EE.UU. prueba la ojiva de su nuevo misil hipersónico en una detonación terrestre
La Fuerza Aérea de Estados Unidos ha realizado una primera prueba de la ojiva del prototipo del misil hipersónico de lanzamiento desde aire AGM-183A, desarrollado en el marco del programa Arma de Respuesta Rápida de Lanzamiento Aéreo (ARRW, por sus siglas en inglés).
La detonación terrestre corrió a cargo de la 780.ª escuadrilla, perteneciente a la base aérea Eglin, en el oeste de Florida, según un comunicado de esta instalación.
La prueba tuvo lugar en un escenario dotado de múltiples barreras diseñadas para recoger datos sobre el poder de impacto y la distribución de la metralla.
La Fuerza Aérea no proporcionó más detalles sobre el lugar y el momento en que se realizó la prueba. Tampoco se conocen las características de la carga explosivo, salvo la "índole y forma única de la ojiva", según David Spiker, un responsable de la prueba.
Se prevé que la Fuerza Aérea lleve a cabo este mes una nueva prueba del acelerador del misil hipersónico AGM-183A.
Cinco veces la velocidad del sonido
Los primeros test con fuego real de este misil se desarrollaron a primeros de abril y fracasaron debido a que el arma, portada por un bombardero estratégico B-52, "no se lanzó", según un comunicado. El error se produjo después de que la Fuerza Aérea retrasara la fecha de esa prueba varias veces, habiendo planeado originalmente llevarla a cabo antes de finales de 2020.
El contrato para el rápido desarrollo de prototipos del ARRW, con un importe de 480 millones de dólares, se otorgó en agosto de 2018 a la compañía Lockheed Martin.
La Fuerza Aérea de EE.UU. espera que sus primeras armas hipersónicas estén listas para los años 2022 y 2023.
Anteriormente, tanto expertos como mandos militares estadounidenses reconocieron el retraso del país norteamericano en el campo de las armas hipersónicas con respecto a Rusia y a China.
Las armas hipersónicas son aquellas capaces de volar a más de cinco veces la velocidad del sonido, pudiendo maniobrar y cambiar su dirección y altitud, lo que hace imposible su interceptación a día de hoy.
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