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Rusia agiliza el desarrollo del nuevo misil intercontinental para sustituir a SS-18 Satan
La producción del prototipo del nuevo misil balístico intercontinental ruso comenzará a finales de año, informó el consejero del comandante de Fuerzas de Misiles Estratégicos, el ex coronel general Víktor Yesin.
Anteriormente el comandante de esta tropa, Serguei Karakéyev, informó que Rusia desarrollará un misil intercontinental de propelente líquido y 100 toneladas de peso antes del año 2018. El nuevo misil reemplazará al misil balístico R-36M2 Voevoda, (según el código de la OTAN, SS-18 Satan), con una carga útil de 10 toneladas.
Cabe destacar que todos los misiles que están en el servicio operacional de la Fuerza Estratégica rusa, tanto navales (Bulavá) como terrestres (Topol-M y Yars), usan un propelente sólido.
“A inicios de octubre el Ministerio de Defensa aprobó el diseño del nuevo misil, encomendando rediseñar algunos aspectos a los proyectistas. La fabricación del misil empezará a finales del presente año”, dijo Yesin a la agencia rusa RIA-Novosti, agregando que el desarrollo del misil ya se está llevando a cabo.
Los datos sobre las características y la carga útil de la nueva arma estratégica rusa no se han hecho públicos. Sin embargo Yesin señaló que una vez que se retire del servicio operativo el veterano Voevoda el nuevo misil será el más potente de los sistemas de misiles nucleares disponibles.
“Será completamente suficiente. No nos hace falta un misil de 211 toneladas de peso como el Voevoda. Hoy en día existen otras tecnologías que proporcionan mejores resultados con un menor peso”, explicó.
“Voevoda está dotado del viejo sistema de superación de la defensa antimisiles. Lleva instalado un dispositivo de evasión pasivo, mientras que el nuevo misil se dotará de dispositivos activos capaces de ‘cegar’ a las ojivas de auto guiado [de misiles antimisiles] mediante emisiones electromagnéticas. Los avanzados misiles Yars y Bulavá emplean los mismos sistemas”, dijo Yesin destacando que todavía no existen medios eficaces de neutralización de estos sistemas.
Además el uso de propelente líquido ofrece mayores ventajas. “Un cohete-portador de combustible líquido permite llevar mayor carga útil, hecho que posibilita dotar a los misiles con sistemas potentes para la supresión de medios antiaéreos. Estos sistemas perturbarán la identificación de objetivos, es decir, de las verdaderas ojivas, y de este modo posibilitarán la ruptura de la defensa”, aclaró el general.
Esta opinión es compartida por otros expertos rusos, como Andréi Frolov, redactor jefe de la revista ‘Exportación de Armas’ (‘Export Vooruzeniy’). “Rusia necesita misiles de peso medio. Los ligeros Topol y Yars son incapaces de cubrir tal necesidad. Además el uso de propelente líquido proporciona mayor carga útil, con lo cual el misil tendrá reservas para su posterior actualización y dotación de ojivas más sofisticadas y maniobrables, perturbadores de sistemas antiaéreos, etc.”, señaló.
Sobre la utilización de un combustible líquido, el experto asegura que “tradicionalmente los estadounidenses llevaban una ventaja en propelentes sólidos y teniendo en cuenta la situación actual, es poco probable que nuestra industria química sea fuerte. Al contrario, la URSS y Rusia siempre han sido superiores en motores de propulsión de combustible líquido”.
Cabe destacar que todos los misiles que están en el servicio operacional de la Fuerza Estratégica rusa, tanto navales (Bulavá) como terrestres (Topol-M y Yars), usan un propelente sólido.
“A inicios de octubre el Ministerio de Defensa aprobó el diseño del nuevo misil, encomendando rediseñar algunos aspectos a los proyectistas. La fabricación del misil empezará a finales del presente año”, dijo Yesin a la agencia rusa RIA-Novosti, agregando que el desarrollo del misil ya se está llevando a cabo.
Los datos sobre las características y la carga útil de la nueva arma estratégica rusa no se han hecho públicos. Sin embargo Yesin señaló que una vez que se retire del servicio operativo el veterano Voevoda el nuevo misil será el más potente de los sistemas de misiles nucleares disponibles.
“Será completamente suficiente. No nos hace falta un misil de 211 toneladas de peso como el Voevoda. Hoy en día existen otras tecnologías que proporcionan mejores resultados con un menor peso”, explicó.
“Voevoda está dotado del viejo sistema de superación de la defensa antimisiles. Lleva instalado un dispositivo de evasión pasivo, mientras que el nuevo misil se dotará de dispositivos activos capaces de ‘cegar’ a las ojivas de auto guiado [de misiles antimisiles] mediante emisiones electromagnéticas. Los avanzados misiles Yars y Bulavá emplean los mismos sistemas”, dijo Yesin destacando que todavía no existen medios eficaces de neutralización de estos sistemas.
Además el uso de propelente líquido ofrece mayores ventajas. “Un cohete-portador de combustible líquido permite llevar mayor carga útil, hecho que posibilita dotar a los misiles con sistemas potentes para la supresión de medios antiaéreos. Estos sistemas perturbarán la identificación de objetivos, es decir, de las verdaderas ojivas, y de este modo posibilitarán la ruptura de la defensa”, aclaró el general.
Esta opinión es compartida por otros expertos rusos, como Andréi Frolov, redactor jefe de la revista ‘Exportación de Armas’ (‘Export Vooruzeniy’). “Rusia necesita misiles de peso medio. Los ligeros Topol y Yars son incapaces de cubrir tal necesidad. Además el uso de propelente líquido proporciona mayor carga útil, con lo cual el misil tendrá reservas para su posterior actualización y dotación de ojivas más sofisticadas y maniobrables, perturbadores de sistemas antiaéreos, etc.”, señaló.
Sobre la utilización de un combustible líquido, el experto asegura que “tradicionalmente los estadounidenses llevaban una ventaja en propelentes sólidos y teniendo en cuenta la situación actual, es poco probable que nuestra industria química sea fuerte. Al contrario, la URSS y Rusia siempre han sido superiores en motores de propulsión de combustible líquido”.
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