Ciencias
El hombre es el culpable de la desaparición de la Gran Barrera de Coral australiana
El catastrófico impacto de la actividad humana en la Gran Barrera de Coral australiana comenzó hace ya 90 años, es decir, mucho antes del desarrollo del turismo y el comienzo del calentamiento global, según revela una reciente investigación.
A lo largo de décadas las escorrentías agrícolas australianas, ricas en nutrientes, han estado causando la muerte de los organismos de la Gran Barrera de Coral, declarada Patrimonio de la Humanidad en 1981, expone un grupo de científicos en un estudio publicado en la revista 'Proceedings of the Royal Society'.
El equipo de investigadores encabezado por John Pandolfi, de la Universidad de Queensland (Australia), concluyó que el primer colapso de corales no ocurrió en la década de 1980, como creían antes los científicos, sino mucho antes: entre los años 1920 y 1950, es decir, antes del cambio climático producido por la actividad humana.
Los científicos analizaron los núcleos de los tres arrecifes que se encontraban cerca de la isla de Pelorus y trataron de establecer el momento exacto en el que comenzó el deterioro. A lo largo de miles de años en esta zona hubo corales de tipo Acropora, que llegaban a tener hasta 5 metros de altura y 20 metros de diámetro. Acropora creaba largos laberintos, llenos de curvas, donde encontraban refugio diferentes peces y moluscos.
Sin embargo, entre 1920 y 1955, dos arrecifes de este tipo desaparecieron prácticamente, mientras en el tercero colonizó otro tipo de coral, Pavona, mucho más corto y delgado. Este cambio en el fondo marino tuvo un impacto negativo en la biodiversidad de la Gran Barrera de Coral y en los ecosistemas costeros, dado que Acropora, entre otros, protegía la vida del litoral de fuertes oleajes.
Los científicos sostienen que fueron los colonos europeos los causantes iniciales del preocupante fenómeno. En la década de 1860 los europeos que llegaron a Australia comenzaron a talar intensivamente los bosques de Queensland y crear pastos para el ganado y plantaciones de caña de azúcar. En el año 1930 la agricultura en las riberas de los ríos que desembocaban en el arrecife era tan intensa que el volumen de escorrentías con fertilizantes y pesticidas se incrementó 20 veces.
El seguimiento continuado del estado de los arrecifes se inició hace treinta años, momento en el que los corales ya habían disminuido notablemente, también a causa del cambio global y la invasión de buceadores. Entre tanto, todavía no ha sido eliminado el problema de las escorrentías agrícolas, lo que significa que la Gran Barrera australiana sigue estando en peligro.
El equipo de investigadores encabezado por John Pandolfi, de la Universidad de Queensland (Australia), concluyó que el primer colapso de corales no ocurrió en la década de 1980, como creían antes los científicos, sino mucho antes: entre los años 1920 y 1950, es decir, antes del cambio climático producido por la actividad humana.
Los científicos analizaron los núcleos de los tres arrecifes que se encontraban cerca de la isla de Pelorus y trataron de establecer el momento exacto en el que comenzó el deterioro. A lo largo de miles de años en esta zona hubo corales de tipo Acropora, que llegaban a tener hasta 5 metros de altura y 20 metros de diámetro. Acropora creaba largos laberintos, llenos de curvas, donde encontraban refugio diferentes peces y moluscos.
Sin embargo, entre 1920 y 1955, dos arrecifes de este tipo desaparecieron prácticamente, mientras en el tercero colonizó otro tipo de coral, Pavona, mucho más corto y delgado. Este cambio en el fondo marino tuvo un impacto negativo en la biodiversidad de la Gran Barrera de Coral y en los ecosistemas costeros, dado que Acropora, entre otros, protegía la vida del litoral de fuertes oleajes.
Los científicos sostienen que fueron los colonos europeos los causantes iniciales del preocupante fenómeno. En la década de 1860 los europeos que llegaron a Australia comenzaron a talar intensivamente los bosques de Queensland y crear pastos para el ganado y plantaciones de caña de azúcar. En el año 1930 la agricultura en las riberas de los ríos que desembocaban en el arrecife era tan intensa que el volumen de escorrentías con fertilizantes y pesticidas se incrementó 20 veces.
El seguimiento continuado del estado de los arrecifes se inició hace treinta años, momento en el que los corales ya habían disminuido notablemente, también a causa del cambio global y la invasión de buceadores. Entre tanto, todavía no ha sido eliminado el problema de las escorrentías agrícolas, lo que significa que la Gran Barrera australiana sigue estando en peligro.
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