Cristina Fernández recibe el bastón de mando "de manos del pueblo"
Este sábado la presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, tomó posesión ante la Asamblea Legislativa. Según esta tradición secular, en el Palacio Legislativo se celebró la ceremonia de juramento y entrega de los atributos de mando: la banda y el bastón presidencial.
Con una larga trayectoria política, esta abogada peronista de 58 años y fogosa oratoria, de carácter fuerte y decidido que presume de muchos años de militancia peronista, estrenará una nueva legislatura tras una gestión marcada por un crecimiento sostenido, con dosis de populismo y el apoyo de banqueros y empresarios. Con cambios en 20 de los 24 distritos, quedará conformado un nuevo mapa político que pone en evidencia el fuerte kirchnerismo presente en las gobernaciones, como en la mayoría de las legislaturas. Solo la ciudad de Buenos Aires y San Luis permanecerán siendo bastiones opositores.
"El honor más grande que puede tener un argentino"
"Ser presidente es el honor más grande que puede tener un argentino". Con estas palabras Cristina Fernández asumió el poder en 2007. No imaginaba entonces que cuatro años después volvería a tomar el bastón de mando convertida en la primera presidenta argentina elegida en las urnas y la primera mujer americana que asume un segundo mandato presidencial. Además, liderará el periodo peronista más largo en el poder, superando incluso a Juan Domingo Perón dado que para las próximas elecciones, en 2015, habrán transcurrido doce años desde el triunfo de Néstor Kirchner en 2003.
El acto de inauguración fue presenciado por presidentes latinoamericanos como Dilma Rousseff, Evo Morales, Sebastián Piñera y Fernando Lugo, entre otros mandatarios. El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, dijo que "lamentablemente" ha tenido que suspender el viaje a Buenos Aires por la situación de crisis que han dejado las lluvias de los últimos días en su país.
Un año sin Néstor
La ceremonia de asunción de Cristina Fernández fue muy distinta a la que hace cuatro años protagonizó junto a su esposo y antecesor, Néstor Kirchner (2003/2007), fallecido en octubre de 2010.
Cristina Fernández todavía lleva luto por su marido y él siempre está presente en sus discursos. Pese a que tiene un estilo menos confrontativo que el de su esposo y muestra una actitud menos directa en sus discursos improvisados, Cristina Fernández de Kirchner demostró que controla las riendas del poder basadas en un fuerte apoyo electoral. La candidata del Frente para la Victoria cosechó un 54% de adhesiones, unos 12 millones de votos en las presidenciales del 23 de octubre. Cuatro años antes había ganado con el 45% de los votos.
"Vamos a continuar el rumbo de la patria, el que nos marcaron los próceres de la historia. El de gobernar para mejorar la calidad de vida de la gente, darle mayor autonomía al país, seguridad, equidad, justicia, igualdad y libertad. Vamos a seguir hasta el último aliento, las últimas fuerzas, como lo hizo él", declaró en su último acto público antes de jurar el sábado.
"De noche, es la mujer que llora a su marido. De día, es la presidenta", resume Estela de Carlotto, titular de la entidad humanitaria Abuelas de Plaza de Mayo.
Los logros y retos para el segundo mandato de Cristina Fernández
Desde el 2007 ha conseguido mucho: ha sabido quitarse el sambenito de 'esposa de' para consolidar su liderazgo, ejercer la soledad del poder con estilo propio y anular, casi literalmente, a la oposición. Consiguió un inesperado apoyo de la juventud y consolidó su predicamento entre las clases más pobres.
La muerte de Kirchner, su "compañero de vida y de militancia", según sus propias palabras, dio origen al 'cristinismo', como se ha dado en llamar la adaptación del llamado 'modelo K' al estilo de la presidenta.
"Cristina tiene una dosis de racionalidad. Ella es más analítica", dijo hace semanas Alberto Fernández, jefe del gabinete Kirchner entre 2003 y 2008, a AFP. "Néstor Kirchner era mucho más intuitivo", comentó el ex funcionario.
Cristina Fernández cuenta con una alta imagen positiva y de aprobación a su gestión, en la que destacan su labor en derechos humanos, el crecimiento de la economía y las políticas sociales. Kirchner logró mantener el rumbo y afianzar el despegue con un mayor intervencionismo del Estado y subsidios a los servicios básicos.
Hace cuatro años Fernández heredó un crecimiento del 8%, una tasa de desempleo próxima al 10% y una pobreza del 23%, pero una inflación que comenzaba a dispararse del 8,5%. Ahora afronta su segundo mandato con un crecimiento del 9%, un desempleo del 7,2%, un nivel de pobreza del 8% y una inflación desatada que organismos independientes cifran en el 25% y que el Ejecutivo reduce al 8% en sus estadísticas.
El reto económico de Cristina es la crisis financiera que azota en la actualidad a Europa y al continente americano. El poder kirchnerista está basado en la competitividad y la promoción de la industria nacional. Un ejemplo excelente es el precio internacional de la soja, que pasó de 200 dólares por tonelada a más de 600. De este modo el país gozó de superávit en comercio exterior y de superávit fiscal. Así, los Kirchner ahorraron una enorme 'caja', con la cual subsidiaron los servicios públicos, el transporte y el combustible, redujeron la indigencia y consiguieron una importante calma social. Con estos ahorros Cristina impulsó el consumo interno como motor de crecimiento y apostó por las nacionalizaciones, como la de los fondos privados de pensiones y Aerolíneas Argentinas. Al desencadenarse la crisis económica mundial cayó la competitividad industrial. Y ahora Cristina Fernández afronta su nuevo mandato dispuesta a hacer ajustes para blindar la economía argentina.
Los expertos nombran los subsidios a los servicios básicos como uno de los principales logros de la Presidencia de Fernández. "Los principales logros tienen que ver con mantener el crecimiento de la economía argentina en el marco de crisis de la economía mundial. Especialmente este crecimiento ha permitido una política social compensatoria que ha involucrado a 3,5 millones de personas con problemas de empleo. Argentina es un país con 40 millones de personas y 3,5 millones de jóvenes reciben un subsidio. Aunque pequeño es una cifra importante. Argentina ha obtenido en estos 4 años de gobierno la capacidad de satisfacer las ganancias de las grandes empresas que dominan la economía y al mismo tiempo tener política social masiva que ha permitido un gran consenso social por la evolución de la economía", opina el analista político Julio Gambina.