A un mes del magnicidio: las versiones cruzadas (y contradictorias) sobre el asesinato de Jovenel Moïse en Haití
El pasado fin de semana se cumplió un mes del asesinato del presidente de Haití, Jovenel Moïse, ocurrido el 7 de julio, cuando un grupo de mercenarios ingresó a su residencia privada en Puerto Príncipe.
A la fecha, el país y la comunidad internacional siguen sin saber quién ordenó este magnicidio; y, aunque en los primeros días se brindó mucha información sobre los operativos y las detenciones, en las últimas semanas estas han menguado y se conoce muy poco sobre el avance de las pesquisas.
Al momento, más de 40 personas han sido detenidas por el caso, entre ellas 18 exsoldados colombianos, un empresario haitiano radicado en Florida (EE.UU.) y 20 policías del país antillano, incluyendo a varios agentes de la seguridad presidencial.
¿Quién dio la orden?
El primer ministro haitiano, Ariel Henry, y la viuda del mandatario asesinado, Martine Moïse, han dicho ante la prensa internacional que los responsables principales del magnicidio aún no han sido detenidos; por tanto, consideran que aún no se ha dado información clara sobre los patrocinadores y los motivos del crimen.
Los nombre más sonados hasta ahora como los autores intelectuales del asesinato son los de Christian Emmanuel Sanon, un médico haitiano de 63 años, residenciado en Florida; Joseph Félix Badio, exfuncionario del Ministerio de Justicia haitiano; y Ashkard Joseph Pierre, un empresario que reside en Montreal (Canadá), donde trabaja en el área comercial del consulado haitiano.
Sanon, quien aspiraba a ocupar el cargo de presidente del país, fue detenido en los primeros días después del magnicidio. Sobre este sospechoso, el jefe de la Policía Nacional de Haití, Léon Charles, dijo: "Vino en junio en un avión privado con objetivos políticos y contactó con una empresa de seguridad privada para reclutar a las personas que realizaron el acto".
Acerca de Badio, la información fue suministrada por el director de la Policía Nacional de Colombia, Jorge Luis Vargas, quien aseguró que días antes del magnicidio, este exfuncionario haitiano habría dado la orden a los mercenarios para que asesinaran al presidente de Haití, aunque previamente había dicho que la misión era arrestarlo.
Acerca de Joseph Pierre, la Policía haitiana emitió una orden de búsqueda. Este hombre sería socio empresarial de Sanon.
La empresa contratada
Para el asesinato de Moïse fue contratada la empresa de seguridad privada CTU Security (registrada como Counter Terrorist Unit Federal Academy LLC), precisó Charles.
Esta compañía tiene sede en Doral Beach, Miami (EE.UU.) y es dirigida por el opositor venezolano Antonio Enmanuel Intriago Valera.
Vargas comentó que las reuniones iniciales para planear el crimen fueron realizadas en Miami; mientras que Charles señaló que el crimen fue planificado durante una reunión en un hotel de Santo Domingo, República Dominicana.
Tanto el director de la Policía haitiana como el de la colombiana han dicho que en esas reuniones habrían participado trabajadores de CTU Security, así como Intriago, Sanon, el exmilitar colombiano Duberney Capador y James Solages, un ciudadano haitiano-estadounidense que se habría entregado a las autoridades policiales de Haití tras el hecho.
Los mercenarios
Capador y otro exmilitar colombiano, identificado como Germán Rivera, habrían sido los encargados de planear la operación y presuntamente actuaron como reclutadores del resto de los mercenarios que participaron.
Vargas informó que al principio viajaron cuatro personas desde finales de abril y mayo a Haití, se alojaron en un hotel y luego fueron contactados otros 20 ciudadanos que llegaron en junio al país caribeño.
"Estas personas se hospedan inicialmente en un hotel, prestan servicios de seguridad en grupos de siete, por varias semanas", detalló el titular de la Policía colombiana. Según su versión, este grupo se instaló posteriormente en una casa cercana a la del mandatario haitiano, donde hacían "labores de entrenamiento delincuencial".
Sobre los costos logísticos, dijo que Rivera había recibido 50.000 dólares desde EE.UU. para la organización del viaje; y que a través de la empresa Worldwide Capital, del ciudadano ecuatoriano Walter Veintimilla, "fueron comprados los pasajes desde Miami para el ingreso del resto de las personas que se unirían al grupo que ya estaba desde mayo (en Haití)".
Asimismo, Rivera recibió giros de dinero, a través de la empresa de envíos Western Union, "para que coordinara alimentación y gastos logísticos estando ya en Puerto Príncipe, en Haití".
Después del magnicidio, Capador fue abatido, junto con otros dos colombianos más, mientras que Rivera fue detenido.
De un proyecto de reurbanización al magnicidio
La semana pasada, a través de sus abogados en Miami, Intriago entregó su versión de los hechos y dijo ser "víctima de un esquema para asumir el poder en Haití".
