Senadora mexicana sobre TLCAN: "Sacudámonos de todo lo que nos ha dañado y miremos al Sur"

Ariel Noyola Rodríguez

El tiempo está a punto de agotarse. Será a partir del próximo miércoles 16 de agosto cuando comience finalmente la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) entre los Gobiernos de México, Canadá y Estados Unidos. México constituye, para la mayoría de los analistas de inversión internacionales, el país con mayor grado de vulnerabilidad: hace apenas unos meses, el ambiente económico de México estaba plagado de incertidumbre.

En el inicio de su mandato como presidente de Estados Unidos, Donald Trump, no daba marcha atrás a su exigencia de que México pagara la polémica construcción de un muro en la frontera. Todo indicaba que las promesas de campaña no eran solamente parte de la retórica. Acusaciones sucesivas de parte del magnate de Nueva York, hacían ver a México ante el mundo como el país que había obtenido grandes beneficios del TLCAN en detrimento de las empresas estadounidenses.

El peso mexicano se depreciaba frente al dólar cada vez que el presidente Trump salía a confirmar frente a los medios de comunicación sus posturas en relación a México, otras veces, bastaba con que publicara un mensaje de menos de 140 caracteres en Twitter para que, en unas cuantas horas, la moneda mexicana se viniera abajo. Pero luego ambos mandatarios alcanzaron una tregua (a petición de Enrique Peña Nieto), por lo menos durante algunos meses.

Sin muchos detalles de por medio, los Gobiernos de EE.UU. y México acordaron agendar la renegociación del TLCAN cuanto antes y dejar de hacer pronunciamientos públicos sobre la construcción del muro fronterizo. Para el presidente Peña Nieto se había vuelto una pesadilla cada vez que Trump anunciaba que, de una u otra manera, el Gobierno mexicano iba a terminar pagando la construcción de la polémica obra, bien sea a través de un pago en efectivo, bien sea a través de la imposición de aranceles a las exportaciones mexicanas.

Las rondas de renegociación del TLCAN se anticipan tensas para el Gobierno mexicano. El presidente Peña Nieto atraviesa por el peor momento de su mandato, con un nivel de aprobación entre la población en su punto más bajo. Hace unos días, cuando el diario 'The Washington Post' hizo pública la transcripción de la llamada telefónica que tuvieron Trump y Peña Nieto el 27 de enero pasado, la subordinación del mandatario mexicano frente a Washington volvió a quedar expuesta. Por su parte, el Gobierno estadounidense intentará, por todos los medios posibles, concluir la renegociación antes de la próxima presidencial: sea quien sea el próximo presidente de México en 2018, el objetivo de Trump es actualizar el TLCAN este mismo año.

Gobierno mexicano no avalará proteccionismo comercial

Donald Trump se adelantó a México a la hora de plantear su lista de objetivos en relación a la renegociación del TLCAN. Pues aunque el Gobierno mexicano lanzó también una convocatoria pública para recibir propuestas de los ciudadanos y la comunidad empresarial sobre el tema, el equipo de Trump tomó la delantera por mucho, publicando el 17 de julio un documento donde detalla lo que, en opinión de su Gobierno, son los elementos nuevos que deben incorporarse al tratado (eliminación de los paneles de solución de controversias, lucha contra la corrupción, integración energética y de servicios financieros, entre otros).

En contraste, no fue sino hasta el pasado 2 de agosto cuando el Gobierno mexicano publicó vía web sus objetivos en la renegociación. Ahora, las cartas de póker de ambos países están a la vista, se terminaron las interrogantes sobre cada una de las estrategias. En entrevista exclusiva, la senadora mexicanaLuz María Beristain Navarrete, da sus impresiones a unas cuantas horas de que dé inicio la histórica renegociación del TLCAN. En 2012, Beristain se convirtió en senadora (por el Estado de Quintana Roo) por el Partido de la Revolución Democrática (PRD). Hace unos días, renunció a ese partido en el que militó durante dos décadas para sumarse a los nueve senadores que tomaron la decisión de formar un grupo en apoyo a Andrés Manuel López Obrador (AMLO).

El ministro de Economía de México, Ildefonso Guajardo, se reunió a puerta cerrada con los senadores que forman parte de la Comisión de Relaciones Exteriores el pasado 7 de agosto, a menos de 10 días de que el equipo negociador en representación de México (compuesto por Kenneth Smith, Juan Carlos Baker y Salvador Behar) alistara sus maletas para viajar rumbo a EE.UU. Una vez reunidos, cuenta la senadora Beristain, Guajardo advirtió que el Gobierno mexicano no iba a aprobar la adopción de medidas proteccionistas.

