De la cuadriplejia a las inmensas ganas de vivir: La historia del pintor venezolano Luis Zorrilla

Su trabajo ha sido reconocido por distintas personalidades e instituciones y sus obras se encuentran en países donde su autor nunca imaginó que llegarían.

Un instante cambió dramáticamente la historia del venezolano Luis Zorrilla, un joven trabajador, deportista, amante del baloncesto, la pintura, los animales y la naturaleza. Era el 17 de julio de 2010 y tenía apenas 24 años de edad.

"Fue uno de los días más felices de mi vida, toda mi familia estaba disfrutando", contó Luis a RT sobre el viaje en autobús hacia las playas de Higuerote, estado Miranda, en las costas centrales de Venezuela.

Pero todo cambió cuando decidieron salir de la playa para ir al río 'Las Morochas', en la localidad de Barlovento. Al llegar ahí, después de 30 minutos, una mala jugada dio un giro inesperado a la vida de Luis.

Con 1,92 metros de altura, Luis se acercó al río y notó un pozo en el que creyó que se podía lanzar. La algarabía no lo dejó percatarse de la poca profundidad que había en el lugar y se zambulló de cabeza.

Inmóvil pero consciente de todo

Cuando Luis iba en el aire notó que el suelo del río estaba muy cerca y para no pegar su rostro al fondo, movió su cuello bruscamente —como un latigazo— y se fracturó la columna cervical C5.

"Estuve un rato flotando en el agua porque quedé inmóvil, no había perdido la noción y estaba consciente de todo lo que pasaba, podía abrir y cerrar los ojos bajo el agua, pero no podía levantar el cuello y estaba flotando boca abajo aguantando la respiración".

Luis cuenta que estuvo así por "mucho tiempo" hasta que su familia vio que el río se lo llevaba. "Ellos pensaban que estaba bromeando, pero como no reaccionaba me sacaron y me sentaron en una silla, me preguntaban qué pasaba, yo no podía ni hablar, estaba en shock".

De inmediato lo trasladaron a una clínica en Caracas donde lo operaron de emergencia y le insertaron una lámina de titanio entre la cervical 4 y 6 para poder sostener la 5 que quedó fracturada.

Estuvo en terapia intensiva por varios días. Los médicos probaron sus reacciones en extremidades pero no sentía nada en piernas, brazos y dedos. "Mi diagnóstico fue cuadriplejia. Lo más sorprendente es que nunca me puse a llorar, no caí en depresión, porque tuve el apoyo de familiares y amigos que me visitaron, y siempre fui optimista".

"Postrado en cama para siempre"

El médico dijo que Luis iba a quedar postrado en cama para siempre. Sin embargo, un neurólogo fue más optimista e indicó que podía recuperar parte de su movilidad con terapia.

"Hice de todo, cámara hiperbárica, células madres, fui al Hospital del Mar y a un centro de rehabilitación. En este último, la doctora fue más dura y dijo que la terapia me iba a servir solo para mantener el físico y que ya no volvería a caminar".

Aquella sentencia la escuchó junto a su madre. "Aguanté por dentro, fue una sensación horrible". Sin embargo, siguió en algunas terapias que eran sumamente costosas y en las que requería apoyo de otra persona para moverse.

La empresa para la que Luis trabajaba era Helados EFE, parte de una de las compañías privadas más grandes del país. Los patronos le pagaron las sesiones de terapia por unos meses pero no lo ayudaron más porque su lesión no fue producto de un accidente laboral.

Sin embargo, lo mantuvieron en nómina por dos años hasta que le cesaron el contrato. En ese momento Luis sumó otra preocupación, ya no podía aportar económicamente a su familia, su madre y sus dos hijas: Nicole y Nitzui, quienes actualmente tienen 17 y 14 años y para entonces eran muy niñas.