De acuerdo con su declaración, CTU Security fue contratada para suministrar la seguridad de un proyecto de infraestructura "humanitario" en Haití, concretamente habló de un supuesto plan de reurbanización en la ciudad costera de Jacmel, en el sur del país.
Luego, se le informó a Intriago que la misión de seguridad había "cambiado de dirección" y que ahora los colombianos contratados, que según él no son mercenarios, acompañarían a un juez y a la Policía haitiana para entregar al presidente una orden de arresto.
Lo que aún no han dejado claro los acusados es cómo el plan de detención se tornó en un magnicidio. Según lo que ha informado la Policía colombiana, Badio fue quien dio la orden a Capador y Rivera para pasar del arresto al asesinato.
No obstante, según la versión de Intriago, los contratados por su empresa no mataron a Moïse. "Cuando entraron a la residencia presidencial, encontraron al presidente fallecido, su esposa herida y la casa saqueada. Creemos que los propios guardaespaldas del presidente lo traicionaron", dijeron sus abogados.
El lunes de esta semana, la vicepresidenta y canciller colombiana, Marta Lucía Ramírez, dijo, tras una reunión con el embajador haitiano Jean Mary Exil, que "no puede haber impunidad" en este caso, pero que tampoco permitirán "que la imagen internacional de Colombia se vincule a una tierra de mercenarios".
La versión de su esposa
El día del asesinato, Martine Moïse resultó herida. Fue trasladada a Florida a recibir tratamiento, volvió a Haití para el sepelio de su esposo y retornó a EE.UU. para continuar con los procedimientos médicos.
Según contó, ella y su esposo estaban durmiendo cuando se oyeron los primeros balazos en la residencia, que los despertaron y los hicieron levantarse.
La exprimera dama fue a despertar a sus hijos, mayores de 20 años, y les dijo que se escondieran en un baño. Mientras tanto, dijo que su esposo había llamado a dos altos oficiales a cargo de su seguridad, pero que los mercenarios ya habían ingresado a la vivienda, presuntamente sin ningún impedimento.
De acuerdo con el relato, el entonces mandatario le dijo a su esposa que se echara al piso: "Ahí creo que vas a estar segura", recordó la viuda, señalando que fueron las últimas palabras que escuchó de su marido antes de que muriera.
Una ráfaga de disparos entró a la habitación y a ella la hirieron en la mano y el codo. Tras eso se quedó quieta en el piso. "Sentía que me estaba ahogando, porque tenía sangre en la boca y no podía respirar", rememoró.
Según la versión de la esposa del mandatario asesinado, ella escuchó a los mercenarios conversar –aunque ninguno de ellos hablaba creole o francés– y registrar la habitación en busca de algo. Luego, los asesinos se marcharon. "Cuando se fueron, creyeron que estaba muerta".
Para la exprimera dama haitiana "solo los oligarcas y el sistema podían matarlo".
Pedido de ayuda a la ONU
A finales de julio, jueces de paz y secretarios judiciales haitianos involucrados en las investigaciones por el magnicidio denunciaron que han recibido amenazas de muerte.
La semana pasada, el Gobierno haitiano solicitó asistencia a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para hacer una investigación en este caso, que es considerado por el canciller Claude Joseph como "un crimen internacional" por "la presunción de la participación de ciudadanos extranjeros en la planificación, financiación y aplicación del atentado".
La petición fue hecha por el Ministerio de Relaciones Exteriores haitiano, en una carta enviada al secretario general de la organización, António Guterres, según precisó la Embajada de Haití en República Dominicana.
"La asistencia solicitada a la organización universal consistirá, por una parte, en la creación de una comisión internacional de investigación en apoyo de la labor de los órganos nacionales y, por otra, en la creación del tribunal especial para la persecución de los presuntamente culpables", dice el comunicado.
También se envió una petición similar a la Comunidad del Caribe (Caricom), en una carta dirigida a Gaston Browne, primer ministro de Antigua y Barbuda, país que ejerce la presidencia pro témpore del organismo actualmente.
Haitianos en Cali
Entretanto, cientos de haitianos han viajado a Colombia, concentrándose en Cali, según informa la alcaldía de esa ciudad. La situación no es nueva, ya que la localidad es frecuentada en el tránsito hacia otros países, pero el flujo de migrantes se ha incrementado tras el asesinato de Moïse.
"Desde hace algunos años grupos de migrantes haitianos han venido transitando por nuestro país con destino a los EE.UU., esta era una situación relativamente controlada y de cifras pequeñas hasta hace un par de semanas cuando se dio el asesinato del presidente de Haití. Toda esta situación de inestabilidad política en ese país ha llevado a que las cifras de migrantes que tratan de cruzar nuestra frontera se incremente muchísimo", dijo Ivanov Russi, gerente de Mi Terminal Cali.
Edgar Romero G.