Este país es el primero en autorizar el uso médico del éxtasis y los hongos alucinógenos
Australia se convirtió en el primer país del mundo en autorizar el uso de las drogas MDMA (éxtasis) y la psilocibina (compuesto responsable del efecto psicoactivo de ciertos hongos comestibles) para tratar patologías mentales.
La regulación, aprobada el pasado febrero por la Administración de Bienes Terapéuticos australiana (TGA, en inglés), entró en vigor este sábado. De esta manera, los psiquiatras podrán recetar la droga sintética MDMA para el tratamiento del síndrome de estrés postraumático y la psilocibina para depresiones que no mejoren con otros tratamientos.
Al tomar la decisión, el organismo regulador citó "evidencia suficiente" de que las drogas pueden ser útiles para ciertos pacientes con las mencionadas patologías. Asimismo, afirmó que los ensayos habían revelado que estas sustancias son "relativamente seguras" cuando se utilizan en un "entorno médico controlado".
Australia es la primera nación en regularizar el uso de esas drogas a nivel nacional, a diferencia de países como Canadá y EE.UU., donde su uso médico está permitido pero solamente en ensayos clínicos o en casos específicos.
Tratamiento polémico
No obstante, algunos científicos aseveran que aún no hay suficiente investigación sobre este tipo de estupefacientes en entornos terapéuticos y que la decisión de autorizarlos como medicamentos se tomó demasiado pronto.
"No es para todos. Necesitamos averiguar quiénes son las personas que van a tener malas experiencias y no recomendarlas", afirmó a la revista Nature Susan Rossell, neuropsicóloga de la Universidad Tecnológica de Swinburne, en Melbourne.
La profesional teme que, si se administran de manera inadecuada, las drogas puedan causarles a los pacientes mayores problemas psicológicos. Su propia investigación no publicada sugiere que entre el 10 % y el 20 % de los participantes del ensayo lo pasan "realmente mal" con estos medicamentos.
Por su parte, a Steve Kisely, psiquiatra de la Universidad de Queensland en Brisbane, le preocupa que la aprobación no incluya orientación ni estipulación de que las sustancias deban administrarse en un entorno clínico con apoyo psicoterapéutico intensivo. "Realmente no está claro cómo se hará cumplir", expresó.