Antes de su fractura, Luis estudiaba tercer semestre de Educación Física en la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL) de Caracas y contaba con una beca de baloncesto. "Fue uno de los sueños que se me truncaron", dijo. Antes, intentó estudiar Administración pero no le gustaba.

"Me sentía poco útil"

En 2008, previo al accidente, comenzó a dibujar retratos para sus amigos del trabajo, quienes le pedían que hiciera a sus hijos en forma realista, una práctica que sin saberlo sería clave para su vida.

Cuando iba a trabajar, siempre pasaba frente a un taller de arte que exhibía retratos y pinturas realistas que lo atraían. Un día decidió entrar para preguntar por los cursos pero eran muy costosos.

Sin embargo, aquellas obras lo impresionaron y se quedó con las ganas de pintar inspirado en esas imágenes. Así comenzó a dibujar a lápiz para imitar lo que veía a diario en las vitrinas de ese taller.

La pasión de Luis por el dibujo la tiene desde niño. De hecho, ganó varios concursos cuando estaba en la escuela. Le gustaba hacer caricaturas de los 'Looney Tunes' a lápiz, grafito y crayón. Cuando llegó a la adolescencia se interesó más por el baloncesto y dejó la pintura en un segundo plano.

Tras la cuadriplejia, su vida se redujo a ver televisión y competencias deportivas. "Me sentía mal, no me sentía útil, quería hacer algo para distraerme, para estar bien conmigo mismo, porque me sentía poco útil para la sociedad, para mi familia, busqué si podía trabajar por internet o algo que se adaptara a mí, pero no encontré nada".

Con la liquidación que le dieron en la empresa que trabajó desde 2006, intentó montar un pequeño negocio en casa pero en ese momento la economía del país, bloqueada y sancionada, empezó a derrumbarse. "Vino el momento más fuerte de la crisis económica en Venezuela y no pude hacer nada por el deterioro de la moneda, no me dio resultado".

"El arte me devolvió las ganas de vivir"

En aquel difícil momento lo único que hacía sentir bien a Luis era cuando ayudaba a sus hijas en las tareas escolares. "Les hacía los dibujitos y ellas los remarcaban. Los trazos me quedaban muy claritos porque no tenía fuerza en las manos y por la movilidad limitada que tengo".

A inicios de 2020 Luis consiguió un lápiz con el que comenzó a dibujar mejor y le gustó como se veían los trazos. "Vi que con ese lápiz, que es de marca Kores, me salían bien los dibujos y que podía hacerlo solo, porque con otros lápices no podía".

Su hija mayor también dibuja y lo hace excelente, dice su papá orgulloso. Entonces ella tenía 14 años y publicaba sus pinturas en redes sociales. Luis, para entretenerse e interactuar con otras personas, usaba las redes para publicar información deportiva, pero al ver las reacciones en la cuenta de su hija decidió también mostrar sus dibujos.

"Empecé con un retrato de un amigo que se había ido a Argentina, era él con su mamá que había fallecido. Se puso a llorar, quedó sorprendido y dijo que era impresionante". Luis recordó que aquella reacción lo motivó a seguir dibujando y a publicar en redes.

A partir de ahí lo empezaron a contactar de distintas partes del mundo para pedirle dibujos por encargos. "Vamos bien decía yo, mi mamá estaba contenta, mis hijas también, empezaron a llegarme encargos de Venezuela, Ecuador, Chile, Colombia, Europa, Washington, Nueva York, me comenzaron a entrevistar, y así fue como el arte me devolvió las ganas de vivir".

Apoyo de famosos

Una vez Luis dibujó a Don Ramón, el famoso personaje de la serie 'El Chavo del 8' y que personificó el actor mexicano Ramón Valdéz. Su hijo, Estaban Valdéz, contactó a Luis para felicitarlo y agradecerle por el dibujo, y desde entonces se hicieron amigos cercanos.

"Un día le dije a Esteban que quería dibujar a La Chilindrina (otro personaje del 'Chavo') y él le pasó a la imagen a María Antonieta de las Nieves. Luego ella lo publicó en sus redes porque le gustó y eso me llena de orgullo".

