Aún los votantes del partido VOX siguen celebrando su éxito en España, donde Andalucía, en el marco de sus elecciones autonómicas, ha sido testigo de la vigorosa entrada de la ultraderecha en el Parlamento regional.
Para muchos puede ser una sorpresa, lo pueden encajar en fenómenos electorales similares como el triunfo de Donald Trump, el Brexit, el 'No' a los acuerdos de paz de Colombia, pero va mucho más allá: es el grito de personas huérfanas de partido y/o representación y de otras personas indignadas con lo que ha ocurrido en el seno de Andalucía, España y la Unión Europea en las últimas décadas.
Motivos
La gran diferencia del éxito actual de VOX es que no contaba con un aparato mediático como sí tenía Trump, el Brexit o los colombianos opuestos a la paz con las FARC con Álvaro Uribe a la cabeza. A golpe de gestos, como colocar una enorme bandera española en Gibraltar, aprovechar al máximo el minuto de los telediarios o programas de tertulias en radio y televisión VOX hizo calar el mensaje a través de redes sociales y asociaciones de todo tipo, integradas por personas que han sentido que se les han usurpado sus derechos.
El mensaje es simple: "Viva España", "aquí no caben más inmigrantes", en definitiva el 'España para los españoles', 'más patria', 'más España, menos Europa' o 'regeneración'. Su líder nacional, Santiago Abascal, está en contra del aborto, la ley de Memoria Histórica y la ley de Violencia de Género. El hecho de que Andalucía llevara en manos socialistas desde 1981, donde la corrupción y el clientelismo han sido la tónica dominante, también es un gran aspecto a tener en cuenta, en clave local.
La corrupción, la reescritura de parte de la historia de España, el hecho de que en algunas regiones algunos sientan temor a ser increpados por poner una bandera de España en el balcón o que sus hijos no puedan estudiar en castellano les da más alas. En los últimos meses, donde en España sus políticos y los medios hablan más de Franco, dónde colocar los restos del dictador, en definitiva del pasado, cuando muy pocos se preocupan del futuro, o sea, cómo se van a pagar las pensiones y cuál es el modelo de país a 10-20 años vista, la vida política y social se ha crispado.
Los 'nuevos indignados'
Los votantes y afiliados de VOX llegan a ser los 'nuevos indignados' y sus 12 escaños en Andalucía, que se puede traducir además en uno en el Senado, por el reparto territorial, los deja en una excelente posición de partida de cara a las próximas elecciones europeas y las generales, o sea, para cuando Pedro Sánchez quiera.
Quedará por ver si VOX se va a diluir en las instituciones como les ha ocurrido a los 'herederos' del 15M, Podemos y sus marcas, que de indignados que se iban a comer el mundo e iban a cambiar el rumbo político y social de España, se han asentado en sus curules y en los platós de televisión, mientras las guerras fratricidas y la falta de democracia interna, denunciada por sus mismos militantes, parecen haber desinflado ese espíritu renovador, hasta el punto que parece que ahora es VOX quien se arremanga para sacar a la casta del poder o cambiar sus prácticas, ¿de locos?
'Fascistas'
Algunos se han cansado de ser llamados 'fascistas', palabra que ya es muy recurrida para casi todo en España, y han decidido hacer bueno aquello de 'si las cosas no te gustan, preséntate, logra ser elegido y cámbialas'.
El tiempo dirá si su energía, predisposición y ambición se traducen en cambios o en seguir en más de lo mismo, pero de entrada ya han sacudido el mapa electoral andaluz, y han hecho saltar las alarmas en Podemos y el PSOE por la irrupción de la extrema derecha, aunque hace unos años decían lo mismo del PP y el mismo 'sambenito' se lo colocaban a Ciudadanos hasta hace unos meses.
Sea de la mano de quien sea, queda patente que la sociedad andaluza y también la española demanda un cambio de rumbo, poniendo fin a los recortes, pensando en un futuro, porque es atroz que la sociedad más preparada de la historia de España tenga enormes dificultades para encontrar un empleo, poder emanciparse, y ya no digamos tener hijos. El sistema se tambalea, pero muchos siguen mirando a Cataluña y otros a Venezuela.