Después de someter a Grecia a un terrorismo económico, financiero, mediático, especulativo, social, por parte de la Troika asociada a la banca internacional y los medios de comunicación multinacionales, es decir, con todo el poder mundial falsificando y manipulando la realidad, el pueblo griego ha optado en su gran mayoría por la soberanía y la dignidad. Oxi ha ganado el referéndum por amplia mayoría en un triunfo histórico.
Lo anterior conduce a tres preguntas que deben ser respondidas: una, ¿cuáles son las formas en que la banca internacional y líderes ultraneoliberales mienten, manipulan o aterrorizan a los pueblos?; dos, ¿es legítima la deuda que tiene Grecia o ya ha sido cancelada con creces?; tres, ¿qué ocurrirá ahora con nuevas condiciones efectivas?
Terrorismo mediático y Troika autoritaria
La necesidad de hacer un acto reflexivo científico y exponer quienes fueron los que endeudaron al país y que ganó éste, deja clara la realidad. Si se descontextualiza, típico de medios propagandísticos interesados en ocultar la verdad, se puede atemorizar haciendo de la ignorancia un utensilio peligroso. Por ello, es importante preguntarse si la Unión Europea implementa un sistema de dictadura implacable.
La U.E. en términos formales es la unidad de 28 países ubicados en un territorio delimitado compartiendo un estatuto común y una moneda transitada en varios de éstos. En la práctica es una estructura de las grandes transnacionales corporativas a través de sus organizaciones de poder, sin instancias de legitimidad democrática comprobables pues, como un solo ejemplo, el Presidente de la Comisión Europea, brazo ejecutivo del bloque, no es elegido por sus pares sino que es nombrado por el Consejo Europeo, conformado por los gobiernos vigentes. El poder de decisión final hoy lo posee Alemania.
Esta institución es la que ha indicado al mundo lo que pasaría si triunfase el No: seguirían sufriendo la deuda impagada e impagable y por esa razón nadie invertiría en ese país, afectándose con alta inflación y devaluación de la moneda, con mercado negro de euros y dólares, soportando una estructura de deterioro progresivo y sin camino de regreso. Incluso, de modo despectivo, se ha sugerido que tendrían que vender su patrimonio histórico. Según los acreedores el referéndum es un acto populista al negarse a realizar las reformas previstas: privatización del país, desregulación, descenso del presupuesto social, reducción de salarios y pensiones junto a una disminución del gasto público en salud y educación, apertura, endeudamiento colectivo, todo debido a la falta de disciplina de los griegos y sus altísimos salarios o modo de vida ostentoso.
Apoyando este diagnóstico implacable, el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, ha sugerido que Grecia podría salir temporalmente del euro asegurando que el resto de la Unión Europea está protegida y que, por lo tanto, el riesgo de contagio de esta crisis es "bastante bajo". Rajoy, el presidente español, ha afirmado que la consulta fue convocada "como instrumento de extorsión en lugar de un referéndum como elemento de clarificación política”. El presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, dijo que el no debilita a Grecia. El ministro austríaco de Finanzas, Hans Jörg Schelling, afirmó que el voto negativo provocaría "dificultades para llegar a un acuerdo". El presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, confirmó que la derrota del sí no llevaría a preguntarse si la nación saldría del euro definitivamente.
En síntesis, es una “ruleta rusa” que conduciría a la huida de capitales humanos, financieros, comerciales, produciendo una tragedia mayor que “apretarse el cinturón”.
Sin embargo, los resultados han demostrado que la Troika no es tan poderosa ni la gente se amedrenta fácilmente ya que la conciencia de los pueblos es superior puesto que se tiene claro que el terrorismo no sólo fue mediático, como lo aseguró el ministro Varufakis, sino que obligó a cerrar los bancos para asustar a la gente, provocar desesperación y votar a favor del “orden”. Atrás han quedado las cifras dadas por la manipulación informativa que hablaban de una cerrada batalla a favor del sí. Toda esta estructura mediática y concreta de ataque no pudo con la conciencia griega de soberanía y dignidad.
