Francia acoge un barco con más de 200 migrantes y se reavivan viejas tensiones entre París y Roma
Tensiones de larga data entre Francia e Italia han revivido en los últimos días, luego de que Roma se negara a permitir que atraque en sus puertos el Ocean Viking, nave que transporta a 230 migrantes rescatados hace unas tres semanas en el Mediterráneo.
Entre los ocupantes del barco, de bandera noruega y operado por la ONG SOS Meditterranee, se encuentran 56 menores. Durante varios días permaneció mar adentro frente al puerto italiano de Catania, sin poder atracar debido a las restricciones impuestas por el reciente Gobierno de la ultraderechista Giorgia Meloni. Ante esta situación, la nave abandonó el miércoles esas aguas y se dirigió hacia la isla francesa de Córcega, con la esperanza de que París le proporcionara un puerto seguro.
Este jueves, el Gobierno francés anunció que autorizaba "a título excepcional" el desembarque de los pasajeros en el puerto militar de Toulon. "Su llegada está prevista para el viernes por la mañana", comunicó el ministro del Interior, Gerald Darmanin, quien tachó de "incomprensible" y contrario al "derecho internacional" el comportamiento de Roma. Precisó que parte de los indocumentados serán acogidos por Alemania, pero adelantó que "aquellos que no tengan derecho de estancia o asilo en nuestro territorio serán sometidos a un procedimiento de expulsión sin demora", recogen medios locales.
Asimismo, advirtió que "habrá consecuencias extremadamente fuertes en la relación bilateral", así como en la de Italia con el resto de los países de la Unión Europea. En concreto, París se propone reforzar los controles fronterizos y suspenderá, "con efecto inmediato", el acuerdo con Roma para repartir a los migrantes rescatados del mar por barcos humanitarios. Esto último supone que queda sin efecto la recepción de 3.500 refugiados, como estaba previsto, de aquí al próximo verano.
Por su parte, desde Roma calificaron de "incomprensible" la reacción de París, dado que "Italia ha acogido a 90.000 [inmigrantes] solo este año", y teniendo en cuenta "los constantes llamamientos a la solidaridad hacia estas personas". Lo ocurrido "demuestra cuán firme y decidida es la postura de otras naciones frente a la inmigración ilegal", dijo el ministro del Interior, Matteo Piantedosi, citado por la prensa local, y agregó: "Lo que no entendemos es en qué se basa [la idea de que] Italia deba aceptar voluntariamente algo que otros no están dispuestos a aceptar".
El Gobierno de Giorgia Meloni, que lleva unos 20 días en el cargo, ha endurecido la política italiana con respecto a las organizaciones humanitarias dedicadas al tema de la inmigración. La semana pasada, Piantedosi y el viceprimer ministro italiano, Matteo Salvini, firmaron un decreto según el cual solo se permite el desembarco en su territorio de los individuos más vulnerables o con problemas de salud.
Así ocurrió a inicios de este mes, cuando inicialmente se permitió desembarcar a los migrantes más vulnerables de entre los 179 que estaban a bordo del Humanity 1, de bandera alemana, y los 572 de la Geo Barents, también de bandera noruega. Sin embargo, finalmente las autoridades cedieron y permitieron desembarcar a todos los rescatados.
Estas tensiones entre Francia e Italia tienen precedentes ya en junio de 2018, cuando Italia se negó a acoger el barco Aquarius, con más de 600 migrantes a bordo, en aplicación de las políticas del entonces ministro del Interior, el ultraderechista Salvini, actual viceprimer ministro y ministro de Infraestructuras. El barco, que tampoco fue aceptado por Francia ni Malta, terminó desembarcando a sus pasajeros en el puerto español de Valencia.