También ha logrado compartir con deportistas venezolanos reconocidos como el exjugador de baloncesto de la NBA, Grevis Vásquez; el exbeisbolista de Grandes Ligas, Luis Sojo; y el múltiple campeón mundial de ciclismo BXM, Daniel Dhers, a quien le hizo un retrato a bolígrafo y se lo entregó en su casa.

Desde que nació el 18 de enero de 1986, Luis siempre ha vivido en el barrio 24 de julio de la populosa parroquia de Petare, parte de la Gran Caracas, donde espera que también lo visite "cuando pueda" el pelotero venezolano Ronald Acuña, jugador más valioso de las Grandes Ligas, para entregarle su dibujo.

Reconocimientos

Ahora Luis pasa la mayor parte de sus días dibujando. Lo hace acostado y gracias a una pequeña movilidad que le quedó en su mano derecha, en la que ni siquiera puede mover todos sus dedos.

Su historia de resiliencia ha contado con el apoyo de personas que lo han ayudado a llevar más allá sus dibujos, y uno de ellos ha sido el fotógrafo Isaac Paniza.

También los han respaldado organizaciones como EnfocandoArt, la Alianza Francesa, el Sistema Económico Latinoamericano y del Caribe (SELA), entre otros artistas que le han abierto las puertas para exponer sus obras.

En estas exposiciones, diplomáticos de distintas partes del mundo, artistas y otras personas, han comprado sus obras y se las han llevado a sitios que Luis nunca imaginó. En 2023 fue reconocido por la revista digital Venezolanos Ilustres como uno de los 20 personajes más destacados y ese mismo año, un grupo de estudiantes de Comunicación Social hicieron un documental sobre su vida.

También ha sido invitado a programas televisivos, a compartir con alumnos de arte, a dar charlas de motivación en escuelas y a relacionarse con artistas plásticos que ahora lo reconocen como colega. "Yo estaba impresionado, no imaginaba que siendo de Petare y sin casi poder mover mi cuerpo y dibujando acostado iba a lograr todo esto".

Una de las ayudas clave para Luis, ha sido el apoyo que le da la empresa Kores de Venezuela, al entregarle insumos esenciales para sus dibujos. 

"Me siento útil"

"El dibujo cambió mi vida, incluso en lo físico, porque yo estaba flaco flaco y volví a aumentar de peso cuando me motivé, por eso dibujo desde que me levanto hasta que me acuesto", resalta Luis.

Además, reconoce que la práctica lo ha hecho evolucionar de forma "abismal", porque sus dibujos de 2010 no se comparan a los que hace ahora con más detalle y realismo.

Aunque el flujo de trabajo va y viene, Luis dice que el dibujo ha sido "una bendición" para él y su familia, porque le proporciona estabilidad psicológica. "Me ayuda a distraerme, a no pensar tanto, ni a preocuparme, cuando no estaba dibujando pensaba mucho y eso me hacía mal".

Aunque a veces le toca difícil y hasta hace rifas de sus pinturas para conseguir dinero, el dibujo lo ayuda a solventar las dificultades que le trajo su accidente, e incluso a enfrentar la crisis económica venezolana. "No es que sea millonario pero ahora puedo cumplir con mi familia, con mis hijas, comprarle útiles, ropa, comida y tener para mis necesidades básicas".

"Me siento una persona útil y con ganas de vivir, estoy en paz conmigo y eso es lo más bonito, sentirme en paz. Si me ven por la calle pensarán que estoy mal pero no se imaginan que soy una persona totalmente feliz, sobre todopor lo que he logrado a pesar de las circunstancias".

Luis ve la vida de una manera distinta. "Ahora sé que nada es imposible cuando uno se lo propone. Nos quejamos por muchas tonterías que no llevan a nada, por eso mi lema es quejarnos menos y agradecer más".

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