Libia: la OTAN le dice 'adiós' a un país en ruinas
A las 23:59 (21:59 GMT) de este 31 de octubre entró en vigor la medida que pone punto y final a la operación militar occidental en Libia, tras siete meses de bombardeos continuos.
“Una de las más exitosas en la historia de la Alianza". Así calificó el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, a una campaña militar que deja ‘de recuerdo’ al pueblo libio más de 26.000 misiones aéreas, miles de bajas civiles y la fase de depresión en la que se ha quedado la economía de ese país norteafricano.
Según destacó, los objetivos de la guerra están cumplidos, así que para los miembros de la Alianza ya no hay nada de qué preocuparse: el ex líder libio Muammar Gaddafi junto a su ejército están vencidos, su régimen caído y el poder se encuentra en manos del Consejo Nacional de Transición (CNT).
La resolución que acaba con la operación sangrienta, ordenada para “proteger a la población de los ataques de las tropas de Gaddafi” y que ha puesto al descubierto fallos sistemáticos en la gestión de la Alianza occidental, fue aprobada unánimemente en el Consejo de Seguridad el 27 de octubre, días después de la muerte del coronel.
Aunque el CNT deseaba que la aviación de los países occidentales continuara su labor hasta fin de año, los aliados -aquejados por la crisis económica- no han cedido a la pretensión de las nuevas autoridades libias, lo que estimuló al organismo a acelerar la formación de un nuevo ejército que afronta una labor repleta de desafíos.
Localizan armas químicas en Trípoli
El CNT anunció el hallazgo en territorio libio de dos sitios que contienen armas químicas, ocultadas supuestamente por Muammar Gaddafi. Así lo aseguró el primer ministro del CNT, Mahmoud Jibril, aunque no dio detalles sobre la ubicación y cuándo fueron descubiertas.
Asimismo, en diferentes puntos del país se encontraron almacenes con cientos de bombas junto a frascos con un extraño contenido de color amarillo, miles de trajes de protección y máscaras antigás.
Por otro lado, se alerta de que una enorme cantidad de armas no registradas y no vigiladas, incluidos misiles tierra-aire, junto a las discrepancias entre distintas agrupaciones dentro de la sociedad libia siguen siendo el combustible que mantiene el fuego de la inestabilidad en el país.
Además, por lo visto, los libios no se apresuran a decir adiós a sus armas, que para muchos aún siguen siendo garantes de su propia seguridad. Como consecuencia, la cosecha de los recolectores de armamento es muy escasa.
El lunes el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó la resolución 2017 redactada por Rusia, que tiene como objetivo principal “no permitir la circulación descontrolada de armas tanto dentro de Libia como en el territorio de los países vecinos” tras el conflicto en este país norteafricano.
Un país destruido
Pese a los siete meses de bombardeos, el permanente patrullaje de las costas mediterráneas, el envío de asesores castrenses franceses, británicos e italianos y el suministro continuo de armamentos, la Alianza tardó más de medio año en vencer al ejército de Libia, país cuyas Fuerzas Armadas no se encuentran en absoluto entre las más fuertes de la región.
De ‘recuerdo’ se le dejó al pueblo libio un panorama que está dando un vuelco notable. La ausencia del trasiego de vehículos cargados con baterías antiaéreas y ametralladoras -que hace tan sólo una semana atestaba las calles del país-, destapó un estado hecho una ruina, con una infinidad de localidades totalmente despobladas, donde reinan las casas saqueadas, la anarquía y el dolor.