"No prestamos atención a los precios del petróleo, a nosotros nos da igual que cueste 30 o 70 dólares", dijo recientemente el príncipe heredero saudita Mohamed ben Salman. No obstante, los expertos afirman que estas declaraciones deben ser tratadas con un gran escepticismo, informa el portal Vesti Finance. Según ellos, los bajos precios del crudo le suponen al reino pérdidas de miles de millones de dólares, convirtiéndolo de acreedor a deudor.
Al mismo tiempo, los analistas admiten que la afirmación del príncipe es parcialmente cierta, ya que Arabia Saudita no está dispuesta a hacer concesiones a los productores con mayores costes de producción, a pesar de que los bajos precios perjudican a la economía del reino, y seguirá llevando a cabo su política actual en el mercado.
Esta teoría quedó demostrada en la reunión celebrada el 17 de abril en la capital de Catar, Doha, donde Arabia Saudita bloqueó un acuerdo entre la OPEP y los países productores no miembros de la organización, como Rusia, para congelar la producción de petróleo a niveles de enero.
Presión geopolítica contra Irán
En el momento crucial los sauditas aceptaron firmar un acuerdo sobre la congelación de la producción a condición de que Irán se uniera a él, algo a lo que Teherán no estaba dispuesto, pues la república islámica planea restaurar su producción de petróleo hasta los mismos niveles de antes de las sanciones occidentales.
Así, el profesor del Centro de Política Energética Global de la Universidad de Columbia (EE.UU.), Jason Bordon, ha señalado que si durante muchos años la política petrolera saudita estuvo basada únicamente en intereses comerciales y económicos, su postura en Doha parece tener como único objetivo ejercer una presión geopolítica flagrante contra Irán.
¿La OPEP ya no manda en el mercado?
Mientras tanto, el ministro de Energía ruso, Alexéi Novak, ha afirmado en una entrevista con la cadena RBK que la OPEP y Arabia Saudita en particular ya no tienen tanta influencia en los mercados petroleros mundiales como en el 2008.
De acuerdo con el político, la aparición de las tecnologías de producción de petróleo de esquisto a escala comercial ha permitido a los países importadores, que antes presentaban niveles bajos de extracción (como EE.UU.), comenzar a aumentar de forma significativa su propia producción, reduciendo así la demanda de compra de petróleo. Según Novak, los exportadores ya no ejercen ningún impacto en dichos países y no pueden llegar a un acuerdo con ellos porque persiguen intereses completamente diferentes.
El ministro señala que si antes cualquier coordinación de actividades dentro de la OPEP y la reducción de cuotas influían significativamente sobre la oferta de los exportadores y equilibraba el mercado, ahora, por el contrario, el incremento de precios hace que los productores de petróleo de esquisto (tradicionales importadores) entren en una fase activa. En este caso, las acciones de los países exportadores pierden el sentido. Como resultado la oferta supera a la demanda y los precios caen.
No obstante, actualmente la producción de petróleo de esquito pasa también por un etapa difícil teniendo en cuenta su caída en EE.UU. en 600.000 barriles al día en comparación con los niveles máximos del año pasado.