Beristain Navarrete señala que, preocupado por la insistencia del presidente Trump en torno al déficit comercial que EE.UU. registra con México, el ministro de Economía mexicano refirió que si se implementan salvaguardas y dejan de resolverse las controversias a través de paneles binacionales (pues el Gobierno estadounidense sugiere eliminar el Capítulo 19 del TLCAN) se corre el riesgo de socavar profundamente la integración comercial en la región de Norteamérica.

Los integrantes del gabinete económico del Gobierno están preocupados sobremanera los resultados de lo que será una segunda versión del TLCAN. Tanto, que el propio Gobierno mexicano en lugar de calificar de 'renegociación' a este proceso, terminó utilizando la palabra 'modernización' para borrar cualquier impresión de que el acuerdo comercial puede ser enterrado de un momento a otro.

Más de un 80% de las mercancías que exporta México tienen como destino Estados Unidos; y el vecino del Norte de igual manera tiene gran relevancia para México en cuanto a los flujos de inversión extranjera directa. Beristain señala que el ministro Guajardo les comunicó que detener las importaciones de alimentos de EE.UU. tendría efectos desastrosos sobre la economía mexicana. "Dijo que no es posible suspender de forma súbita lo que compramos [de Estados Unidos] para completar nuestra canasta alimentaria, pues esto tendría un impacto muy severo sobre los precios", lamentó Luz María Beristain.

Sin embargo, considera que la renegociación del TLCAN puede convertirse en una ventana de oportunidad para México. "Una crisis producto de una mala renegociación TLCAN será sin duda un punto de inflexión, pues significa que debemos reconsiderar nuestros lazos con el exterior, y qué mejor que hacerlo con América Latina, especialmente con Argentina y Brasil (…) sacudámonos de todo lo que nos ha dañado y miremos al Sur", sentenció la legisladora.

Adicionalmente, apuntó que es necesario que en la mesa de negociaciones se incluyan temas que vayan mucho más de la libre movilidad de mercancías y capitales. "Hay que incorporar más elementos, un capítulo relacionado con los derechos humanos de los migrantes, por ejemplo (…) ya basta de que México siga asumiendo esa tarea nefasta que nos asignaron de lastimar a todos aquellos que vienen de Centro y Sudamérica y que buscan llegar a Estados Unidos", puntualizó.

Estrategia de 'modernización' de Peña Nieto, destinada a fracasar

Para Beristain, la estrategia de renegociación del TLCAN del Gobierno mexicano tiene problemas de origen. Uno de los objetivos del Ministerio de Economía es el incremento de la competitividad de América del Norte. Pero para aumentar la competitividad en el plano internacional, durante las últimas décadas los Gobiernos mexicanos en turno se han valido de la puesta en marcha de una serie de reformas estructurales orientadas a desregular el mercado laboral: ajustar hacia abajo los salarios, eliminar las prestaciones sociales, etc. México ha buscado ganar terreno en la economía mundial a través de la degradación de las condiciones de vida de sus trabajadores.

En el documento titulado "Prioridades de México en las negociaciones para la modernización del TLCAN", el Gobierno mexicano sugiere aprovechar el potencial que existe en las reformas estructurales implementadas durante el mandato de Peña Nieto. A través de la reforma energética y la de telecomunicaciones, se sugiere explorar posibilidades para incrementar las inversiones en el marco del TLCAN.

En opinión de Beristain, el Gobierno mexicano optó por sentarse con la administración Trump con una estrategia fracasada: aplicando la misma receta que no ha conseguido sacar a la economía nacional de uno de los niveles de crecimiento más bajos de toda América Latina. En 1994, los promotores del TLCAN prometieron que México iba a convertirse en un país más del Primer mundo, ya pasaron más dos de dos décadas y todavía no se cumple este objetivo.

"Ellos (los Gobiernos mexicanos de los últimos años) se fijaron en alcanzar buenas calificaciones en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), se contentaron con ser bien vistos por los organismos financieros internacionales, pero olvidaron por completo todo lo referente a las mejoras sociales (…) el TLCAN benefició solamente a unas cuantas familias", concluyó.