El Pentágono espera crueles 'atentados' de la naturaleza
Nuevos desastres comparables por sus efectos a los atentados del 11 de septiembre de 2011 castigarán en el futuro próximo a Estados Unidos, pero esta vez en forma de catástrofes naturales. Esta alarmante predicción fue hecha por Paus Stockton, secretario adjunto de Defensa Interior de EE. UU.
El experto denomina este tipo de eventos 'catástrofes complejas' e indica que pueden tener efecto dominó y conllevar cambios políticos y sociales, informa la revista 'Newsweek'.
Stockton intenta prever las formas de enfrentarse a este tipo de desastres, que pueden cambiar drásticamente las vidas de millones de estadounidenses. Sus modelos contemplan desastres que pueden matar a decenas de miles de personas, minar la economía nacional y abrir una enorme brecha en la seguridad nacional. Y el 'terrorista' responsable de todas estas atrocidades podría ser la Naturaleza.
Los expertos no dudan de que siniestros más devastadores que el huracán Katrina se producirán sin falta. El calentamiento global y la elevación del nivel del océano mundial ya generan huracanes más potentes y tormentas más peligrosas. Lo peor es que las regiones que son vulnerables a estos desastres naturales están densamente pobladas debido a la migración a las grandes ciudades situadas a las costas oceánicas, explican los especialistas.
Para el territorio de EE. UU. existen predicciones aún más sombrías que el terremoto que se produjo en marzo en Japón y que provocó un tsunami y la avería de una planta nuclear.
Hace cien años se registró una serie de grandes seísmos en la zona al norte de la ciudad de Memphis, alrededor de Nueva Madrid, estado de Misuri, que se sintieron hasta en la costa este del país. Sin embargo, el desastre no provocó numerosas víctimas porque en aquel enonces la zona estaba poco poblada. Los científicos estadounidenses han calculado que si un terremoto de 7,7 grados se produjera ahora en el mismo lugar, hasta 86.000 personas podrían resultar muertas o heridas, los daños económicos alcanzarían los 300.000 millones de dólares, resultarían afectadas 15 centrales nucleares y los trabajos de rescate requererían 42.000 efectivos, lo que significa que haría falta emplear al Ejército.
Sin embargo, con toda la experiencia adquirida por los norteamericanos tras el 11-S y en las operaciones llevadas a cabo durante la última década, la actividad de los militares en Estados Unidos, incluso para salvar vidas, despertaría recelos, indica el autor del artículo.