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Algas transgénicas de Monsanto, ¿biocombustible o amenaza para el medioambiente?
El Gobierno estadounidense, la multinacional Monsanto, los Rockefeller, Bill Gates, el empresario Craig Venter y otros inversionistas, trabajan entre bastidores para introducir en el mercado productos como: biocombustible, alimentos y vacunas producidas a base de algas genéticamente modificadas.
Las autoridades de Estados Unidos han abogado por sustituir el 17% de las importaciones de petróleo del país por biocombustible de algas, informa el portal Infowars.com.
La empresa dedicada a la producción de biocombustible de algas, Sapphire Energy, ha reunido 300 millones de dólares. De los cuales, 100 millones provienen del Gobierno estadounidense y el resto de varias entidades privadas.
Recientemente en Nuevo México (EE.UU.) entró ya en operación la primera fase de la 'granja de crudo verde' de Sapphire, pero entre sus planes está modificar genéticamente las algas para conseguir una mayor cantidad de biomasa. Para lo cual se ha asociado con Monsanto y estarían recibiendo una suma no publicada, de importantes ingresos para el proyecto.
Propósito al que además se unió Craig Venter, biólogo y cofundador de Synthetic Genomics, conocido por crear el mapa del genoma humano y de la ‘vida artificial’. La empresa de biocombustible de algas sintéticas de Venter cuenta con un millonario financiamiento de las petroleras British Petroleum y Exxon, descendiente directo del Rockefeller Standard Oil.
Según Infowars.com, el propósito de este proyecto es obtener patentes que generen ingresos y así crear monopolios.
Sin embargo en ese estudio no se tuvieron en cuenta los aspectos negativos del proyecto. La energía necesaria para mantener los estanques de congelación, la evaporación del agua o su contaminación y las mutaciones que provocaría en los peces, entre otras consecuencias.
Para producir un litro de combustible de algas, se requieren 350 litros de agua. La cantidad del líquido vital necesaria para sustituir el 17% de las importaciones petroleras de EE.UU., equivale al 25% de toda el agua para uso agrícola de ese país.
En tanto, los responsables de esta iniciativa también pretenden producir alimento para humanos y animales y vacunas.
Varios especialistas advierten que “los retoques” que se hagan a las algas podrían resultar en una plaga involuntaria, por lo que instan a que cesen estos peligrosos experimentos. Además, una reciente investigación publicada en Francia reveló que las ratas, que fueron alimentadas con maíz transgénico de Monsanto, desarrollaron tumores y daños múltiples en sus órganos.
Los monopolios dependen de la intervención de los gobiernos para manipular los mercados y desalentar la competencia. Según Venter, las autoridades desempeñan un papel fundamental en el desarrollo del 'crudo verde' a base de algas, ya que pueden imponer altos impuestos a la emisión de dióxido de carbono, zanjando así las industrias del carbón y el petróleo, y abriendo la puerta para los combustibles alternativos caros.
La empresa dedicada a la producción de biocombustible de algas, Sapphire Energy, ha reunido 300 millones de dólares. De los cuales, 100 millones provienen del Gobierno estadounidense y el resto de varias entidades privadas.
Recientemente en Nuevo México (EE.UU.) entró ya en operación la primera fase de la 'granja de crudo verde' de Sapphire, pero entre sus planes está modificar genéticamente las algas para conseguir una mayor cantidad de biomasa. Para lo cual se ha asociado con Monsanto y estarían recibiendo una suma no publicada, de importantes ingresos para el proyecto.
Propósito al que además se unió Craig Venter, biólogo y cofundador de Synthetic Genomics, conocido por crear el mapa del genoma humano y de la ‘vida artificial’. La empresa de biocombustible de algas sintéticas de Venter cuenta con un millonario financiamiento de las petroleras British Petroleum y Exxon, descendiente directo del Rockefeller Standard Oil.
Según Infowars.com, el propósito de este proyecto es obtener patentes que generen ingresos y así crear monopolios.
Las consecuencias sin importancia para el proyecto
Asimismo el sitio electrónico con referencia en el estudio publicado por el ‘Pacific Northwest National Laboratory’, señala que son dos las principales áreas de investigación: cultivar las algas en estanques con grandes cantidades de agua dulce, la opción más barata. Mientras la segunda es modificar genética y sintéticamente las algas para que éstas se puedan cultivar en agua salada (del mar) o contaminada.Sin embargo en ese estudio no se tuvieron en cuenta los aspectos negativos del proyecto. La energía necesaria para mantener los estanques de congelación, la evaporación del agua o su contaminación y las mutaciones que provocaría en los peces, entre otras consecuencias.
Para producir un litro de combustible de algas, se requieren 350 litros de agua. La cantidad del líquido vital necesaria para sustituir el 17% de las importaciones petroleras de EE.UU., equivale al 25% de toda el agua para uso agrícola de ese país.
En tanto, los responsables de esta iniciativa también pretenden producir alimento para humanos y animales y vacunas.
Varios especialistas advierten que “los retoques” que se hagan a las algas podrían resultar en una plaga involuntaria, por lo que instan a que cesen estos peligrosos experimentos. Además, una reciente investigación publicada en Francia reveló que las ratas, que fueron alimentadas con maíz transgénico de Monsanto, desarrollaron tumores y daños múltiples en sus órganos.
Los monopolios dependen de la intervención de los gobiernos para manipular los mercados y desalentar la competencia. Según Venter, las autoridades desempeñan un papel fundamental en el desarrollo del 'crudo verde' a base de algas, ya que pueden imponer altos impuestos a la emisión de dióxido de carbono, zanjando así las industrias del carbón y el petróleo, y abriendo la puerta para los combustibles alternativos caros.
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