La verdad sobre la supuesta deuda griega
Al respecto, cabe mencionar que los “préstamos” no fueron para el pueblo griego, es decir, para subir salarios, mejorar pensiones, aumentar los gastos sociales, etc., sino entregados a la banca utilizando al país como fiador, o sea, un simple acto de hipoteca con un carácter macro en este caso pues se dejó en prenda no sólo el territorio sino la soberanía. Como se conoce hoy, Grecia adeuda principalmente a bancos alemanes y franceses 360.000 millones de euros en un plan de rescate que se prolongaría hasta el año 2054. La posible cesación de pagos, tras la decisión de no cancelar una cuota de 1.500 millones de euros que vencía el pasado 30 de junio, fue uno de los detonantes que ha llevado a plantear la posible salida del país helénico de la zona euro.
El problema de Grecia, entonces, radica en el préstamo indiscriminado de fondos que fue facilitado por los beneficios de pertenecer a la U.E., cuyo trato consistía en que si Grecia no pagaba en el tiempo acordado, Alemania la cancelaba y Grecia luego pagaba a Alemania… hasta que la deuda fue tan alta que fue insuficiente para continuar absorbiéndola, lo que crea un efecto dominó en la banca internacional al afectar a toda la estrategia financiera y mercados internacionales.
La explicación es nítida para determinar el origen: los sucesivos gobiernos de derecha endeudaron al país obteniendo beneficios personales, prueba de las denuncias actuales en este campo, endeudándose especialmente en rubros innecesarios al convertirse en el mayor importador de armas convencionales de Europa y ocupar incluso el quinto lugar del mundo después de China, India, los Emiratos Árabes Unidos y Corea del Sur, siendo su gasto militar es el más alto de la Unión Europea en porcentaje respecto el producto interior bruto. Basta confirmar que en 2010 cuando Grecia era gobernada por partidos conservadores, la UE y el FMI concedieron al país un paquete de “rescate” de más de 240.000 millones de euros para solventar su economía, lo que significó la aplicación de recortes sociales que ahogaron a los griegos y sólo rescató a los bancos franceses y alemanes, tal y como lo demostró el informe preliminar del comité de la verdad sobre la deuda pública en Grecia presentado por el parlamento de ese país, que la calificó como ilegal, ilegítima, abominable e insostenible (1).
Por tanto, pese a la retórica de la deuda legal, la única salida que tiene un deudor acosado por negocios de anteriores negociantes no es claudicar sino establecer la legitimidad de ésta y, si es del caso, concertar condiciones. No hay que olvidar lo que ocurrió con Argentina en 2001, en Islandia en 2008, en Chipre en 2013. Como decía el premio nobel de Economía, Joseph Stiglitz, el rescate es para los bancos alemanes, no a Grecia.
Las opciones son variadas: frente a esta deuda no solicitada por el pueblo griego y de la cual ya se ha beneficiado la banca, debería auditarse por una comisión oficial y luego reestructurarla.Eticamente basta recordar que según determinados informes Suiza guarda 80.000 millones de defraudadores y evasores griegos, lo que podría implicar que el FMI reclame a Suiza el dinero que Grecia no puede pagar (2).
¿Qué hacer? ¿Qué sucederá?
La respuesta se puede dar de modo relativo aunque como tendencia en la medida en que se sumen dialécticamente algunos factores importantes de considerar, entre ellos, los siguientes: la banca internacional no puede actuar ahora como lo hace con sus acreedores pequeños que los arruina y los expulsa de sus casas pues hay una decisión mayoritaria de un pueblo y eso pesa; la vinculación de Grecia con Rusia significa un “peligro” para la Alianza Occidental; salir de la zona euro es un “mal ejemplo” para los denominados peyorativamente PIGS; existe una opinión pública internacional que ve a los grupos financieros como un enemigo de las naciones lo que redunda en el debilitamiento de la banca transnacional, ante lo cual debe actuar con principios del negocio pues su cliente puede “fugarse” y no pagar definitivamente si la coacción es total; la intervención por sobre la legalidad nacional (extraterritorialidad) puede conducir a una crisis de proporciones si los castigos exceden la resistencia de Grecia y la condena a un genocidio.
