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Yemen será una página negra en la Historia de España

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Yemen será una página negra en la Historia de España

Pasará. Muchos no lo creen, ni tan siquiera pueden llegar a imaginarlo, pero pasará. La Historia nos condenará por la venta de armas a un país, Arabia Saudí, que está cometiendo tamañas atrocidades en Yemen. El 'país puente' entre Oriente Próximo y África acumula ya más de 17.062 víctimas civiles (de ellas más de 6.500 muertos) y 29 millones de personas hacia la hambruna, el cólera o la difteria.

Será como cuando visité Auschwitz y me preguntaba cómo pudo ser posible. Cómo pudieron los alemanes permitir que algo tan terrible sucediera. Cómo pudieron las grandes empresas hacer negocio de la muerte: Volkswagen, Bayer, Siemens, Standard Oil, Bosch, Deutsche Bank, Krupp…

Serán muchas las personas que visitarán una exposición sobre los crímenes que estamos cometiendo al vender material bélico a Arabia Saudí mientras los saudíes están convirtiendo Yemen en un gran cementerio. Puede que por entonces el país se pueda visitar y ya no sobrevenga la mayor catástrofe humanitaria del planeta sin que los medios de comunicación informen sobre ello. Quizás se visite de forma virtual, quizás todo se reduzca a una recreación en algún artilugio todavía ininteligible para nosotros que permita al 'visitante' sufrir algo tan real como lo que pueden estar padeciendo los yemeníes. Puede que ya no quede nadie allí por las bombas, el cambio climático o todo junto.

Pero lo que es seguro es que seremos condenados y repudiados por las generaciones venideras. Se avergonzarán profundamente de nosotros. Habrá extraordinarios historiadores que recuerden puntualmente a muchos ciudadanos lo que sucedió. Que impidan que se olvide. Como hace Carlos Hernández con ese nazismo que cada día parece recomponerse de sus cenizas con unas formas más amables y una voracidad y crueldad igualmente salvajes.

En la exposición veremos fotografías, audios, vídeos y escritos de Mariano Rajoy, Pedro Morenés, María Dolores de Cospedal, Juan Carlos I, Felipe VI, Corinna y tantos otros y otras. O como sea que se exponga entonces. Y junto a ellos, algo que jamás pensé, se incluirá la intervención de la ministra de Defensa, Margarita Robles, en la sesión en la Comisión de Defensa del Senado el pasado 10 de septiembre con motivo de la paralización, que no fue tal porque el 12 de septiembre se autorizó, de la venta de 400 bombas de precisión tras el bombardeo de Yemen.

El discurso de España 

Y aparecerá afirmando que "Arabia Saudí se ha mostrado siempre con rigor… Todo acontece dentro de los marcos jurídicos, dentro del absoluto respeto que me merecen todos los países, incluso Arabia Saudí… No es un globo sonda…". Y causará oprobio y consternación.

Seguirá con aseveraciones como que "este Gobierno se va a mover siempre en los parámetros de la ONU… Un país serio como Arabia Saudí no vincula el contrato de 400 bombas de precisión con el de cinco corbetas para los astilleros españoles…" y aparecerán cadáveres de niños y niñas, despedazados, con las miradas perdidas y frías, atravesados por metralla, esquirlas, astillas o maderos. Con esas formas grotescas que solo la muerte es capaz de generar.

Continuará con su alocución: "Es políticamente irresponsable que a los trabajadores de San Fernando se les pueda introducir el miedo en el cuerpo… El Ejecutivo no abandonará a los trabajadores de Navantia…". Y justo después imágenes de los trabajadores, los sindicatos y el alcalde de Cádiz, Kichi, afirmando que 'trabajo es trabajo' y que da igual de donde venga. Lo escucharán los futuros escolares, quizás los hijos de nuestros hijos. Por favor, que así sea. O puede que sus nietos, nuestros biznietos. O tataranietos. Pero serán centenares de miles de personas las que se abochornarán y maldecirán para siempre la venta de las puñeteras embarcaciones militares. Y de la munición, las bombas de precisión, los morteros y toda la muerte suministrada a quienes paguen por ello.

Seguirá Margarita Robles con un "las relaciones comerciales con Arabia Saudí han sido siempre fuertes y sólidas…" y acto seguido se explicará que esa solidez la ofrece Juan Carlos I, Felipe VI y Corinna. Porque esta ya es un personaje de la Historia de España por derecho propio y adulterio real.

Y terminará la actual ministra con un "el Gobierno no tiene ningún empacho en decirlo, todo lo contrario, se siente orgulloso y comprometido con la industria de defensa…".

Puede, incluso, que la Humanidad recobre algo de justicia y se organicen tribunales para juzgar los crímenes perpetrados por Occidente y, entre ellos, los que tienen que ver con nuestro país y nuestra Familia Real. Tal vez para entonces ya estén y estemos muertos, pero indudablemente llegará, un día habrá una sentencia que les condene para siempre.

Estoy seguro de todo ello. O quizás quiero estarlo. Tal vez, solo añoro una pizca de justicia en este país y en este mundo que se resquebraja como si algo o alguien lo hubieran dinamitado para que todos descubriéramos que realmente habitamos un gran vertedero de basura.

Un vertedero de basura en el que Juan Carlos I, Corinna, Felipe VI, M. Rajoy, Pedro Morenés y María Dolores de Cospedal rebuscaron durante años y en el que, ahora, Margarita Robles y Pedro Sánchez quieren su porción de infamia. Sírvanse ustedes mismos, no dejen nada, el negocio es el negocio. Aunque sea el de la muerte, aunque sea como en Auschwitz.

Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de RT.

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