Radiografías musicales: Con el ritmo en los huesos (parte 1)
Así es como nacieron las “costillas” o “huesos”, radiografías en las que hábilmente se grababa toda la música no permitida.
Estas radiografías musicales fueron muy populares entre los años 50 y 70, donde se podía escuchar desde música clásica, como del músico Piotr Leschenko y su popular tango 'Serdtse' ('Corazón'), pasando por jazz o los Beatles y los Rolling Stones.
Todo empezó a finales del año 1946, cuando en San Petersburgo un talentoso ingeniero, Stanislav Kasimirovich Filón, trajo desde Polonia una máquina para grabar discos. Así se formó el estudio de grabación Cartas sonoras: Se grababan mensajes pequeños, como de amor, o alguna felicitación con acordes de guitarra o de piano de fondo. Todo dependía de la ocasión y el motivo. Como había déficit de discos de vinilo para las grabaciones, se usaba un material que al ingeniero le pareció más o menos similar al utilizado: una delgada lámina fotográfica que servía para hacer tomas aéreas.
Pero claro, la idea principal del estudio no era grabar mensajes para diferentes ocasiones, ese era tan solo el camuflaje, la fachada.
Lo que quería hacer Stanislav era grabar las canciones que antes estaban prohibidas en la Unión Soviética. Música que estaba prohibida por razones ideológicas y/o políticas, o simplemente porque atentaban a la moral y las buenas costumbres de la época, contrarias a la ideología soviética. Jazz, foxtrot o música de orquesta, ritmos occidentales que querían hacerse un espacio en el gusto de los soviéticos.
Pero lo que más se grababa era obviamente lo más popular, como era el atrevido tango, interpretado por emigrantes rusos que vivían exiliados en el exterior y que el Gobierno soviético consideraba traidores a la patria y que, por tal razón, su música debía ser prohibida. Un ejemplo claro fue la música del cantante ruso Petr Leschenko y su famoso tango 'Serdste' ('Corazón'), un tango que en la época fue muy singular por haber sido interpretado en ruso.
Poco tiempo después, el estudio empezó a sufrir incluso un déficit de láminas y de nuevo se tuvo que pensar para poder suplir la creciente demanda de sus discos piratas. Stanislav se dio cuenta de que el material de las radiografías usadas en los hospitales eran bastante parecido a la de estas láminas fotográficas, así que fue a la policlínica más cercana para ver si le podían vender. Grande fue su sorpresa cuando le dijeron que podía llevárselas gratis, que más bien le haría un favor al hospital porque los archivos estaban llenos de radiografías que solo ocupaban espacio.
De esta manera, la música prohibida empezaba a propagarse entre la juventud de aquel entonces. Se vendía muy temprano por la mañana cuando todavía estaba oscuro para evitar ser atrapados.
Stanislav conoció a un joven entusiasta de la música, Ruslán Bogoslovsky, un pobre estudiante que no tenía dinero para comprar discos, pero al que le gustaba visitar el estudio para poder escuchar la música gratis y que ocasionalmente vendía los discos que el estudio producía.
El problema fue que a este joven sin dinero le sobraban ideas y ganas de hacer fortuna. Fue así que sacó las medidas de la máquina y revisó el material que se usaba en la aguja de grabación, ya que el mismo Stanislav le hizo muchas modificaciones a la grabadora para que esta pudiera grabar en una superficie más delicada.
El ingeniero, como creía que tanto el conocimiento como la música deberían ser para todos, explicó al estudiante cómo funcionaba, creyendo sin embargo que hacer otra máquina sería irrealizable por el costo y que no tendría la misma calidad. Pero se equivocó... (continuará...)
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Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de RT.
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