Las ONG, motivo de discordia entre EE. UU. y Egipto
Una delegación militar egipcia abandonó bruscamente Washington tras la amenaza de Estados Unidos de suspender la ayuda militar anual a El Cairo si siguen las persecuciones contra las organizaciones no gubernamentales en el país africano.
Una fuente de la embajada egipcia confirmó que se han cancelado las reuniones con legisladores norteamericanos en las que se debieran discutir el apoyo anual de 1.300 millones de dólares.
Este lunes tanto el comité del Senado para la ayuda extranjera como el vocero de la Casa Blanca, Jay Carney, advirtieron a El Cairo que la asignación de la ayuda en 2013 sería un problema si las autoridades siguen con la persecución de grupos e individuos prodemocráticos que actúan en Egipto.
Se trata de los 19 estadounidenses que están entre los 43 activistas acusados de financiar las protestas antigubernamentales en Egipto. Entre ellos también está Sam LaHood, el hijo del secretario de Transporte de EE. UU., Ray LaHood.
El tema de los derechos de las organizaciones no gubernamentales en Egipto surgió después de que en diciembre las autoridades del país emprendieran una redada sobre grupos que recibían financiación desde el extranjero.
Se trató sobre todo del Instituto Democrático Nacional y el Instituto Republicano Internacional, donde trabajaba Sam LaHood. Ambas organizaciones son financiadas por los EE. UU. y se dedicaron a monitorear las recientes elecciones al Parlamento egipcio.
Este lunes El Cairo advirtió que los 19 norteamericanos, a los que se les ha prohibido abandonar el país, serán procesados. Podrían enfrentarse a más de siete años de cárcel por este caso.
EE. UU. consideró esta redada como un asalto contra la libertad de expresión y un intento de suprimir las protestas antigubernamentales que siguen sacudiendo al país.
Desde hace casi un año las revueltas populares pusieron a los 30 años de Gobierno de Hosni Mubarak. Pero para la gente que sigue saliendo a las calles a manifestarse contra la situación actual del país, al menos una de las tareas de aquella revolución sigue pendiente: poner fin al monopolio político que los militares ejercen desde el derrocamiento del rey Faruk I en 1952.