido una fuerte respuesta a los líderes sauditas.