Estos elementos complementados con la nueva realidad geopolítica, puede incidir en lo siguiente: I, la Troika se ve condicionada a aceptar la propuesta griega pues mantiene el negocio intacto aunque a mayor tiempo y no le impide continuar con su rentabilidad lucrativa; II, las amenazas continúan y se obliga a Grecia a aceptar condiciones lesivas, aunque no enormes. En ambos casos el país no tiene ninguna posibilidad de pagar sustantivamente y es factible finalizar en el caos en tiempo próximo.
Una tercera opción es la negociación con nuevas condiciones que no implique devaluar la soberanía y ofrezca garantía de iniciar un camino de desarrollo nacional minimizando el papel privatizador y acentuando el rol del estado como garante de derechos. La cuarta es que en una decisión suicida los banksters nieguen toda opción a Tsipras y lo condicionen a un todo o nada. Esta podría ser la única oportunidad integral de iniciar el camino de Argentina que ha logrado salir de su deuda eterna-externa e iniciar el transito paulatino-con obvias contradicciones-hacia una sociedad de ciudadanos de primera.
Lo cierto es que ésta no es una decisión económica simplemente sino política esencialmente ya que que la banca podría asumir parte de las pérdidas pues posee una reserva inverosímil. La corporatocracia financiera, pese a que recuerda que Grecia no apoyó las sanciones a Rusia, tampoco desea perder el negocio ya que está hipotecado un país y es una buena garantía. Por tanto, es factible un acuerdo cerrado aunque con oportunidades.
Consideraciones fundamentales
La primera discusión es si los estados y sus gobiernos deben someterse a instituciones que se han puesto sobre la legislación internacional y aplican leyes extraterritoriales desestabilizando naciones, condenando a la pobreza a su población o avalando intervenciones violentas para apoderarse de las riquezas naturales de éstas. Debe quedar claro que el pueblo no aceptará ese chantaje ni la violación de la soberanía condenándolos a una vida de miseria. También Italia, España, Portugal, pueden estar en la mira definitivamente.
El primer ministro griego deberá optar por la diplomacia de la transparencia soberana pues lo acechan interlocutores amenazantes, sin desmayar en el mandato del pueblo, especialmente las recientes declaraciones de personajes que blindan la corporatocracia y que así lo han constatado. El presidente del Parlamento Europeo (PE), Martin Schulz, ha planteado que Grecia debe presentar una nueva propuesta ya que no está ahora "en una mejor posición para negociar" después del referéndum, alimentado por el vicecanciller alemán Sigmar Gabriel, quien ha sentenciado que Tsipras ha roto los últimos puentes que Grecia y Europa podrían haber cruzado para llegar un compromiso.
Respecto a la deuda, la coyuntura trae aparejada las respuestas: por una parte, no se puede desconocer los préstamos aceptados por gobiernos deshonestos que ampararon a la banca y no al país; sin embargo, por otra deben estudiarse claramente los datos existentes y una comisión gubernamental tiene la obligación ética de analizar paso a paso si la deuda es impagable, cuánto han ganado la instituciones prestamistas y si lo recaudado ya es suficiente. Además, está vigente el reclamo millonario a Alemania que debe una reparación inmensa por los daños causados en la II Guerra Mundial.
¿Es posible vivir sin la Troika? Con absoluta certeza sí y además con un camino soberano para crecer social y económicamente. Es una gran oportunidad con desafíos no sólo para Grecia sino también para la Unión Europea pues sus pérdidas pueden ser cuantiosas integralmente. En el mundo comienza a instalarse con mayor fuerza la idea de una gobernanza soberana que supere el verdadero poder político y económico en el viejo continente manejado por la Troika lo que redundará en la apertura socializadora al progreso en equidad.
Tal vez sea hora de hacer tronar las palabras de Alexis Tsipras nuevamente: “En estas horas cruciales, debemos recordar que Europa es la casa común de sus gentes. En Europa no hay dueños ni esclavos. Grecia es una parte indispensable de Europa y Europa una parte indispensable de Grecia. Pero Grecia sin democracia es una Europa sin dignidad ni dirección. Os llamo a tomar una decisión a la altura de nuestra dignidad, de nosotros. Por nosotros, por las generaciones futuras, por la historia de Grecia. Por la soberanía y la dignidad de nuestro pueblo”.
(1) Como lo ha planteado de modo certero el analista internacional Pablo Jofré Leal
(2) http://www.publico.es/economia/magnates-griegos-esconden-suiza-80.html