La denuncia por violencia de género que la exprimera dama, Fabiola Yáñez, interpuso en contra del expresidente de Argentina, Alberto Fernández, derrumbó la imagen de "aliado feminista" que el dirigente peronista supo construir durante su Gobierno, y que lo diferenció de otros líderes latinoamericanos.
Durante su gestión, Fernández creó el primer Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad que ha tenido el país suramericano, además de que impulsó la legalización del aborto y el cupo laboral trans.
El exmandatario, que se asumió feminista, también usaba el lenguaje inclusivo y, en una de sus frases más controvertidas, llegó a presumir que había terminado con el patriarcado.
Aparentemente, nunca antes el movimiento de mujeres de Argentina había contado con tanto apoyo por parte de un presidente. En las calles y en las instituciones, los feminismos de Argentina se fortalecieron y se colocaron a la vanguardia de este movimiento a escala global.
Sin embargo, las políticas de género de Fernández comenzaron a ser fuertemente cuestionadas el año pasado, ya que algunos sectores peronistas denunciaron que habían sido uno de los factores centrales para que perdieran las elecciones presidenciales frente a Javier Milei, un político que denosta por completo las luchas feministas.
De acuerdo con esta crítica, que todavía se debate al interior del peronismo, las luchas de las mujeres no eran "tan importantes" y alejaron votantes.
Las feministas aclararon que el Gobierno perdió no por los derechos obtenidos, sino por el fracaso de la política económica que llevó a cabo Fernández y que incrementó la pobreza, la inflación, la deuda y la devaluación.
Ya fuera del poder, al presidente que terminó su gestión con un balance negativo del 80 %, apenas si le quedaban como legados su supuesta honestidad y su compromiso con los feminismos.
Pero ambos desaparecieron en las últimas semanas. A Fernández ya no le quedó nada.
Repudio
Lo que comenzó como una causa judicial por presunta corrupción derivó en una denuncia por violencia de género, que se convirtió en uno de los mayores escándalos políticos de la historia argentina.
Los chats en los que Yáñez denuncia que Fernández la golpeó, y que incluyen fotos en las que se le ven moretones en el brazo y en el rostro, fueron encontrados por el juez Julián Ercolini en el teléfono de María Cantero, la exsecretaria del expresidente, en el marco de la causa en la que se le investiga por la millonaria e irregular contratación de seguros durante su Gobierno.
El repudio de colectivos y de personalidades y políticas feministas fue unánime. Diputadas, senadoras, intendentas, exfuncionarias, periodistas, escritoras, científicas. Casi todos los sectores que aplaudieron el supuesto feminismo de Fernández condenaron al expresidente y se solidarizaron de inmediato con Yáñez.
La controversia ayudó al oficialismo en su permanente campaña de odio contra los feminismos. Por ejemplo, uno de los emblemas del presidente Javier Milei ha sido la desaparición del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad, el mismo que hoy Yáñez asegura que no la ayudó cuando quiso denunciar la violencia del exmandatario.
En su declaración judicial, la exprimera dama acusó de manera directa a Ayelén Massina, la segunda ministra de la Mujer que hubo durante el Gobierno de Fernández. Yáñez reveló que le pidió auxilio y que la funcionaria no se lo brindó.
Milei ha señalado la "hipocresía" de los feminismos y de Fernández, a quien define como un presidente que construyó una burocracia alrededor del tema de género que en realidad "no servía para nada".
Por otra parte, Yáñez aseguró que Fernández la obligó a interrumpir su primer embarazo, lo que ensombrece el histórico papel que tuvo el expresidente en las luchas feministas al apoyar la legalización del aborto, un derecho que las mujeres argentinas pelearon durante décadas y que el Gobierno de Milei ya advirtió que pretende derogar.
Más violencias
Desde la semana pasada, el Gobierno desplegó el amplio dispositivo comunicacional con el que cuenta, que incluye medios oficialistas y antiperonistas radicales, y las redes sociales, para denostar a las feministas y acusarlas de haber votado "a un golpeador" y de ser selectivas con las víctimas.
"El feminismo no se mancha", fue la respuesta de múltiples colectivos y personalidades, que advirtieron que "el fraude" que resultó ser Fernández y el uso que le dio a sus causas no demerita las luchas de las mujeres.
Aunque siempre han negado la existencia de la violencia de género, Milei y sus seguidores mostraron una insólita indignación por el caso de Yáñez. Pero respondieron con más violencia, ya que filtraron, publicaron y se burlaron de los videos en los que la periodista Tamara Pettinato, que no está involucrada en ninguna causa judicial, es grababa por el expresidente en una situación íntima.
"¿Resulta que una denuncia por violencia de género se tapa con más violencia contra una mujer?", cuestionó la comunicadora en un mensaje que publicó la noche del lunes.
Los militantes oficialistas también difundieron una larga lista de mujeres famosas a las que señalan como "amantes" del expresidente, y que están siendo hostigadas con insultos y amenazas. En un afán de terminar con el acoso, algunas de ellas, como la periodista Luciana Rubinska y la actriz Florencia Peña, se sintieron forzadas a desmentir públicamente cualquier tipo de relación con Fernández.
La continuidad de las violencias se reflejó también en la filtración de las fotos en las que Yáñez aparece con golpes, ya que la difusión de este tipo de imágenes siempre revictimiza a las denunciantes. Ella misma ya detalló la manera en que la afectó porque algún día su hijo Francisco, de dos años, podrá verlas.
De hecho, la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional Federal exhortó a los medios y profesionales de la comunicación a evitar la publicación de estas fotos, pero el llamado ha sido inútil porque se siguen transmitiendo a toda hora en diarios, canales de televisión y de 'streaming'.
La excepción fueron medios como Tiempo Argentino, eldiario.Ar y Página 12, que explicaron en diversas editoriales las razones éticas por las que no publicarían fotos que afectan a la víctima.
Linchamientos
El falso compromiso de Fernández con los feminismos los convirtió en una pieza clave del escándalo, ya que algunas referentes han sido objeto de linchamientos mediáticos debido a la cercanía que tuvieron con el presidente o con el peronismo, o por manifestar las dudas que tienen sobre la denuncia.
Una de ellas es Dora Barrancos, una legendaria intelectual feminista que trabajó como asesora de Fernández y que, de acuerdo con una columna que publicó el fin de semana el periodista Horacio Verbitsky, no cree en las acusaciones de la exprimera dama.
"Estoy en condiciones de asegurar fehacientemente que nunca (Fernández) agredió físicamente (a Yáñez). Ella arrastra una compleja situación psíquica, a lo que se unió su adicción alcohólica", escribió la socióloga en un chat al que accedió el periodista.
Otra fue Julia Mengolini, una reconocida periodista feminista y militante peronista que advirtió, como lo ha hecho desde hace varios años, que existe la presunción de inocencia de Fernández y que Yáñez, con quien se solidariza, tendrá que demostrar las acusaciones en la justicia.
Sus declaraciones fueron editadas para hacer creer que no apoyaba a la exprimera dama, con el fin de atacar a los feminismos y señalar la supuesta "hipocresía" y "doble vara" del movimiento.
El debate sigue con un presidente, Javier Milei, que ha desmantelado todas las políticas con perspectiva de género; que arrastra un largo historial de estas violencias, en particular contra mujeres periodistas; y que quiere aprovechar políticamente el escándalo. El movimiento feminista diverso, sin embargo, ya advirtió que no cederá en sus luchas porque trascienden la decepción que resultó ser Alberto Fernández.