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"Pedimos verdaderas reformas": Comicios en Jordania entre la desconfianza y el boicot
En Jordania han comenzado las elecciones parlamentarias, a las que están llamadas a participar más de 2 millones de personas para elegir a los 150 miembros de la Cámara Baja.
El número de candidatos se ha visto reducido por el boicot del brazo político de los Hermanos Musulmanes.
Esta agrupación islamista no participa en los comicios ya que exige reformas políticas tales como derogar el poder del rey para elegir un nuevo Gobierno. No obstante, el monarca declaró que estas elecciones son parte de una reforma diseñada para llevar al país a un sistema más democrático.
Paradójicamente, parte de población jordana reclama solucionar los mismos problemas que generaron revueltas importantes en otros países pero con una diferencia: durante esta etapa, la manifestación más numerosa en la capital no ha sobrepasado las 15.000 personas. "En Jordania lo que está claro es que necesitamos un nuevo contrato social que rediseñe la relación entre el rey y la población. A día de hoy, la relación entre el Estado, el rey y la población es un punto oscuro en el país", opinó el analista político Mohammed Abu Rumman.
Algunos ciudadanos creen que el comportamiento de las fuerzas públicas ha sido un elemento esencial para el destino pacífico del país. "Cuando había una manifestación la Policía no era agresiva sino dialogante. No como Egipto, Túnez o Siria. Eso ha provocado que en el país no haya violencia", contó Amged, un ciudadano jordano.
"Nosotros no queremos gritar que caiga el régimen sino que solo pedimos que se lleven a cabo unas verdaderas reformas. Nuestro objetivo es que la gente tenga un poder directo", señaló Saaud Abu Mahvod, portavoz de la organización.
El régimen mantiene que no debe haber en el país una revolución sino una evolución de cambios. Según el Gobierno, uno de los trenes para llegar a esa transformación son las elecciones parlamentarias de este miércoles. No obstante, para la oposición, acudir a las urnas en estos momentos no tiene sentido.
"El nuevo Parlamento no será diferente de los últimos. Han mostrado su incapacidad para realizar sus obligaciones constitucionales", expresó Zaki Bani Rsheid, el líder adjunto de los Hermanos Musulmanes.
Como en otros países los comicios han sido boicoteados por quienes no ostentan el poder. En una entrevista exclusiva a RT, la máxima autoridad del ejecutivo mostraba su contrariedad.
"Si boicoteas, ¿quién va a cambiar la ley para ti en el futuro? Nadie. La ley será la misma y se quedará así en el futuro. Es un círculo vicioso que no genera ningun cambio", reaccionó el primer ministro de Jordania, Abdala Ensur.
Pero quizá lo más inquietante en Jordania no sean los desencuentros políticos, sino el hastío de sus ciudadanos. El gran número de carteles que empapelan la capital en esta jornada electoral es inversamente proporcional al deseo de participar de los jordanos.
Una reciente encuesta destaca que más del 80% en el país no confía en los partidos políticos. Y es precisamente el desinterés y la falta de organizaciones civiles lo que deja un amplio margen de maniobra a la élite del país para hacer y deshacer a su antojo.
Esta agrupación islamista no participa en los comicios ya que exige reformas políticas tales como derogar el poder del rey para elegir un nuevo Gobierno. No obstante, el monarca declaró que estas elecciones son parte de una reforma diseñada para llevar al país a un sistema más democrático.
Necesidad de cambios
En estos dos años de revueltas y guerras en el mundo árabe, Jordania se ha mantenido como una isla de estabilidad política en medio de los movimientos los sísmicos que se producían en la región. "Tenemos que ser francos. El poder en Jordania sigue estando del lado de la corona en cooperación con otros poderes extranjeros como Estados Unidos y Arabia Saudí. Pero, a menos que el rey inicie una reforma verdadera, el régimen colapsará por sí mismo", comentó Hisham Ghassib, profesor de la Universidad de Jordania.A menos que el rey inicie una reforma verdadera, el régimen colapsará por sí mismo"El paro y la corrupción son el talón de Aquiles de este régimen. A esos factores se unió, el pasado noviembre, el incremento del precio de la gasolina y de la luz, lo que provocó las protestas más airadas que se han vivido en Amán desde el inicio de la primavera árabe.
Paradójicamente, parte de población jordana reclama solucionar los mismos problemas que generaron revueltas importantes en otros países pero con una diferencia: durante esta etapa, la manifestación más numerosa en la capital no ha sobrepasado las 15.000 personas. "En Jordania lo que está claro es que necesitamos un nuevo contrato social que rediseñe la relación entre el rey y la población. A día de hoy, la relación entre el Estado, el rey y la población es un punto oscuro en el país", opinó el analista político Mohammed Abu Rumman.
Algunos ciudadanos creen que el comportamiento de las fuerzas públicas ha sido un elemento esencial para el destino pacífico del país. "Cuando había una manifestación la Policía no era agresiva sino dialogante. No como Egipto, Túnez o Siria. Eso ha provocado que en el país no haya violencia", contó Amged, un ciudadano jordano.
Boicoteo a las elecciones
Según algunos analistas, el vacío político en Jordania ha hecho al régimen capear mejor las protestas. La fuerza de la oposición es escasa. Los mayores detractores del régimen son los Hermanos Musulmanes, una organización islamista conservadora que marcó el paso de las revueltas en Egipto o Túnez y que actualmente encabeza ambos Gobiernos. No obstante, en Jordania, han actuado de manera muy distinta."Nosotros no queremos gritar que caiga el régimen sino que solo pedimos que se lleven a cabo unas verdaderas reformas. Nuestro objetivo es que la gente tenga un poder directo", señaló Saaud Abu Mahvod, portavoz de la organización.
Nosotros no queremos gritar que caiga el régimen sino que solo pedimos que se lleven a cabo unas verdaderas reformas. Nuestro objetivo es que la gente tenga un poder directo"
El régimen mantiene que no debe haber en el país una revolución sino una evolución de cambios. Según el Gobierno, uno de los trenes para llegar a esa transformación son las elecciones parlamentarias de este miércoles. No obstante, para la oposición, acudir a las urnas en estos momentos no tiene sentido.
"El nuevo Parlamento no será diferente de los últimos. Han mostrado su incapacidad para realizar sus obligaciones constitucionales", expresó Zaki Bani Rsheid, el líder adjunto de los Hermanos Musulmanes.
Como en otros países los comicios han sido boicoteados por quienes no ostentan el poder. En una entrevista exclusiva a RT, la máxima autoridad del ejecutivo mostraba su contrariedad.
"Si boicoteas, ¿quién va a cambiar la ley para ti en el futuro? Nadie. La ley será la misma y se quedará así en el futuro. Es un círculo vicioso que no genera ningun cambio", reaccionó el primer ministro de Jordania, Abdala Ensur.
Pero quizá lo más inquietante en Jordania no sean los desencuentros políticos, sino el hastío de sus ciudadanos. El gran número de carteles que empapelan la capital en esta jornada electoral es inversamente proporcional al deseo de participar de los jordanos.
Una reciente encuesta destaca que más del 80% en el país no confía en los partidos políticos. Y es precisamente el desinterés y la falta de organizaciones civiles lo que deja un amplio margen de maniobra a la élite del país para hacer y deshacer a su antojo.
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