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Llega a Moscú la foto más famosa del año

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Las salas de Krasni Oktyabr, una de las fábricas de dulces más antiguas de Rusia y la más grande de Moscú, han alojado la exposición itinerante de las fotos premiadas en la 54 edición de World Press Photo. Las 200 imágenes galardonas del concurso estarán en la capital rusa durante un mes, hasta e
Llega a Moscú la foto más famosa del año

Las salas de Krasni Oktyabr, una de las fábricas de dulces más antiguas de Rusia y la más grande de Moscú, han alojado la exposición itinerante de las fotos premiadas en la 54 edición de World Press Photo. Las 200 imágenes galardonas del concurso estarán en la capital rusa durante un mes, hasta el 10 de julio, cuando en el marco de su gira mundial serán trasladadas a dos ciudades rusas más, primero a Samara y luego a Kazán.

La exposición inaugurada este viernes en Moscú fue presentada por la autora de la Foto del Año, Jodi Bieber, y Seamus Murphy, galardón de la 'medalla de plata' en la categoría Gente en las Noticias, sección Personajes.

La obra de Jodi Bieber, la foto de Bibi Aisha, una joven afgana de 18 años de edad a la que cortaron la nariz y las orejas, ganó dos apartados: el de Retrato y el de Foto del Año, premio máximo del concurso.

Comentando la historia de la imagen, Bieber confesó: "No soy una fotógrafa de noticias, tampoco de guerra, odio las armas y las veo como un peligro. Prefiero hacer historias". Contó que siempre se dedicó a proyectos sociales y jamás trabajó para un medio particular. Pero la revista Times la invitó a hacer fotos de 18 mujeres afganas de diferentes niveles sociales: "Fuimos a un hospital de Kabul para sacar imágenes de mujeres que habían tratado de suicidarse o quemarse. Y allí nos hemos encontrado con Aisha".

Volvió a dar detalles de la historia de la chica: "Aisha proviene de la provincia afgana de Urūzgān. Cuando tenía unos 12 años, le entregaron a otra familia para que se casara. Hubo un asesinato y, según las tradiciones talibanas, el matrimonio fue una recompensa. Viviendo con sus suegros y su marido, la niña sufría abusos permanentes. Finalmente huyó a casa de los vecinos y los vecinos la entregaron a la policía.

En Afganistán, una mujer que se escapa de su marido debe ser encarcelada. En realidad, la condenaron a prisión y estuvo allí, pero salió en libertad por una amnistía. Una vez fuera de la cárcel, sus padres la llevaron a su aldea. Y allí fue sometida a un tribunal rural. Por desgracia, era un tribunal talibán. El tribunal la sentenció a que le cortaran la nariz y las orejas como castigo por el desprestigio que había llevado a su marido y para que fuera un ejemplo para otras mujeres, para que no se atrevieran a hacer algo parecido. La llevaron a un rincón aislado. Su marido le cortó la nariz y las orejas con un cuchillo y la dejaron morir allí desangrada. La descubrieron militares estadounidenses. Estuvo en su hospital durante unos tres meses hasta que fue trasladada al hospital de Kabul".

Bieber subrayó: "No fui yo quien la encontró. Ni soy la primera que la fotografió. Ella estaba en el hospital, esperando un visado para irse a EE. UU., pero este se demoraba mucho. Entonces ella y la organización que la auspiciaba, Women for Afghan Women (Mujeres por las Mujeres Afganas), tomaron la decisión de permitir a los periodistas que contactaran con ella. Pensaban que esto habría podido acelerar el proceso. Y realmente fue así".

Bieber admite que la foto cambió la vida de Aisha: "Ahora está en Nueva York. Le van a hacer otra cirugía plástica en California. Será gratis, pero los médicos todavía no pueden hacerla: tienen que esperar hasta que se resuelvan sus problemas psicológicos y se cure del síndrome postraumático que está padeciendo. A Aisha le encanta internet y ahora pasa mucho tiempo en la red, buscando todo lo que escriben sobre ella".

Detalla que la mujer sigue siendo supervisada por la Women for Afghan Women (WAW) y la comunidad afgana en EE. UU.: "Crearon un fondo que lleva el nombre de Aisha para recaudar dinero para que la chica tuviera de qué vivir. La vida en Nueva York es muy cara".

La fotógrafa explica: "La foto publicada agitó la sociedad: todos escribían sobre ella (...). La resonancia realmente fue muy severa. Abrieron un caso penal contra los torturadores de Aisha. Fue detenido su suegro y ahora está encarcelado. Se emitió una orden para el arresto de su marido, pero este desapareció y nadie sabe dónde está".

Pero Jodi Bieber admite: "Esta foto cambió mi vida también. Una vez publicada la imagen en la portada de Time, las cámaras se dirigieron hacia mí. Y ha sido una experiencia muy diferente".

El tema de Afganistán resultó ser el tema central de la presentación de la exposición. A pesar de que el colega de Bieber, Seamus Murphy, recibió el segundo lugar en la categoría Gente en las Noticias, con Julian Assange como Personaje, en Moscú se centró en las fotos que sacó trabajando en Afganistán.

Sobre la foto ganadora, Murphy explicó: "Esta foto fue pura rutina diaria. La hice para el periódico sueco con el que colaboro desde el principio de mi carrera. Ellos la jamás usaron (…). Es que en realidad no tuve intención alguna de entregarla a World Press Foto. Les he enviado series que saqué en Afganistán: me parecían unos ejemplares mucho más fuertes, pero junto con ellas mandé también algunas imágenes sueltas, la de Assange entre ellas. No sé, porqué han elegido esta".

Comentando su experiencia afgana, el fotógrafo precisó: "Los medios de comunicación suelen cubrir Afganistán 'militarmente, hablando todo el rato sobre terrorismo y operaciones de las tropas. Yo, en cambio, quise aproximar el país de la manera lo más personalmente posible y trabajar con los propios afganos para mostrar su vida cotidiana y los problemas con que se enfrentan diariamente".

Murphy detalló que fue por primera vez a Afganistán en 1994 y que para él su trabajo allí fue "una experiencia fascinante y horrorosa a la vez". Como proyecto más llamativo de los que hizo calificó la crónica de la vida de una familia afgana a lo largo de casi dos décadas. Precisó que cada vez que llegaba al país, contactaba con ellos. Contó que fue en 1994 cuando se cruzó con ellos por primera vez: "Entonces en la familia había cuatro hijos. Ahora es uno (...). Se veían obligados a ir a la guerra, aunque fuera por una remuneración miserable, para alimentar a su familia de alguna manera".

En cuanto a las propias fotos, comentó que al hacerlas tuvo que tener mucho cuidado para no exponer a sus modelos a un riesgo. Hizo muy pocas imágenes al aire libre para evitar que los talibanes vieran que la familia era fotografiada por un extranjero. Esto les podría haber costado la vida.

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