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El batallón Vostok de autodefensa a RT: "Somos voluntarios, no mercenarios"
Una de las principales fuerzas que hacen frente al Ejército ucraniano en el este del país es el batallón Vostok. En declaraciones a RT revelan que no son mercenarios, sino voluntarios.
El comandante del batallón encabezaba en su día el grupo de fuerzas especiales Alfa, pero decidió pasarse al bando de las autodefensas tras el inicio de la operación militar del Gobierno central.
"Nosotros nos organizamos cuando nos dimos cuenta de que el Ejército cumpliría las órdenes de Kiev y cuando vimos que los nacionalistas, movilizados por el oligarca Kolomoiski, podrían causar un gran daño a nuestros ciudadanos", explica Alexánder Jodakovski.
Tanto dentro como fuera del cuartel los milicianos del batallón Vostok parecen estar bien pertrechados. Su comandante reconoce que no solo se han hecho con armas de la toma de comisarías y cuarteles militares. "Hemos recibido armas de diferentes fuentes y, de momento, puedo decir que tenemos armamento más que suficiente", recalca.
Según precisa Jodakovski, el batallón Vostok se compone en gran medida de voluntarios. La mayoría con los que habló el equipo de RT dice ser de la región de Donetsk.
"Estoy aquí porque a mi casa llegó la desgracia. En mi presencia mataron con un proyectil a una niña. Y ahora solo me hago una pregunta: ¿Quién responderá por ello?", comenta Serguéi, un minero que decidió no quedarse indiferente ante la crisis.
Otros milicianos se alistaron en el batallón porque ven amenazada su cultura y sus raíces. "Soy de Donetsk, he vivido aquí toda mi vida. Tengo 47 años y 2 hijos. Soy minusválido, tengo una prótesis. He venido aquí a defender mi fe ortodoxa, mi lengua materna, el ruso", proclama uno de ellos.
En este cuartel en ningún momento se esconde que haya hombres armados provenientes de Rusia. Y Mamai es uno de ellos. Llegó de Osetia del Norte junto a decenas de caucásicos. "Hemos venido a ayudar a nuestros hermanos, a defendernos de los que atacan queriendo imponer su política. Hemos venido a ayudar a la gente que está protegiendo su tierra", sostiene.
Desde Kiev se acusa a las milicias de Donetsk de contar con mercenarios y con hombres armados enviados por Rusia. "Aquí estamos voluntariamente. No recibimos ningún dinero, no nos pagan nada", dice Gará, un miliciano de San Petersburgo.
Quienes ya no forman parte del batallón Vostok son los chechenos. Tras los combates del pasado lunes en el aeropuerto de Donetsk, una gran parte de los que llegaron a Donetsk murieron.
El comandante asegura que es mejor que no formen parte de esta milicia, porque el conflicto se podría agravar. "Al morir chechenos aquí, podríamos tener un problema bastante grave, pues sus familiares vendrán a la región a vengar su muerte, y entonces la crisis sí que será incontrolable", explica.
La llegada al poder del nuevo presidente, Piotr Poroshenko, ha traído consigo una intensificación de la operación militar, pues el mandatario aspira a llevar a cabo una ofensiva corta y eficaz. "Serán ellos los que paguen con su propia sangre. El operativo no será rápido. Eso se lo garantizamos", agrega Gará.
A primera vista ni la organización ni la disciplina abundan en el cuartel general del batallón Vostok. Decenas de milicianos esperan nuevas órdenes en unos días que califican como los más difíciles en la crisis del este del país. Y, según las declaraciones de ambas partes, el conflicto, por el momento, no parece que vaya a encauzarse por la vía diplomática.
"Nosotros nos organizamos cuando nos dimos cuenta de que el Ejército cumpliría las órdenes de Kiev y cuando vimos que los nacionalistas, movilizados por el oligarca Kolomoiski, podrían causar un gran daño a nuestros ciudadanos", explica Alexánder Jodakovski.
Tanto dentro como fuera del cuartel los milicianos del batallón Vostok parecen estar bien pertrechados. Su comandante reconoce que no solo se han hecho con armas de la toma de comisarías y cuarteles militares. "Hemos recibido armas de diferentes fuentes y, de momento, puedo decir que tenemos armamento más que suficiente", recalca.
Según precisa Jodakovski, el batallón Vostok se compone en gran medida de voluntarios. La mayoría con los que habló el equipo de RT dice ser de la región de Donetsk.
"Estoy aquí porque a mi casa llegó la desgracia. En mi presencia mataron con un proyectil a una niña. Y ahora solo me hago una pregunta: ¿Quién responderá por ello?", comenta Serguéi, un minero que decidió no quedarse indiferente ante la crisis.
Otros milicianos se alistaron en el batallón porque ven amenazada su cultura y sus raíces. "Soy de Donetsk, he vivido aquí toda mi vida. Tengo 47 años y 2 hijos. Soy minusválido, tengo una prótesis. He venido aquí a defender mi fe ortodoxa, mi lengua materna, el ruso", proclama uno de ellos.
En este cuartel en ningún momento se esconde que haya hombres armados provenientes de Rusia. Y Mamai es uno de ellos. Llegó de Osetia del Norte junto a decenas de caucásicos. "Hemos venido a ayudar a nuestros hermanos, a defendernos de los que atacan queriendo imponer su política. Hemos venido a ayudar a la gente que está protegiendo su tierra", sostiene.
Desde Kiev se acusa a las milicias de Donetsk de contar con mercenarios y con hombres armados enviados por Rusia. "Aquí estamos voluntariamente. No recibimos ningún dinero, no nos pagan nada", dice Gará, un miliciano de San Petersburgo.
Quienes ya no forman parte del batallón Vostok son los chechenos. Tras los combates del pasado lunes en el aeropuerto de Donetsk, una gran parte de los que llegaron a Donetsk murieron.
El comandante asegura que es mejor que no formen parte de esta milicia, porque el conflicto se podría agravar. "Al morir chechenos aquí, podríamos tener un problema bastante grave, pues sus familiares vendrán a la región a vengar su muerte, y entonces la crisis sí que será incontrolable", explica.
La llegada al poder del nuevo presidente, Piotr Poroshenko, ha traído consigo una intensificación de la operación militar, pues el mandatario aspira a llevar a cabo una ofensiva corta y eficaz. "Serán ellos los que paguen con su propia sangre. El operativo no será rápido. Eso se lo garantizamos", agrega Gará.
A primera vista ni la organización ni la disciplina abundan en el cuartel general del batallón Vostok. Decenas de milicianos esperan nuevas órdenes en unos días que califican como los más difíciles en la crisis del este del país. Y, según las declaraciones de ambas partes, el conflicto, por el momento, no parece que vaya a encauzarse por la vía diplomática.
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