"Les pido disculpas, nunca hice esto, lo hago porque estoy muy preocupada", dice una mujer parada en uno de los vagones del metro de Buenos Aires.
Se llama Ana Fernández. Es nieta de Esther Ballestrino de Careaga, una de las fundadoras de las Madres de Plaza de Mayo, que fue secuestrada en 1977 por la dictadura que gobernó el país de 1976 a 1983. Luego, la arrojaron viva al mar en los llamados "vuelos de la muerte".
También es hija de Ana María Careaga, quien a los 16 años fue secuestrada y torturada mientras estaba embarazada. Gracias a la intervención de Naciones Unidas, logró exiliarse en Suecia, en donde nació su primera hija, quien, cuatro décadas después, como tantos argentinos, ha decidido hacer un acto de micromilitancia para contar su historia y exigir que nunca más se cometan estos crímenes.
Por eso, temblorosa, se plantó frente a los pasajeros en el vagón del metro para alertar del peligro que, a su juicio, representan el candidato ultraderechista a la presidencia, Javier Milei, y su compañera para la vicepresidencia, Victoria Villarruel, quienes minimizan, justifican y reivindican los delitos de lesa humanidad cometidos durante la dictadura y desean que los represores condenados queden libres.
"Nací en Suecia, cuando acá había una dictadura. Mi mamá tenía 16 años cuando la secuestraron embarazada de mí. Fue a un campo de concentración, donde la despojaron de todo, incluso de su nombre: pasó a tener una letra y un número. Fue brutalmente torturada. Cumplió 17 años en ese campo de concentración", cuenta Fernández ante el atento silencio de quienes la escuchan.
"Mi abuela salió a buscarla y se encontró con otras madres que hoy se conocen como Madres de Plaza de Mayo. Mi abuela, junto a otras dos madres de desaparecidos y dos monjas francesas, también fue secuestrada, la llevaron a la ESMA (Escuela de Mecánica de la Armada) y fue arrojada con vida al mar", añade para recordar uno de los tenebrosos mecanismos usados por los represores para desaparecer a las víctimas.
Testimonios
La mujer explica que, en la ESMA, cometió delitos de lesa humanidad Jorge 'el Tigre' Acosta, un genocida que hoy pide que voten a Milei.
"Volvimos en democracia, no quiero violencia para mis hijos, amo este país, quiero vivir acá, quiero que todos podamos vivir teniendo diferencias, diciendo nuestras diferencias y sin miedo a que nos secuestren, a que nos torturen, y a que nos arrojen con vida al mar, eso nunca más. Por favor, por la democracia, no voten a Milei", concluye su relato.
Los pasajeros aplauden. En pocas horas, el video de su intervención se viraliza. Es una muestra más del renovado activismo en defensa de los derechos humanos que han provocado Milei y Villarruel con sus defensa de los represores.
El jueves, por ejemplo, luego del debate de los candidatos a vicepresidentes en el que Villarruel negó el número de desaparecidos de la dictadura, se impuso como tendencia la etiqueta #Son30mil con publicaciones que incluían las historias y fotografías de las víctimas.
"Son 30 mil. Y uno es Héctor Alberto González. Desaparecido el 4 de agosto de 1976. Por siempre en mi corazón", escribió un usuario. Otro recordó a José Luis Aguilar Brascesco.
"Este el primo de mi mamá. Estudiaba historia en la Universidad Nacional de Córdoba y trabajaba como inspector de tránsito. Lo secuestró el Estado en 1976. La última vez que lo vieron fue en el centro clandestino La Perla. Está desaparecido hace 47 años. Nunca más", convocó.
"José Héctor Mangone y María José Rapela de Mangone: Estos son mis primos, secuestrados por los colegas del padre de la candidata a vice en julio de 1977. Ella estaba embarazada. Ambos continúan desaparecidos y sobre el bebé no se tiene certeza aunque todo indica que lo perdió", señaló otro testimonio.
Una más contó el caso de su prima Valeria Beláustegui Herrera, desaparecida en 1977, cuando estaba embarazada.
"Fue llevada a Campo de Mayo y luego de tener a su bebé, dos militares se peleaban delante de ella por quedárselo. Valeria pidió por favor que no se lo sacaran y la mataron a golpes de culetazos y patadas en la cabeza. Valeria aún sigue desaparecida e ignoramos el destino de su bebé", explicó.
Otra usuario recordó a su maestro de primaria, Eduardo Tejedor, a quien secuestraron a la salida del colegio una tarde de 1978.