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Carreteras de Siria: atascos por los registros y velocidades 'antibalas'
La percepción de la carretera como zona de gran peligro adquiere otra dimensión en Siria, donde el terrorismo internacional perpetra varios atentados por semana. Fuera de las principales ciudades, mientras más rápido se viaje, mejor.
Son muchas las autopistas del país árabe que desde hace años o meses se ven asediadas por francotiradores ocultos en edificios o en las montañas. Les es siempre más difícil acertar en un vehículo cuando se desplaza como una bala. Y nunca se sabe qué puede ocurrir con el coche si el conductor se detiene en el camino.
En Damasco la lógica es diferente. Pese a las dificultades económicas que experimenta la población, las calles de la capital siria siguen estando muy atascadas debido a los múltiples puestos de control.
Las opiniones de los expertos en seguridad difieren ante esta presencia policial y los repetidos registros de los objetos transportados.
"Ingresan mucho armamento y ya llevamos más de dos años de guerra", dice Sharif al Sharbaye. "Muchos coches bomba han sido detenidos a tiempo y cuando detectas uno, basta para justificar los controles".
"La idea es proteger las calles, pero hemos visto que siguen explotando coches bomba", objeta Mahmud al Mree. "Entonces debemos cuestionarnos si vale la pena limitar nuestras libertades o no".
Aunque los vehículos con artefactos en el maletero o en los asientos están considerados las mayores amenazas para los civiles, no solo se transportan explosivos, sino también armas de fuego. Para disparar un mortero desde un barrio céntrico, lo que sucede de vez en cuando, alguien debe llevar tanto el arma como el proyectil.
Un soldado sirio enseña a las cámaras de RT su herramienta: la máquina que le facilita la detección de bombas y de distintas municiones dentro de los vehículos. Su compañero enumera los métodos que le permiten proteger a los civiles: "Consultamos los nombres, pedimos la documentación, revisamos los coches".
Un tema aparte es la ruta más importante de las afueras de Damasco, la que comunica la capital con su aeropuerto. El peligro es tan real en cada momento que muchos sirios evitan esta ruta por los repetidos ataques de los francotiradores y por tanto, no pueden viajar en avión.
En Damasco la lógica es diferente. Pese a las dificultades económicas que experimenta la población, las calles de la capital siria siguen estando muy atascadas debido a los múltiples puestos de control.
Las opiniones de los expertos en seguridad difieren ante esta presencia policial y los repetidos registros de los objetos transportados.
"Ingresan mucho armamento y ya llevamos más de dos años de guerra", dice Sharif al Sharbaye. "Muchos coches bomba han sido detenidos a tiempo y cuando detectas uno, basta para justificar los controles".
"La idea es proteger las calles, pero hemos visto que siguen explotando coches bomba", objeta Mahmud al Mree. "Entonces debemos cuestionarnos si vale la pena limitar nuestras libertades o no".
Aunque los vehículos con artefactos en el maletero o en los asientos están considerados las mayores amenazas para los civiles, no solo se transportan explosivos, sino también armas de fuego. Para disparar un mortero desde un barrio céntrico, lo que sucede de vez en cuando, alguien debe llevar tanto el arma como el proyectil.
Un soldado sirio enseña a las cámaras de RT su herramienta: la máquina que le facilita la detección de bombas y de distintas municiones dentro de los vehículos. Su compañero enumera los métodos que le permiten proteger a los civiles: "Consultamos los nombres, pedimos la documentación, revisamos los coches".
Un tema aparte es la ruta más importante de las afueras de Damasco, la que comunica la capital con su aeropuerto. El peligro es tan real en cada momento que muchos sirios evitan esta ruta por los repetidos ataques de los francotiradores y por tanto, no pueden viajar en avión.
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