El mundo entero está escandalizado con la victoria de Donald Trump. Sus propuestas y declaraciones xenófobas, islamófobas, misóginas han hecho que el mundo entero lo rechace y lo señale como un "fascista salvaje". Es cierto, pero acaso, ¿esa no ha sido la política de EE.UU. durante los últimos 200 años? ¿Cuál es el escándalo, que lo diga o que lo haga?
Barack Obama llegó a la Presidencia en el año 2009 con un saco de promesas. En ese momento el mundo entero lo aplaudió, muchos lloraban de emoción al ver al primer presidente afroamericano, otros le dieron el Premio Nobel de la Paz solo por haber prometido acabar con la guerra en Irak, cerrar la base de Guantánamo, no agredir a ningún país, pasar la página a las intervenciones en América Latina, respetar a los pueblos del mundo, proteger a los millones de migrantes que llegan a EE.UU, detrás del llamado ‘sueño americano’ y acabar con el racismo en su país. Pero nada hizo.
Obama no solo no cumplió nada de lo que prometió, sino que arrasó con Libia, organizó y aplaudió el magnicidio del presidente Gaddafi (asesinato que a Hillary le provocó una imparable carcajada), creó y financió a grupos terroristas como el Daesh (Estado Islámico) y el Frente Al Nusra para adueñarse del petróleo de Irak y de Siria, provocó una guerra desalmada en Siria que ya lleva más de 5 años y más de 200.000 muertos, orquestó, apoyó y alentó el golpe de Estado en Honduras, Paraguay, intentó hacerlo en Ecuador y firmó un decreto declarando a Venezuela como "una amenaza inusual y extraordinaria" para justificar así cualquier ataque contra este país y adueñarse de la mayor reserva petrolífera del mundo. Por si fuera poco, también, junto a su vicepresidente Joe Biden, apoyó y promovió la destitución de Dilma Rousseff. A los migrantes los dejó peor. Obama entregará su presidencia en enero del 2017 con más de 2,8 millones de deportados. El racismo institucional y la violencia racial de la policía se incrementaron y solo en el año 2016 asesinaron a más de 120 afroamericanos y la mayoría de los policías blancos que los asesinaron quedaron libres. El muro con México, que Trump vocifera con construir, ya existe y Obama tuvo la "humanitaria idea" de reforzar la frontera sur para evitar que algún latinoamericano se atreviera a pasar.
Chávez siempre dijo que existían dos Obamas: el que decía y el que hacía
Chávez siempre dijo que existían dos Obamas: el que decía y el que hacía, y que nunca sabíamos cuál de los dos estaba hablando. Fue el propio Obama quien se encargó de confirmar las palabras de Chávez y demostrar que él no fue más que la máscara que permitió lavar el rostro de la Casa Blanca tras la desastrosa y guerrerista gestión de George W. Bush.
Ahora, la táctica del Partido Demócrata y del ‘establishment’ era la misma: buscar o construir un personaje que permitiera desplegar una inmensa campaña publicitaria mientras desangran al mundo. Y qué mejor personaje para esa campaña que una mujer que permitiera pasar de la Obamamania con el primer presidente afroamericano a la Hillarymania con la primera mujer presidenta. Ah, claro, ni Obama ni Hillary pronuncian mensajes xenófobos, islamófobos, homófobos o sexistas y son muy cuidadosos con sus palabras, pero sí que los aplican y los apoyan con sus hechos. Entonces, ¿cuál es la histeria? ¿Qué es lo que escandaliza: las palabras, la sinceridad de un loco magnate multimillonario o las acciones, los hechos, el prontuario del Gobierno estadounidense?
Lo realmente triste es que el pueblo estadounidense haya tenido que elegir entre un fascista y una guerrerista, que tengan candidatos de tan baja calaña y el destino de su país esté en manos de gente tan cavernícola. Ojalá esto sirva de impulso para que surjan nuevos y más sensatos partidos y candidatos que realmente atiendan sus realidades y necesidades.
No me alegra la victoria de Trump. Solo agradezco la sinceridad, que se haya quitado la careta del ‘establishment’ y diga de frente los bárbaros y retorcidos planes de EE.UU. contra la humanidad, que sin duda recibirán una digna respuesta del movimiento popular mundial, porque la xenofobia, la islamofobia, el racismo, el odio, la intolerancia, el irrespeto y la guerra, eso que tanto hace y promueve el Gobierno estadounidense, es lo que NO quieren los pueblos del mundo.
No me alegra que haya ganado Trump. Me alegra que haya perdido la candidata de Arabia Saudita, aquel país que tiene la asesina obsesión de derrocar a Bashar al Assad, así haya que pactar con el diablo. No me alegra el triunfo de Trump y sus insultos a la comunidad latinoamericana. Pero sí me alegra, y mucho, que haya perdido la fundadora del Daesh, la que se burló del asesinato de Gaddafi y de la masacre del pueblo libio. Me alegra mucho más que los George Bush (padre e hijo) perdieran su voto.
Pero lo que más me alegra es que artistas como Shakira, Daddy Yankee, Miley Cyrus, Paulina Rubio, y un centenar más se pronuncien contra las políticas xenófobas, guerreristas, islamófobas y sexistas de Trump. Si tanto les escandalizan las propuestas de Trump, supongo que a partir de ahora compartirán y apoyarán la lucha de los pueblos del mundo contra el imperialismo ‘yankee’.