Mientras que Estados Unidos estaba enredado en su crisis financiera, China intensificó la estrategia para ampliar su influencia económica internacional y globalizarse. Así, y en busca de energía global, materias primas y mercados de exportación, el gigante asiático ha incrementado su presencia en América Latina con el reciente acuerdo relativo a invertir 250.000 millones de dólares en los próximos 10 años, afirma 'The Washington Post'.
A expensas de convertirse en el primer inversor en la región y en contraposición a los EE.UU. (que tradicionalmente se ha centrado en los resultados a corto plazo), China apuesta por los beneficios a largo plazo y expandir su presencia internacional para promover el crecimiento y la estabilidad de su propia economía, y América Latina es un buen socio para ello.
Actualmente, la colaboración entre China y los Estados latinoamericanos es mutuamente beneficiosa. Hasta ahora, los negocios de China en la región estaban relacionados con las áreas de energía, construcción de infraestructuras, agricultura, manufacturas e innovación tecnológica.
Además, según destacan los expertos, China practica una política exterior clandestina y está desarrollando una red de estructuras alternativas a las organizaciones internacionales existentes para eludir las pretensiones de liderazgo occidentales.
El objetivo principal de la política de China es crear una alternativa a la manera como el país participa en los asuntos internacionales. De este modo, Pekín podría difundir y expandir su influencia en el mundo y sortear, al mismo tiempo, los obstáculos que le impone el sistema internacional dominado por EE.UU..
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