La OTAN contra el opio afgano: ¿una batalla perdida?
Las tropas de la OTAN en Afganistán recurren a todos los métodos disponibles para eliminar las plantaciones de adormidera: las bombardean, las incineran y las fumigan con herbicidas. Sin embargo, hay voces que defienden que la droga que se extrae de esta planta puede usarse en provecho de la sociedad.
El diputado británico Frank Field cree que el opio afgano debe ser legalizado. Esto podría beneficiar a los granjeros de ese país, incrementar los ingresos para la reconstrucción de la nación e impedir que el estupefaciente caiga en manos de los carteles.
“Al actuar en Afganistán hemos preferido bombardear antes que pensar. Cualquier persona que se pregunta cómo hacemos para que los granjeros, que consideran el opio un cultivo, apoyen a nuestras tropas, pensaría en que les pagáramos y nos aprovecháramos de la cosecha”, señala Field.
En el mismo Reino Unido actualmente se puede encontrar plantaciones de adormidera. Estas pertenecen a una compañía farmacéutica que utiliza esta planta para producir morfina y codeína, y cubrir el déficit de fuertes analgésicos del Servicio Nacional de Salud.
“La pregunta principal es ¿por qué estamos destruyendo la cosecha afgana mientras sembramos amapolas rojas en los campos británicos? Los gobiernos de EE. UU. y del Reino Unido siempre repiten que llevan a cabo una lucha contra las drogas. Pero son hipócritas ya que eso no es el objetivo principal de esta guerra y tenemos que reconocerlo”, afirma Lindsey German, una activista por la paz.
Los agricultores afganos, a su vez, prefieren vender el opio que obtienen no a las empresas farmacéuticas legales sino a los talibanes. Así pueden ganar 17 veces más por una hectárea en comparación con lo que conseguirían cultivando trigo. Algunos entendidos en este tema creen que el plan para incentivar a los campesinos a dedicarse a otros cultivos, ha fracasado.
El diputado británico señala: “EE. UU. manda y nosotros obedecemos. Esto pone en juego la vida de los ciudadanos del Reino Unido y no permite cambiar una estrategia que la mayoría considera un fracaso. ¿Por qué no intentar ir por otro camino?”
Y mientras los políticos buscan vías alternativas para darle uso al opio afgano, la guerra antidroga puede considerarse como perdida. Según los datos de la ONU, la producción de adormidera en este país asiático comenzó a incrementarse desde el inicio de la campaña militar de EE. UU. en el año 2001. Esto sería una señal para que la OTAN revise sus métodos y objetivos para no perder la batalla más importante.