El intercambio de sombreros vueltiaos entre el presidente colombiano, Gustavo Petro, y el exjefe de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), Salvatore Mancuso, durante un acto en Montería (Córdoba), más que el símbolo de la reconciliación entre dos antagonistas históricos, es el armisticio que propone reabrir un proceso de paz fallido para lograr una repartición justa de la tierra entre las víctimas de la violencia.
El encuentro con Mancuso, gestor de paz designado por Petro, ocurrió durante un acto de entrega de 8.430 hectáreas de tierras, de las cuales 7.916 pertenecieron a los exjefes paramilitares Carlos Mario Jiménez, alias 'Macaco'; José Germán Senna, alias 'Nico' y Ramiro Vanoy Murillo, alias 'Cuco Vanoy'.
Y es que el problema de la desigual distribución de la tierra en el país suramericano ha sido la semilla del conflicto histórico que se ha extendido por décadas. Los trabajadores del campo han sido despojados en distintas etapas históricas por terratenientes, grupos políticos y por el paramilitarismo, a través de la muerte y la violencia, lo que ha dejado surcos de sangre en el territorio.
Un nuevo proceso sobre la mesa
Para Petro, el proceso de paz iniciado en 2005 por el expresidente Álvaro Uribe con las AUC "terminó mal" porque los excomandantes paramilitares fueron extraditados por quienes los entregaron a la "justicia extranjera". Del mismo modo, fustigó la actuación del exfiscal Francisco Barbosa, a quien señala de no haber velado para que la Justicia cumpliera su rol de asignar tierras a las víctimas de narcotraficantes y paramilitares.
"Los traicionaron, y la paz no se hace con traiciones, la paz se hace con la palabra puesta sobre la mesa", expresó el mandatario para delinear este nuevo pacto que plantea con los exjefes del paramilitarismo.
No obstante, este planteamiento no ha sido bien visto por los adversarios del Gobierno, que lo consideran una "alianza" con el paramilitarismo, a pesar de que Petro fue el principal opositor de Mancuso cuando era aplaudido por distintos sectores en el Congreso en 2004.
Mancuso y Petro
En su derecho a la palabra, Mancuso reconoció el "dolor y sufrimiento" que causó a las víctimas y ratificó que Petro fue un "objetivo militar" de las Autodefensas y uno "de los máximos opositores".
El exparamilitar admitió que las AUC "reconfiguraron" el campo a través de la acumulación de tierras y de una "contrarreforma agraria". Así, décadas más tarde, dice estar dispuesto para "iniciar de inmediato la instalación de mesas de diálogo con el Gobierno para la pacificación y transformación de los territorios".
La presencia de Mancuso en el acto de Petro ha causado agrios comentarios entre quienes adversan al mandatario, que lo han acusado de "lavarle la cara" al excomandante de las AUC, de establecer una "alianza" con el paramilitarismo y de "dejarse manosear" por él. Incluso algunos lo han tildado de una "beatificación asqueante" para con las víctimas.
Uribe también reaccionó en las redes, donde defendió su política de seguridad, que ha sido criticada por las ejecuciones extrajudiciales o 'falsos positivos' realizados por fuerzas militares del Estado y civiles en contra de campesinos. Asimismo, el líder opositor tildó al encuentro entre Petro y Mancuso como un "teatro de compadres" y defendió su acuerdo de paz.
"Un problema por resolver"
Durante su discurso, Petro se refirió a un "problema por resolver", que es la deuda histórica de la repartición justa de la tierra en Colombia, tanto para el campesinado de Córdoba como del resto del país. La solución que plantea es un diálogo "donde la reforma agraria no asuste a nadie sino que sea un instrumento de producción".
"No estoy diciendo que venir con las manos armadas a quitarle la tierra quienes la poseen y entregarla al campesinado. Estoy hablando de un acuerdo nacional", dijo con relación a su propuesta para conseguir la paz.
El líder del Pacto Histórico habló de la necesidad de generar tierras fértiles como base del desarrollo industrial y del progreso. Así, puso sobre la mesa su propuesta bandera de una reforma agraria para democratizar su propiedad.
La huella de Mancuso en Córdoba
La presencia de Mancuso en esa ciudad colombiana se explica porque, además de nacer allí, entre 1995 y 2005, fue el segundo al mando del Bloque Córdoba de las Autodefensas Unidas de Colombia, que luego se transformó en las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (ACCU).
En esa región el excomandante paramilitar confesó 402 delitos cometidos por él y reconoció su responsabilidad en 1.500. Sin embargo, según el Observatorio de Memoria y Conflicto —entre 1995 y 2005—, 2.503 personas fueron asesinadas en Córdoba, hubo 53 masacres que dejaron 389 víctimas, de las cuales 35 fueron perpetradas por grupos paramilitares.
Además, se reportaron 1.189 casos de desaparición forzada con 1429 víctimas, de las cuales 558 fueron cometidas por grupos paramilitares. En total, el Observatorio de Memoria y Conflicto calcula que 94.754 personas fueron asesinadas por el paramilitarismo en Colombia.