"Es un problema Internacional": Campos de concentración de niños en Estados Unidos
Desde febrero de 2017 el Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos (DHS por sus siglas en inglés) discutía la posibilidad de mantener separados a los niños de los inmigrantes adultos ilegales como una medida disuasoria de futuras incursiones. De igual manera se contemplaba como una medida de presión a los congresistas demócratas para que aprobaran el presupuesto destinado a construir el muro en la frontera sur. Los niños eran percibidos como rehenes para obtener cuestiones concretas en la política exterior.
A partir de abril y mayo la detención y retención de menores incrementó sus números debido a la política de 'Tolerancia Cero' implementada por Jeff Sessions, Fiscal General. Este aumento constante y las denuncias de asociaciones como la Texas Civil Rights Project hicieron que el periodismo estadounidense y los demócratas pusieran más atención en el tema. Poco a poco se fue develando lo inhumana que es esta política pública del gobierno de Trump.
Las imágenes han dado la vuelta al mundo. Niños en su mayoría de 4 a 10 años que son separados de sus padres diciéndoles que los llevan a bañar. Como en la Alemania nazi antes de llevarlos a los hornos de cremación. Esos niños son llevados a bodegones y almacenes, que funcionaban antes como tiendas Walmart (para completar la escena con toque estadounidense) y se les pone en jaulas de aluminio, que asemejan a un zoológico o a una antigua perrera municipal. No hay colchones para dormir, a lo más una manta que se tiende en el suelo. Se habla de 2.000 niños detenidos en las últimas semanas pero que en total podrían ser más de 10.000 repartidos en más de cien centros de detención, algunos de ellos todavía son amamantados o hay los que tienen síndrome de Down. Así de inhumano, así de brutal.
Fuertes críticas locales
Por un par de meses el asunto mantuvo un carácter principalmente doméstico, hasta que hace un par de semanas el Senador demócrata por Oregón fue a Brownsville para documentar la situación. No se le permitió la entrada pero su video que dio testimonio de la prohibición del ingreso alcanzó ya más de dos millones de visitas y posteriormente dio una entrevista donde describía lo visto en McAllen, en otro centro de detención. Esto llamó la atención de más gente. Incluida, la texana Laura Bush, esposa del expresidente republicano George W. Bush, quien en un artículo publicado en el influyente The Washington Post describe a la política de tolerancia cero como cruel e inmoral y comparó la situación con los campos de confinamiento para niños descendientes de japoneses que se instalaron después de la Segunda Guerra Mundial.
La declaratoria de Laura Bush desnudó el principal argumento de Donald Trump. La política de tolerancia no es un asunto que divide a republicanos y demócratas. Muchos republicanos también están en contra. Esta es una medida que ha tomado personalmente Trump junto a su grupo del gabinete más conservador y retrógrado. Y hay que decirlo sin ambages: es una medida propia de un gobierno fascista. Los hechos nos recuerdan lo peor de la historia: los campos de concentración en la Alemania nazi, los de confinamiento de los descendientes japoneses en la posguerra, el apartheid en Sudáfrica o los campos de detención que impone Israel a los palestinos. En todos esos casos se violaron o se siguen violando los derechos humanos y se deben considerar como crímenes de lesa humanidad. Igual que las jaulas que con nombre de centros de detención se distribuyen a lo largo de la frontera sur estadounidense.
Respuesta tardía de México
A las voces locales que reprueban estas medidas contra la inmigración que ha impuesto Trump y su gabinete ya se han empezado a unir las voces internacionales. El Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU (OHCHR) consideró que la separación de familias es inadmisible y exigió que se respeten los acuerdos de la Convención de Ginebra sobre los derechos de los niños. En términos bastante similares se pronunció el Papa Francisco y miembros de la Unión Europea. En contraste el pronunciamiento ya de por sí tardío del gobierno mexicano fue bastante tibio además que pretendió quitarse responsabilidad al declarar que solo el 1% de los niños detenidos eran mexicanos. Muy mala respuesta del canciller mexicano.
La respuesta debe ser lo más enérgica posible ya que lo que está en juego son los derechos humanos del infante y si eso se viola de manera sistemática nada nos separa de la barbarie. Coincido con el jurista Diego Valadés quien escribió en su cuenta de twitter "la diplomacia recomienda prudencia, pero cuando se trata de los derechos humanos de los niños la prudencia puede ser cobardía. México debe retirar por unos días a su embajador en Washington y pedir a todas las democracias que hagan lo mismo". México debe, además, poner sus consulados y los recursos legales con los que cuente a disposición de otros gobiernos centroamericanos para maximizar esfuerzos y recursos en esta situación que nos debe unir a todos. No es un problema de México o de Centroamérica, es un problema internacional al ser violatorio de los derechos humanos de miles de infantes.
Estados Unidos ya ha movido ficha al abandonar el Consejo de Derechos Humanos de la ONU en apoyo a Israel. No es casualidad que la salida se haga un día después de la apertura de la sesión plenaria, durante la que se abordará la crisis migratoria y después de las críticas que se han lanzado internacionalmente contra las políticas migratorias estadounidenses. La decisión muestra que a Estados Unidos no le preocupan los derechos humanos sino sus intereses políticos y los de sus aliados solamente, aunque estos vayan en detrimento del derecho internacional y las condiciones básicas de humanidad.
No podemos ser ambiguos ni tibios en este tema. El gobierno de Trump se ha pasado insultando países. Ahora va un paso más allá al maltratar física y psicológicamente a niños con tal de salirse con la suya. ¿Qué viene después? Nadie lo sabe. Por eso hay que ser tajantes en este punto y la comunidad internacional debe mostrarse unida en la defensa irrestricta de los derechos humanos y los derechos del infante. En Estados Unidos demócratas, republicanos, ONG’s y otros grupos han manifestado su rechazo a estas medidas también. El gobierno de Trump tiene oposición al interior y debe condenársele en el exterior. Si no entiende se le debe aislar de la comunidad internacional, como se ha hecho en otros casos. El fascismo no debe resurgir en el siglo XXI y lo debemos evitar a toda costa.
Como epílogo, la situación actual también nos demanda poner más atención en casos similares. Israel y su maltrato a niños y adolescentes palestinos se inscriben en la misma lógica de impunidad internacional de la que pretende gozar Estados Unidos. Por eso Netanyahu le ha aplaudido a Trump que abandone "el hipócrita" Consejo de DDHH de la ONU. Son dos líderes cortados con la misma tijera. En México también debemos poner nuestras barbas a remojar y recordar los agravios que hemos infringido a migrantes centroamericanos queriendo hacerle el trabajo sucio a nuestro vecino del norte para congraciarnos con él. El Instituto Nacional de Migración (INAMI) también ha detenido a miles de niños centroamericanos por semanas para después deportarlos. Nuestro gobierno también debe dejar esas prácticas o seguirá violando los derechos humanos de miles de infantes.
@BuenrostrJavier
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