Occidente quiso designar los diamantes rusos como 'sangrientos', pero hay factores que no tomó en cuenta
Occidente ha estado intentando designar los diamantes rusos como 'diamantes de conflicto' debido a la operación militar en Ucrania, reportó este martes The New York Times, remitiéndose a la carta de George Cajati, funcionario del Departamento de Estado de EE.UU., enviada en mayo al presidente del Proceso de Kimberley, organización internacional creada para impedir el flujo de las cuestionadas gemas.
'Diamantes de conflicto', conocidos también como 'diamantes sangrientos', se denominan a las piedras preciosas utilizadas por movimientos rebeldes o sus aliados para financiar combates destinados a socavar Gobiernos legítimos. Sin embargo, el término 'movimiento rebelde' no describe con exactitud a Rusia, escribe NYT.
"Los ingresos de esa producción están beneficiando al mismo Estado que está llevando a cabo una guerra premeditada, no provocada e injustificada", señaló Cajati.
A su vez, Vladímir Tatarintsev, subdirector del Centro Gemológico Estatal de Ucrania, que forma parte del Proceso de Kimberley, expresó que "los diamantes rusos están implicados en la financiación de la guerra de la Federación Rusa contra Ucrania, lo que hace que estos diamantes no sean solo conflictivos, sino sangrientos".
Así, Ucrania, la Unión Europea, EE.UU., Australia, el Reino Unido y Canadá propusieron condenar la operación militar rusa en Ucrania y ampliar la definición de 'diamantes de conflicto' en una reunión celebrada del 20 al 24 de junio en Botsuana. Sin embargo, Rusia, Bielorrusia y varios otros países no apoyaron la propuesta.
"Demagogia política"
En este contexto, Alexéi Kalachev, analista de Finam, afirmó a RIA Novosti que "el estatus de 'diamantes sangrientos' significará que no podrán ser vendidos, comprados, procesados y utilizados legalmente por los participantes del Proceso de Kimberley, que representan prácticamente todo el mercado de diamantes". "Sin embargo, hay pocas posibilidades de que el llamamiento para designar los diamantes rusos como 'diamantes sangrientos' gane fuerza en el Proceso de Kimberley", añadió.
El experto explicó que la condición de 'diamantes de conflicto' puede asignarse a piedras preciosas extraídas ilegalmente, o si el dinero de su venta se utiliza para financiar organizaciones terroristas. A su vez, la mayor minera rusa de diamantes Alrosa es "una compañía controlada por el Estado" que "extrae diamantes legalmente en su territorio", argumentó.
Asimismo, Kalachev indicó que será imposible designar las piedras preciosas rusas como 'diamantes sangrientos' debido al veto que pueden ejercer la propia Rusia y sus aliados. "Es probable que la India, donde se procesa cerca del 90 % de los diamantes naturales del mundo, se oponga, ya que excluir a Rusia es malo para el negocio de corte de diamantes de la India", declaró.
El Ministerio de Finanzas de Rusia tachó los intentos de designar las piedras preciosas nacionales como 'diamantes sangrientos' de "demagogia política". Desde el organismo aseguraron que las gemas rusas siempre han cumplido las normas medioambientales, sociales y de gobernanza.
Según el ministerio, las minas rusas contribuyen a la economía de Yakutia, zona del Extremo Oriente del país. "El sustento de un millón de habitantes de Yakutia depende totalmente de la estabilidad de la extracción de diamantes en la región", agregaron, detallando que los ingresos procedentes de los diamantes han servido para pavimentar carreteras y construir escuelas y hospitales.
Por su parte, Alrosa subrayó en un comunicado que "Rusia estuvo detrás de la creación del Proceso de Kimberley" y que los representantes de la nación participaron en "el desarrollo de mecanismos de certificación". "Las visitas de revisión del Proceso de Kimberley a Rusia demuestran el pleno cumplimiento de los mecanismos de control con todas las normas posibles, lo que garantiza la plena confianza en la procedencia no conflictiva de los diamantes de Alrosa", destacaron.
- El Proceso de Kimberley es un sistema de certificación creado en 2003 para evitar el flujo de diamantes desde zonas de conflicto que abarca actualmente unos 80 países.