Cecilia Marogna, una mujer imputada por corrupción financiera en el Vaticano, habría servido de intermediaria en la liberación en octubre pasado de Gloria Cecilia Narváez, la monja colombiana secuestrada por el Frente Al Nusra en el norte de Mali en 2017.
En su testimonio judicial de este jueves ante el Tribunal Vaticano, el cardenal Angelo Becciu, otro de los 10 involucrados en el caso de malversación de fondos de la Santa Sede, declaró que Marogna le puso en contacto con The Inkerman Group, una empresa de riesgo e inteligencia del Reino Unido que intervino en los trámites para liberar a la religiosa.
Los pagos por la operación fueron consignados en unas cuentas indicadas por Marogna, cuyo papel mediador tenía como objetivo evitar la participación directa de la Iglesia, ya que cualquier filtración habría despertado críticas y hubiese puesto en riesgo la santa institución. Posteriormente, el papa Francisco fue puesto al tanto del asunto e informado regularmente sobre las negociaciones y el eventual rescate, que habría costado, como máximo, alrededor de un millón de euros, aseguró el eclesiástico de alto rango. No se sabe cuánto dinero, presuntamente del Vaticano, fue entregado a los secuestradores que retenían a la hermana Narváez.
Marogna, arrestada en octubre, está siendo procesada por la supuesta captación de altas sumas de dinero de la Secretaría de Estado de la Santa Sede, cuyo subsecretario fue Becciu hasta 2018. La 'dama del cardenal', como la llaman los medios italianos, es sospechosa de haber sido la intermediaria del Vaticano con actores financieros internacionales y de desviar grandes sumas de dinero hacia productos de lujo. Becciu también habría desviado sustanciales fondos de limosnas y donaciones para financiar actividades de personas cercanas a él.
Becciu, que se había negado a declarar ante la justicia durante casi dos años, decidió hablar sobre su relación con Marogna luego de que el papa Francisco levantara recientemente su juramento de secreto pontificio. El proceso judicial gira en torno a un fraude financiero por un controvertido acuerdo con dinero de la Iglesia católica para comprar un lujoso edificio en Londres como inversión.