Las rocas obtenidas por la sonda china Chang'e-5 demostrarían que la actividad volcánica de la Luna duró 1.000 millones de años más de lo que se creía
El análisis de las rocas lunares obtenidas por la misión china Chang'e-5 en diciembre de 2020 sugiere que el material está compuesto por un nuevo tipo de basalto, diferente al que había sido recolectado en la década de 1970 por las misiones Apolo de EE.UU. y Luna de la URSS. El hallazgo también demostraría que la actividad volcánica en nuestro satélite natural se mantuvo más tiempo del que se pensaba.
"Estas muestras abrirán una ventana que hará época para el estudio de la ciencia lunar", afirmó Li Chunlai, líder del estudio, realizado en los Observatorios Astronómicos Nacionales de la Academia China de Ciencias y publicado en la revista Nature. Los investigadores evaluaron 50 fragmentos de rocas ricas en uranio, con un tamaño de entre 10 y 500 micrones, descubriendo en ellas características desconocidas hasta el momento.
A diferencia del basalto presente en la Tierra, rico en hierro y en magnesio, el recogido en la Luna tiene bajo nivel en magnesio y es alto en óxido de hierro.
El análisis permitió fijar la antigüedad del material en 2.030 millones de años, 1.000 millones menos que las muestras obtenidas por la misión Apolo, mientras que los meteoritos lunares más jóvenes conocidos tienen entre 2.900 y 2.800 millones de años de antigüedad.
Por lo tanto, la datación de las muestras obtenidas por Chang'e-5 refutaría la tesis de que la actividad volcánica de la Luna se detuvo hace unos 3.000 millones de años y que desde entonces estaba "geológicamente muerta", comentó Li Xianhua, otro de los investigadores que participó del trabajo.
El nuevo estudio "evidencia que aún tenía dinámica interna y aún había actividad geológica hace unos 2.000 millones de años". "Deberíamos reconsiderar y reinterpretar la evolución térmica de la Luna. Esto es muy significativo", continuó el investigador, quien se preguntó: "¿Cómo sostuvo la Luna la actividad volcánica durante tanto tiempo? La Luna es naturalmente pequeña y debería dispersar el calor rápidamente, o eso es lo que se piensa".
La sonda china Chang'e-5 recogió el material tras posarse en la llanura volcánica conocida como Océano de las Tormentas, en la cara visible de la Luna, donde recogió 1,73 kilos de rocas.